MADRID.- La última reforma legislativa que regula el sector del jamón ibérico, que data del 2014, permite que se vendan con el título de ibérico jamones que solo son de raza ibérica en un 50%. Es
decir, piezas que provienen de animales que han nacido de un cruce
entre sementales de la raza norteamericana duroc y madres de raza
ibérica, recuerda El Economista.
Esta reforma es considerada un fraude en sí mismo por una parte
del sector porque entienden que solo debería llamarse ibérico el jamón
que lo sea al 100%. Además, esa parte también piensa que el sistema de
precintos instaurado por la ley -que indica el porcentaje de raza
ibérica y su tipo de alimentación- no está siendo lo suficientemente
efectivo por la falta de controles.
Constantino Martínez, un
hombre que hace unos años no tenía relación alguna con el mundo del
jamón, es la persona que ha emprendido una lucha kamikaze y a título
personal para denunciar este supuesto fraude. Ha sido la fuente de
información de numerosas piezas informativas, incluido un artículo de
investigación del medio alemán Süddeutsche Zeitung, y asegura que
ha sido amenazado de muerte.
Este medio lo entrevista para averiguar la
razón que le ha llevado a emprender este camino y a denunciar el
presunto fraude.
¿Cuándo descubriste este supuesto fraude? ¿De qué sector profesional venias? ¿Por qué te indigno tanto?
Fue en el año 2012. Yo no había estado nunca antes ligado a la
industria alimentaria. Por un cambio de rumbo en mi carrera profesional
llegué al sector del ibérico de la mano de una empresa andaluza, ya que
con anterioridad mi actividad profesional la había desarrollado
totalmente en el mundo de la moda. Lo que más me repugnó, -de ahí mi
denuncia- fue la absoluta falta de escrúpulos y la osadía de muchas
empresas que a la hora de comercializar sus productos no mostraban
reparo alguno en cambiar las categorías comerciales del bien etiquetado,
(siempre de inferior a superior rango comercial) por la ausencia de
controles de calidad alimentaria y la inacción mostrada por los
organismos públicos encargados de materializar las inspecciones y las
sanciones.
¿Es una lucha individual o has recibido ayuda de la política o del propio sector del jamón?
Esta es una batalla más personal que otra cosa. Aunque es digno
reconocer que Toni Cantó ha sido el único político que se ha interesado
por el asunto, y ha llevado a cabo un buen número de acciones para poner
en conocimiento de la opinión pública este monumental fraude de calidad
alimentaria. El resto de formaciones políticas con representación
parlamentaria, a pesar de ser conscientes del problema suscitado por la
corrompida reglamentación aprobada por el Gobierno a propuesta del
Ministerio de Agricultura, han preferido mirar siempre para otro lado.
En cuanto a la colaboración del sector, se pueden contar con los
dedos de una mano los apoyos recibidos. Todo lo contrario, soy desde
hace muchos años su enemigo público número uno. Durante un periodo
prolongado he estado recibiendo llamadas que me auguraban un trágico
final sino cesaban mis denuncias. Este es un gremio opaco, nada
transparente, tergiversador, muy malicioso y al que no le gusta nada
estar sometido al control de la Ley.
¿Qué acciones concretas has realizado, más allá de la denuncia en medios de comunicación?
He interpuesto una denuncia administrativa contra el Ministerio de
Agricultura ante el organismo competente de la Comisión Europea por
violación de la normativa europea sobre porcinos híbridos, por
infracción de las leyes nacionales y comunitarias en materia de
etiquetado de los productos alimenticios, demanda que posteriormente se
amplió contra la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico, (Asici)
por la vulneración que dicha organización lleva a cabo sobre la misma
materia de los porcinos híbridos. Denuncias que actualmente tramita
Bruselas.
¿Qué piensas que has conseguido?
Indudablemente en esta batalla parto en una clara posición de
desventaja. La lucha es muy desigual, dada la poderosa y corrupta
maquinaria administrativa a la que me enfrento. Pero una cosa muy
importante ya se ha logrado. En la actualidad, -y desde hace unos años-
muchos medios de prensa no tienen reparos en denunciar de manera
recurrente el millonario fraude tejido por las perversas y
antirreglamentarias políticas legislativas instauradas por Agricultura y
aplicadas por su fiel escudera y a la par brazo ejecutor, la asociación
interprofesional del cerdo ibérico.
¿Sigue habiendo ese supuesto fraude en el sector del jamón ibérico que denuncias?
El fraude está tan profundamente arraigado que no parará de crecer
hasta que el Ministerio de Agricultura opte por aplicar la obligatoria y
prevalente ordenación jurídica comunitaria, que impone a España (como
país miembro) el deber de filiar con una nueva denominación racial a
este tipo de animales híbridos/cruzados, (ibérico-duroc) y por tanto
desligarlos y desconectarlos de la antijuridica denominación de raza
ibérica de la que actualmente gozan.
¿La última regulación legislativa, la de los precintos, no está funcionando entonces?
No está funcionando en absoluto. Según reza el prólogo de la misma,
tiene como declarado objetivo: la transparencia en la información
facilitada al consumidor, la defensa de la raza y la protección de la
dehesa. Pues nada de todo esto se ha cumplido. Desde su instauración
allá por el mes de enero de 2014 y hasta finales del 2017, -según las
cifras facilitadas por el propio Ministerio-, se han sacrificado cerca
de 10,5 millones de animales cruzados (falsamente categorizados como de
raza ibérica) y poco más de 1,1 millones de ejemplares de la pura raza
ibérica. Semejante desproporción muestra por sí sola el tremendo fracaso
alcanzado por la última regulación normativa en cuanto a evitar el
declive de la autóctona y genuina raza ibérica. Pero es que además las
famosas bridas de colores no ofrecen ninguna garantía de la autenticidad
racial de los animales sacrificados cada año.
¿Por qué Asici no es el órgano adecuado para regular el cumplimiento de la ley?
Asici está reconocida oficialmente por el Ministerio de Agricultura
como una asociación interprofesional agroalimentaria sin ánimo de lucro,
que encima recibe millonarias subvenciones de las arcas comunitarias y
nacionales para impulsar el consumo del falso jamón ibérico.
La razón fundamental de su existencia "es la defensa del cerdo de
raza ibérica pur"". Y para la consecución de este específico fin, Asici
manifiesta en sus estatutos "que promoverá la pureza de la raza ibérica
controlando los cruces de sus poblaciones y la especificidad de sus
productos". Pero en cambio, las líneas maestras de sus actuaciones van
encaminadas a aniquilar toda la cabaña ganadera de la pura raza, para
suplantarla por estos otros animales híbridos que en la mayoría de los
casos son llevados al matadero con bastantes menos meses de los 10 que
decreta la norma del ibérico como edad mínima para su sacrificio. Cabe
destacar que entre los miembros que copan su junta directiva, se
encuentran representantes de las todopoderosas compañías del cochino
cruzado intensivo del pienso, y destacados delegados de las principales
organizaciones sindicales agrarias con sobresalientes intereses también
en el sector del cerdo mestizo.
¿Qué propones para solucionar el problema: llamar ibérico solo al 100% ibérico?
El conflicto tiene una fácil y rápida reparación, la cual es llamar a
cada animal exclusivamente por su identidad racial porque ambos están
estructurados en el Catalogo Nacional de Razas de España. Uno dentro de
la exclusiva y distinguida raza ibérica y el otro se debería integrar y
ubicar en el grupo de las razas sintéticas españolas. La autóctona y
genuina raza porcina ibérica está compuesta oficialmente por cinco
variedades, (encuadradas en el Catálogo Nacional de Razas Ganaderas del
Ministerio de Agricultura) entre las que no se encuentra registrado el
cochino nacido mediante el planificado cruce reproductivo entre una
hembra ibérica y un macho semental de la raza norteamericana duroc. Pero
es que además este nuevo animal híbrido, tampoco cumple (por la viciada
voluntad del legislador ministerial) con la prevalente ordenación
comunitaria que sobre la materia tiene establecida Bruselas desde hace
casi dos décadas.
¿Por qué no se toma esta medida? ¿Qué consecuencias podría tener en el sector?
Por el subyacente interés económico que lleva aparejado la poderosa
marca racial ibérico. La presión del lobby sectorial es tan abrumadora,
que bajo ningún concepto está dispuesto a consentir que a este tipo de
animales híbridos se les pueda dejar de filiar ahora con la denominación
de raza ibérica. El impacto inmediato sería una depreciación del valor
comercial de los productos (en muchos casos de dudosa calidad) obtenidos
de la canal de este tipo de animales mestizos, tras perder la ventajosa
y cotizada filiación de raza ibérica en todos los documentos del
tráfico mercantil. Y para el consumidor supondría una positiva
diferenciación entre un verdadero producto de la raza ibérica y otro de
esta nueva estructura racial, (ibérico x duroc) que pagaría entonces a
su justo precio, pero nunca bajo la cotización del ibérico como ocurre
hasta ahora.
¿Esta solución tiene el apoyo de algún sector del jamón ibérico?
Esta corriente, crítica con las abusivas políticas del Ministerio de
Agricultura, únicamente persigue la imperiosa aplicación del marco
normativo comunitario que regula las condiciones para la cría de este
tipo de porcinos híbridos, cuyo desempeño sí es obligatorio para el
resto de las razas que se explotan comercialmente en nuestro país, pero
que de manera sospechosa y arbitraria excluye de su cumplimiento a la
más relevante de las hibridaciones (ibérico x duroc). En este sentido se
ha dado un paso importante al apoyar esta reivindicación un grupo cada
vez más numeroso de ganaderos que apuestan por la cría y selección de
cochinos de la pura raza ibérica.
¿Cuáles son los agentes del sector que más defienden que pueda llamarse ibérico a un jamón al 50 o 75%?
Tener que quitar la valiosa denominación de raza ibérica a estos
animales híbridos, -modelo de producción imperante en el sector-, le
acarrearía al Ministerio de Agricultura un monumental conflicto con el
lobby del cochino cruzado de pienso y recluido en granjas industriales.
De ahí que el Gobierno indicase por escrito a Toni Cantó "que no se
tiene previsto modificar la Norma del Ibérico porque el objetivo que
debe conseguirse es precisamente dar a conocer al consumidor el
porcentaje de la raza ibérica del producto, no el de la otra raza que
haya intervenido, porqué se ha constatado que la información de la otra
raza (duroc) no es relevante, al no haber sido nunca demandada por los
consumidores que, por el contrario, si han manifestado interés en
conocer el porcentaje de la raza ibérica".
¿Por qué sigues luchando? ¿Tiene fecha de caducidad este conflicto?
Esta imparable labor de denuncia seguirá activa mientras el
Ministerio de Agricultura no aplique la prevalente Ley europea sobre
porcinos híbridos, y deje a un lado sus ilegales políticas normativas
que solamente buscan la protección y el beneficio del influyente y
codicioso lobby del cerdo cruzado.