Llamaba la atención que estos últimos días los estudios demoscópicos
para el 10N tendían a confluir en un mapa bastante homogéneo: un PSOE
estancado y a la baja (27%), un PP al alza (21%), los de Podemos
estables (con desvío hacia Errejón) y dos cambios sustantivos. Vox al
alza (hasta 13%) y Ciudadanos a la baja con riesgo de desplome (menos
del 10%). Cambios de preferencias electores que no alteran el cuadro de
gobernabilidad incierta. Todos estaban de acuerdo en ese diagnóstico que
sale de sondeos muy recientes que tienen en cuenta los acontecimientos
poco banales de estos días. Algunos lo llamaban el consenso de Siso
Michavilla por cuanto este profesional, considerado cercano al PP, goza
de atención preferente de periodistas y analistas esta temporada.
Pero ha venido el CIS con una macro-encuesta realizada hace varias
semanas (que no necesariamente mejora la capacidad prospectiva) para
reventar el consenso y proponer un pronóstico alternativo que
propiciaría la composición de un gobierno de izquierdas, arruinando las
expectativas de la derecha, especialmente de PP y VOX.
La hipótesis del CIS, con estimaciones de reparto de escaños en los
52 distritos electorales (no hay que olvidar que las generales en España
son 52 elecciones locales en cada uno de los distritos electorales)
concluye que el mapa parlamentario de la XIV legislatura incorporaría
cambios apreciables: consolidación del PSOE como ganador con una minoría
muy cualificada; limitación de la recuperación del PP; reducción de las
expectativas de VOX y ausencia de desgaste en Podemos y sus asociados.
El debate sobre la calidad de las encuestas es bastante estéril, solo
agita las conversaciones y permite llenar los espacios informativos
durante unos días con especulaciones verosímiles pero intrascendentes.
¿Influyen las encuestas en los electores indecisos? Quizá, pero es tan
probable como improbable. En realidad se trata de marear la perdiz.
A estas alturas, a once días de la cita electoral, perderemos el
tiempo con especulaciones sobre el resultado. Dos son los factores de
última hora que pueden influir: la evolución del conflicto catalán donde
pueden ocurrir cualquier desgracia o entrar en fase de consolidación
con una tensión que forma parte del paisaje. Y segundo, el desarrollo de
los debates electorales en las televisiones durante los próximos días
donde los líderes, y sus lugartenientes pueden cometer errores,
(aciertos decisivos son improbables) que les resten votos como para
influir en el resultado.
Conclusión: alta incertidumbre, niebla es espesa, puede salir niño o
niña. La noche del 10 de noviembre no conviene despistarse avances, con
sondeos de última hora y anticipos. Mientras el escrutinio no esté muy
avanzado, más del 70%, no saquen conclusiones. Les recomiendo irse al
cine, con móviles apagados, a la sesión de tarde noche, a la vuelta la
niebla habrá levantado y se verá más claro el cuadro de la XIV
legislatura. Entretanto recurran un buen novelón, de los de mil páginas
apasionantes.
(*) Periodista y politólogo
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