Según el PP, Rajoy es el único candidato posible para las elecciones.
No el mejor, sino el "único posible". Los demás son imposibles. En el
fondo, él también. Pero tiene la ventaja de estar ya en posición de
salida. Ese es todo su mérito para ser candidato y se lo ha otorgado él
al nombrarse a sí mismo para el cargo.
Su
biografía no lo avala en el intento. Su ejecutoria como presidente en
esta legislatura, tampoco. Su condición de presidente de un partido al
que los jueces consideran una organización presuntamente criminal
y de un gobierno sostenido en esa organización presuntamente criminal,
así como su situación personal de acusado de haber cobrado sobresueldos y
pagos en especie de la Gürtel, en cualquier país del mundo le
impedirían presentar su candidatura a ningún puesto público. Aquí, según
parecen creer él y los suyos, no solamente no lo impiden sino que lo
aconsejan.
Tengo
para mí, sin embargo, que la decisión es un desastre. Un candidato
cuestionado en todos los órdenes y con un partido hecho unos zorros, con
más gente en los juzgados que en las actividades orgánicas, no tiene
esperanzas razonables de mejorar su imagen ni de conseguir que cale su
discurso, centrado en la (falsa) recuperación económica. Pero, al mismo
tiempo, los estrategas partidistas seguramente tienen razón: no hay otro posible.
Deberán, pues, pechar con el que tienen, Rajoy. Este, a su vez, solo
tiene cuatro esperanzas y vías de acción, con diferente grado de
eficacia:
- conseguir que los medios dejen de hablar de la corrupción y pasen a trasmitir el mensaje optimista del gobierno de que, gracias a él, el país está saliendo de la crisis, para lo cual necesita que
- dejen de gotear los casos de corrupción, lo cual está fuera de su alcance y por eso no estará de más que
- rece al apóstol Santiago y condecore alguna Virgen de esas de las que sus ministros son tan devotos. Quizá también convendría que pusiera alguna vela al diablo para que, en cuanto diabolos,
- encizañe en la izquierda y la lleve también al fracaso electoral.
Efectivamente,
las elecciones del 24 de mayo han sido el trampolín, la pista de
lanzamiento para las generales de noviembre. A la izquierda del PSOE
aumenta el clamor por la unidad lo que, tratándose de esta izquierda,
trae siempre malos presagios. Podemos no solo no ha ganado sino que se
ha quedado muy lejos de donde quería llegar. Pero los otros, que aun han
tenido resultados peores, los ven como triunfadores y la victoria,
aunque sea imaginaria, tiene siempre muchos padres. Llamazares ya afirma
que IU no es un proyecto agotado que debe diluirse en una convergencia liderada por Podemos. O
sea, integrarse, pero manteniendo la personalidad. La fórmula más
segura para repetir el habitual guirigay fraccionalista de la
organización. Para esta, con todo, un trago amargo, pero la derrota de
sus más conocidos candidatos no le deja más opción. La vida es dura.
Sin embargo, he aquí que el padre fundador mismo, el inevitable Anguita, reaparece a la cabeza de un Frente Cívico Somos Mayoría para proponer un proceso de confluencia programática impulsado por él, como siempre que hay una posibilidad de aglutinar a la izquierda para lanzarla en contra del PSOE, que es su obsesión. En ese cónclave estaban EQUO, ANOVA, ICV, Convocatoria Cívica, IU (Garzón y Centella), ATTAC y la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. Falta Podemos.
Aun suponiendo que esta abigarrada plataforma cuajara en algo, quedaría por ver qué relaciones mantendría con los de los círculos. Palinuro desea un éxito rotundo al proyecto que solo lo conseguirá si presenta una opción unitaria clara y de izquierda. Una opción unida. Pero, al mismo tiempo cree que la posibilidad de que se dé lo contrario es alta, casi una certidumbre, porque poner de acuerdo a tanto líder grupal, tanto caudillo y tanto narcisimo será complicado. Veinte años de experiencia de IU avalan este temor.
Sin embargo, he aquí que el padre fundador mismo, el inevitable Anguita, reaparece a la cabeza de un Frente Cívico Somos Mayoría para proponer un proceso de confluencia programática impulsado por él, como siempre que hay una posibilidad de aglutinar a la izquierda para lanzarla en contra del PSOE, que es su obsesión. En ese cónclave estaban EQUO, ANOVA, ICV, Convocatoria Cívica, IU (Garzón y Centella), ATTAC y la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. Falta Podemos.
Aun suponiendo que esta abigarrada plataforma cuajara en algo, quedaría por ver qué relaciones mantendría con los de los círculos. Palinuro desea un éxito rotundo al proyecto que solo lo conseguirá si presenta una opción unitaria clara y de izquierda. Una opción unida. Pero, al mismo tiempo cree que la posibilidad de que se dé lo contrario es alta, casi una certidumbre, porque poner de acuerdo a tanto líder grupal, tanto caudillo y tanto narcisimo será complicado. Veinte años de experiencia de IU avalan este temor.
El
PSOE se encuentra en una especie de marasmo. Van todos contra él, lo
cual es lógico porque, en el debate actual todos van contra todos. Y lo
pillan tratando de recuperarse. No es que lo consiga a gran velocidad
pero entre sus (escasas) correcciones de rumbo y los desatinos de sus
adversarios, las cosas se le están poniendo relativamente favorables. La
última legislatura de Zapatero ha pesado como una losa sobre su
pretensión de recuperar el crédito en la izquierda. Pero la agresividad
del gobierno del PP ha sido tanta que ahora hasta aquella legislatura no
parece tan mala y el PSOE puede retornar al estado de gracia si se
compromete a derogar ipso facto todas las reformas que han recortado
derechos a los sectores menos favorecidos y a modificar la Constitución,
sacando, entre otras cosas, esa reforma del artículo 135.
Los
socialistas mantienen una posición de centro que C's no ha conseguido
arrebatarles. Y también una de centro izquierda que ha resistido
bastante bien el efecto sifón de Podemos. No obstante, este flanco sigue
estando débil. Al PSOE le interesa reforzar su izquierda y hacerlo de
modo verosímil, sin perder el atractivo del centro que, con la
previsible derrota del PP en noviembre, atraerá numerosos votantes. Es
decir, tiene que actualizar su discurso socialdemócrata. El discurso del
socialismo democrático de toda la vida, adaptado a las graves
circunstancias actuales. No estoy muy seguro de que Sánchez sea el
candidato idóneo para tan sutil tarea pero al PSOE quizá le ocurra lo
que al PP, que solo tiene un candidato posible. Si tiene otr@ este sería el momento de postularse.
Porque
sí, la situación es grave. Y no me refiero a las elecciones en España y
la cuestión del gobierno del país. Me refiero a Cataluña. Entre las
elecciones del 24 pasado y las próximas generales están previstas las
catalanas del 27 de septiembre, cuyo pistoletazo de salida quizá haya
sido la pitada al himno del partido del otro día. En España las
distintas fuerzas de las izquierdas por un lado y la derecha por otro,
enzarzadas en sus querellas, no calibran la importancia de la consulta
catalana del 27S. Si al día siguiente de esas elecciones hay una
Declaración Unilateral de Independencia de Cataluña, las fuerzas
políticas españolas, derecha, centro, izquierda, tendrán que encarar una
realidad nueva, de la que apenas saben nada y para la que no están
preparadas.
Saber perder es difícil. Se necesita
temple. Saber ganar es aun más difícil. Hace falta ser un auténtico
caballero. ¿Y cuándo no se sabe si se ha ganado o perdido? Sencillo: los
caballeros lo dicen así y los trileros se desgañitan en trémolos de
victoria, tratando de convencer a la audiencia de que el triunfo que sus
méritos no les dieron, van a dárselo sus sofismas y bravatas.
Iban
a asaltar los cielos, pero se quedaron en un 15% en Andalucía y en un
14% en las elecciones del día 24, un par de puntos más de los que
obtenía su referente intelectual, Anguita, en sus mejores momentos. Y
eso siendo generosos porque, en realidad, en las Comunidades Autónomas
en que se presentaron claramente con sus siglas, Podemos se quedó en un
flácido 13%. Astutamente en las municipales crearon un desbarajuste para
que no se supiera quién votaba a quién y, así, poder apuntarse los
votos ajenos, obtenidos por Carmena en Madrid y Colau en Barcelona. Y
con este palmarés vienen a recordar al PSOE que sus resultados
electorales son los peores desde 1979. En su caso, en cambio, son los
mejores, dado que en 1979 ni existían.
Sobre
estas marrullerías de politicastros de la vieja escuela, Iglesias,
experto en vender pieles de oso que no ha matado, exhibe una
risible arrogancia cuya única finalidad es intimidatoria. Él y su gente
en uno de sus habituales plagios y tras haber dado, no un giro sino
varios (y los que seguirán dando), piden a esa misma socialdemocracia
que gire, al parecer para acercarse a sus posiciones... que son,
según su propia confesión, las de la socialdemocracia. Bueno, no las de
esta socialdemocracia sino las de la auténtica, verdadera y genuina que,
cómo no, es la suya. Suena, ¿verdad? Quítate tu, traidor, "malo, falso,
engañador", como dice la tortolica del romance, que aquí vengo yo a
salvar a la izquierda, a hegemonizarla y, si no giras, no hay pacto
posible ni gobiernos de izquierdas.
En
el fondo, parece que lo que ha molestado a Iglesias es que hasta un
infeliz como Sánchez le haya reventado su infantil escenografía del giro
al decir hace unos días que el PSOE no tiene que girar porque ya esta
en la socialdemocracia, que es su marca de origen. En realidad es una
porfía absurda, por el fuero más que por el huevo, típicamente española.
De risa:
Iglesias: "Sánchez, gira".
Sánchez: "No giro porque estoy en la socialdemocracia; gira tú, que ya lo has hecho para vestirte las plumas socialdemócratas".
Iglesias: "Sánchez, si no giras, no hay pacto".
Por
supuesto, el asunto es huero, retórico, puramente nominal: "gira tú;
no, gira tú". Ya veremos en qué queda esta primera finta pero,
conociendo el percal hispano y, sobre todo, la fibra de la izquierda, no
se descarte la posibilidad de que giro por giro, acabe gobernando la
derecha. El resultado esperable de las candidaturas de Podemos que van
de perdonavidas siendo así que, en el mejor de los casos, son el perro
del hortelano.
No, no, señala Iglesias: no puede haber "ni una sola duda de que Podemos quiere el final de las políticas del PP".
¿Cómo qué no? Todas. Eso está todavía por ver porque "obras son amores y
no buenas razones". ¿Quieren una prueba incontrovertible? Cuando
Podemos creía que su resultado electoral sería -como se les anunciaba en
los sondeos- el doble del que ha sido, ya vendió su primera piel de
plantígrado antes de cazarlo, ninguneando al PSOE (muy por debajo en los
sondeos) y afirmando que su verdadero interlocutor era el PP y Rajoy el
hombre con el que Iglesias quería debatir en la Tele.
La realidad lo ha reducido a su auténtica dimensión. Su interlocutor es el PSOE que, no solamente no está por debajo de él, sino claramente por encima. Palinuro sostiene que lo ha sido siempre y que, en realidad, Podemos no tiene otra finalidad que acabar con el PSOE pues no es otra cosa que una excrecencia de la vieja IU reciclada con orégano griego. Es obvio: el PSOE tiene que girar en el sentido que marque el que acaba de llegar ... o no habrá pacto. Y, si no hay pacto, gobernará la derecha que, en el fondo, es lo que se busca. Que gobierne la derecha pero que parezca que lo hace por la intransigencia del PSOE.
La realidad lo ha reducido a su auténtica dimensión. Su interlocutor es el PSOE que, no solamente no está por debajo de él, sino claramente por encima. Palinuro sostiene que lo ha sido siempre y que, en realidad, Podemos no tiene otra finalidad que acabar con el PSOE pues no es otra cosa que una excrecencia de la vieja IU reciclada con orégano griego. Es obvio: el PSOE tiene que girar en el sentido que marque el que acaba de llegar ... o no habrá pacto. Y, si no hay pacto, gobernará la derecha que, en el fondo, es lo que se busca. Que gobierne la derecha pero que parezca que lo hace por la intransigencia del PSOE.
Podemos
no sirve para casi nada en el panorama político español salvo como
minoría de bloqueo de la izquierda. Una vez haya cumplido su misión, su
problema será encontrar una argumentación para sostener la falacia de
que la derecha gobierna por culpa del PSOE. Y para eso, falta carga
neuronal en este aquelarre de plagios.
Al
PSOE, cuyos resultados han sido más bien tristes, la incompetencia de
sus posibles aliados le está facilitando notablemente la tarea. Solo
tiene que quedarse quieto, recordar que la marca "socialdemocracia" es
suya, defenderla con decisión y tino y políticas de izquierda y pedir a
su interlocutor, el único que ha girado aquí y sigue girando como una
peonza, que, en lugar de amenazar con las habituales bravuconadas
anguitianas, haga propuestas concretas.
Su
disposición al acuerdo, al pacto, a constituir gobiernos de izquierdas,
tiene que ser absoluta, total. Los gobiernos de izquierda en España
serán de PSOE y Podemos, haciendo caso omiso de las impertinencias y
provocaciones de estos recién llegados. Y, si no son posibles, que quede
claro quién los hace imposibles. Para sorpresa de Palinuro es lo que ya
ha adelantado Sánchez en una entrevista en El País, esto es, Podemos será responsable de que la izquierda gobierne o no.
Vaya, aprende rapido el rapaz. Atrévase a más, hombre, no hace daño.
Llámelos como lo que llegarán a ser si no lo evitan, pura minoría de bloqueo
de la izquierda. Y, ya que está en vena, demuestre valor y decisión en
su actividad en el Parlamento y presente una moción de censura a esta organización criminal, mandada por el sobresueldos. Es lo que se merecen.
(*) Profesor emérito de Ciencia Política en la UNED