SAN FERNANDO.- La división de Sistemas de Navantia San Fernando cuenta con la más alta
tecnología en sistemas de combate y de control de plataforma para buques
existentes en el mercado. Es la consecuencia de años de trabajo para
desarrollar productos propios, sin tener que preocuparse -como empresa
pública- de la presión por obtener resultados. Es hora, eso sí, de
rentabilizar ese esfuerzo y la apuesta por la innovación mantenidos en
el tiempo, que le ha permitido tener una madurez e independencia
tecnológicas excepcionales para posicionarse en un mercado muy
competitivo, según Diario de Cádiz.
El handicap del que intenta desprenderse Sistemas es ser la gran
desconocida dentro de una compañía reconocida por la construcción naval.
Incluso de esa etiqueta -la naval- busca distanciarse para captar
nuevos clientes, más allá de la Armada española y de otras marinas
extranjeras. Por ejemplo, el Ejército de Tierra español para dotar a sus
vehículos de sistemas de exploración, reconocimiento o vigilancia
terrestre o Puertos del Estado para instalar sistemas integrados de
vigilancia de aguas próximas.
Un recorrido por los distintos edificios, naves o
talleres que componen el complejo de la antigua Fábrica de Artillería
(FABA) donde se ubica Sistemas -una parte de los astilleros de la
antigua Bazán, que a la vez está dentro de las instalaciones del Arsenal
de La Carraca- ayuda al ojo inexperto a hacerse una idea de la alta
tecnología que maneja, diseña y fabrica la división.
El área más clasificada de Sistemas
corresponde al centro de desarrollo y pruebas, el LBTS según sus siglas
en inglés. Entrar en ese espacio lleno de pantallas, ordenadores y
decenas de ingenieros es como ver una típica película americana de
misiones espaciales o de espías. Máximo secreto en un recinto donde
manda el control.
Allí se garantiza que el sistema que se ha diseñado y
fabricado funciona antes de entregarlo al cliente -mientras que las
comprobaciones del sistema integrado de control de plataforma se
realizan en Cartagena-.
Para ello se instala el sistema tal y como si
estuviera embarcado, con las consolas, el cableado o los servidores que
lo componen, pero con la salvedad de que no recibe información de un
radar o un sonar de verdad, ni tampoco las armas son reales. Esos
elementos se sustituyen con un simulador específico para cada uno que
proporciona escenarios, situaciones o datos con los que pueda trabajar
el sistema de combate para responder a ellos.
Pero el propósito de este departamento es
doble, porque una vez el sistema se instala en los buques también se
encargan del mantenimiento durante su ciclo de vida. Para ello en esta
superficie se cuenta con un sistema de referencia que permite reproducir
las situaciones que se pueden dar en el sistema entregado.
Si a bordo
se detecta, por ejemplo, un fallo, se reproduce en el centro de pruebas y
se corrige. La idea, advierten, es que no se toque el software y el hardware
en el barco para que no se cambie la configuración.
Eso hace que
existan réplicas y escenarios de prueba de varios sistemas: el de la
fragata F-100 para su mantenimiento; para la F-105, que tiene una
configuración más española que la anterior; el Scomba, que es el sistema
de combate para los BAM (buques de acción marítima), el LHD
(portaaviones Juan Carlos I) y el BAC -buque de aprovisionamiento en combate, el Cantabria-;
y una zona para el submarino S-80.
En estos momentos también se
interviene en la modernización para Indonesia del sistema de uno de sus
buques, en el que se integrarán los elementos de comunicaciones o de
armas que ya tiene el barco.
A unos metros de este centro aguarda la
puesta en funcionamiento de la nueva sala de tratamiento superficial de
las piezas que se fabrican. Se ha invertido en su creación para
modernizar y asegurar las condiciones de un proceso en el que se manejan
sustancias como ácidos o pinturas, para que no afecten a los operarios.
Pronto estará activa.
Allí se llevarán las piezas de conformado
que salen del área de mecanizados. Antiguamente el fresador o el tornero
daban manualmente la forma a cada elemento. Ahora su función es
programar la máquina que se encarga de cortar y moldear el material
según los parámetros que requiera.
Cada pieza será luego calibrada para
comprobar que cumple con los requisitos.
Expuestos están algunos de esos elementos en
los que se integran los equipos con los que se dotan a los nuevos
Vehículos de Exploración y Reconocimiento Terrestre (VERT) que se
desarrollan para el Ejército de Tierra español. Son el pedestal en el
que van incorporados una cámara infrarroja (para conducción sin luz por
la noche), una cámara diurna y un electroláser, o las consolas para
controlar cada uno de esos elemento y también las armas de autodefensa.
En el caso de un combate con artillería, el vehículo podría avanzar
sobre el terreno para poder aproximarse al objetivo hasta unos 14
kilómetros y ofrecer sus coordenadas con mayor exactitud.
Es el ejemplo de la línea de negocio de
sistemas terrestres con los que la división de Sistemas muestra su
apuesta por la diversificación más allá del ámbito naval. Ahora dotarán a
seis vehículos VAMTAC; pero podrían llegar a intervenir en más de 90,
lo que resulta atractivo estratégicamente desde el punto de vista de
fabricación, porque mientras en ingeniería tienen que subcontratar, los
talleres en muchas ocasiones sufren subactividad.
Navantia ofrece distintas versiones de este
sistema con posibles variantes que incluyan parte de los equipos o sólo
uno para integrar sobre cualquier plataforma.
Por eso la dirección
plantea que también están capacitados para cubrir otras necesidades del
Ejército de Tierra como es la integración de los sistemas para los 8x8,
los vehículo de combate sobre ruedas que sustituirán a los obsoletos
blindados medios sobre ruedas. En este caso se trataría de más de 300
unidades.
En ese mismo taller donde se dota a los VERT
se hacen cañones: dos de ellos para los BAM. De hecho el del BAM 5
tiene el 29 de enero como fecha aproximada de entrega. Se trata de un
arma de diseño italiano de la que tienen licencia desde hace más de 40
años para su fabricación, el ensamblaje, las pruebas que se hacen en
Torregorda.
Hay otro espacio de trabajo donde Sistemas
realiza pruebas de las soluciones tecnológicas de futuro que idean:
nuevos conceptos de redes, nuevos tipos de servidores, nuevos software
de infraestructura. Una sala dotada con monitores y consolas, con
simuladores en la habitación contigua, permite hacerse una idea de la
precisión con la que se intentan mejorar los sistemas con los que se
maneja la división.
Pronto, se plantea para finales del mes de
febrero, contará en el mismo lugar además con un sistema propio de
adiestramiento y simulación, el Navantis, que permitirá formar a las
tripulaciones. El montaje recreará el puente de gobierno de un buque
para ver su funcionamiento. Ya hay, reconocían, varias marinas
interesadas.
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