Aquí, mi artículo del elMón.cat, titulado El frente exterior. Es
una reflexión sobre la noticia reciente de que una asociación de
empresarios, capitalistas y banqueros (los adalides de la libertad y la
justicia, vamos) han contratado un lobby británico por casi medio
millón de euros para una campaña de propaganda. Se trata de difundir
por todos los medios la mentira de que España es un Estado de derecho y
una democracia consolidada en todo homologable a los otros países
europeos.
Entre
los numerosos timos en que la banda de ladrones y delincuentes en el
gobierno se gasta nuestro dinero a manos llenas, uno frecuente es el
comprar amistad, sobornar gente, mendigar distinciones y apoyos
internacionales malversando los caudales públicos. Y también los
privados, pues la Camara de Comercio de España (la que paga el medio
millón a estos espabilados británicos) ya los recuperará gracias a las
redes corruptas que unen a los políticos peperos, todos ellos unos
mangantes, con la cúpula empresarial del país, otra pandilla similar.
El
ridículo no puede ser mayor: ¡medio millón de pavos para explicar lo
que, si fuese verdad, no sería necesario difundir! Ningún europeo o
norteamericano pagaría un ochavo por demostrar al mundo que sus países
son democracias. España sí lo necesita precisamente porque no lo es.
Y
ahora que todo el mundo sabe qué dictadura se gasta en España, vienen
los empresarios a disipar dudas. Frente a ellos, hay que armar una
potente defensa exterior del procés.
La versión castellana:
El Frente exterior
La
Cámara de Comercio de España ha contratado con un lobby británico, la
sociedad Brunswick, una campaña de propaganda ideológica unionista por
484.000 € que pagan, entre otros, el Banco de Santander, el BBVA,
Caixabank, Iberdrola, Telefónica, etc.
Se trata de propagar en el
extranjero la mentira de que España es un Estado democrático de derecho
en el que se respetan las libertades. El empleo del art. 155 es una
medida excepcional para proteger esa democracia frente a un separatismo
ilegal. La campaña es, en lo esencial una campaña anticatalana, tan
anticatalana como todas los demás actos de catalanofobia que realiza sin
parar el Estado español.
Los
organizadores de la campaña niegan la vinculación con el régimen de la
Gürtel, señalando que son empresas privadas. Como si la gente fuera
idiota y no supiera que las empresas del Ibex35 son el verdadero
Estado, mientras que el gobierno es solo su consejo ejecutivo. Ese medio
millón de € ya lo tienen amortizado con lo que extraen explotando a los
ciudadanos legal o ilegalmente merced a las políticas que aplica la
banda de ladrones del PP.
Por lo demás, también están todas las agencias
oficiales españolas, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores al de
defensa, pasando por el CNI volcadas en el extranjero, sobornar
políticos, chantajear a medios, emplear los fondos de reptiles, los de
sus innumerables cajas B de blanqueo en propalar patrañas sobre
Catalunya y boicotear el proceso democrático catalán.
Que
la campaña es mentira, típico ejemplo del otro ridículo de la marca
España se ve de inmediato con una pregunta elemental: ¿alguien cree que
los Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, etc., hayan
de gastar medio millón de euros en convencer a los demás de que son
Estados democráticos? En España es necesario precisamente porque ni es
Estado de derecho, ni democracia, ni respeta los derechos de las
personas.
Esta
campaña de los banqueros y empresarios, con un argumentario en cuatro
falacias, se hace porque la propaganda a cargo de los intelectuales
orgánicos del franquismo, los que colonizan los medios escritos y
audiovisuales, no convence a nadie. La teoría, elaborada por la tropa de
historiadores, juristas, politólogos, economistas, sociólogos, etc. no
hace otra cosa que vender como ciencia pura ideología nacional-católica
con unos toques de liberalismo y krausismo y basada en un postulado
falaz: España es homologable con las demás democracias europeas. Si tal
cosa fuera cierta, no sería preciso untar a propagandistas exteriores
para difundirla.
La
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, uno de los chiringuitos
desde los que, como en las demás Academias, las mojamas del franquismo
ladrador legitiman la dictadura del 155 y el régimen de corrupción y
delincuencia imperante en el país, organiza unas jornadas con motivo del
40º Aniversario de la Constitución de 1978.
Que se hagan con el
artículo 155 en vigor, el que suspende aquello que tan contentos
celebran y establece una dictadura, no les merece ni un comentario. Pero
ni con academias, ni pagando la publicación de artículos de los voceros
intelectuales del régimen en el exterior este consigue combatir el
desprestigio, la mala fama y el repudio que las medidas de represión
franquista despiertan en la opinión pública exterior.
Por
eso se recurre a los empresarios, en la esperanza de que, dada su
supuesta eficacia, tendrán más éxito que los plumillas a sueldo del
nacionalcatolicismo español. Pero sin reparar en la cuenta de que,
siendo españoles, estos empresarios y banqueros serán enchufados,
privilegiados, caciques y mangoneadores de los dineros público y de
empresarios y banqueros al estilo europeo no tendrán nada. Y, por tanto,
la campaña será otro fracaso más.
No
obstante, estos intentos reiterados, aunque irrisorios, dado el
conocimiento que de España se tiene en el extranjero, prueban la
necesidad de que el movimiento independentista intensifique sus
esfuerzos en el ámbito exterior. La internacionalización del conflicto
España-Catalunya, una clara victoria catalana, debe consolidarse y
ampliarse. De no haber sido por él, Catalunya tendría una visibilidad
mucho menor en Europa y el bloque del 155 las manos mucho más libres
para reprimir la democracia en Cataluña.
El
Estado español ha luchado cuanto ha podido contra la
internacionalización del conflicto, pero su propia ineptitud autoritaria
la ha ampliado mucho más al tiempo que cubría de ridículo al poder
judicial del país. Por eso recurre ahora a los empresarios.
Concentrado
en el frente interior, en la necesidad de investir presidente de la
Generalitat en unas condiciones de dictadura política y arbitrariedad
judicial, el independentismo no debe abandonar el frente exterior. Por
eso es urgente que se institucionalice una plataforma internacional de
apoyo a Catalunya, algo como esa “Comisión Chomsky” que venimos pidiendo
desde hace tiempo.
La defensa de la democracia en Catalunya afecta a los demócratas del mundo entero.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED