Ya he oído a más de un analista español afirmar que, a diferencia de
lo ocurrido hace dos años, los separatistas no han seducido ahora a los
medios de información extranjeros.
La afirmación es lamentablemente un tanto apresurada y osada. Si uno
lee los medios de información de la Europa occidental verá que esto no
es exactamente así.
Las conclusiones que se deslizan en ellos con
frecuencia, una vez más, presentan una España peculiar, tal vez con
lunares poco democráticos. Como en el pasado los periódicos europeos no
explican nunca a sus lectores que si hechos similares se hubieran
producido en sus países la reacción oficial no podría haber sido muy
diferente.
El francés Liberation arranca con un titular ominoso
“La Unión europea mira para otra parte”, silencio clamoroso de las
instituciones comunitarias etc… Uno se pregunta como reaccionaría ese
diario galo si Córcega, Bretaña o el País Vasco francés protagonizara lo
que hicieron los separatistas catalanes ¿Encontraría normal que
Bruselas quisiera intervenir? Ciertamente no. Por supuesto que el
periódico cree que los condenados actuaron pacíficamente y desliza que
“la justicia española no es un modelo de virtud”.
Igualmente llamativas son varias afirmaciones en The Guardian
de Giles Bremlett; uno no sabe si es su corresponsal aquí. Si lo es
debe estar viviendo en el extranjero porque, después de afirmar que los
condenados sólo desobedecieron, sostiene no ya que las penas son severas
(con lo que comulgan curiosamente varios otros rotativos) sino que son
“más duras de lo esperado” y que “la derecha española se regodea con la
sentencia” (¿pero este hombre dónde vive?)
Otro medio ataca a nuestro
organismo “España global” con el titular clamoroso: “La guerra sucia del
Estado español contra el independentismo catalán”.
Un análisis inicial de estos medios nos muestra tics que, aunque menos acusados, ya denunciamos en el pasado:
-La vaga deducción de que el estado de derecho no funciona aquí plenamente.
-Se recogen destacadamente declaraciones de los independentistas y se
ignora, con la excepción de la del Presidente del Gobierno, las de los
constitucionalistas.
-No indican que para muchos las penas no son precisamente severas,
que en más de un país europeo se las habría tipificado como rebelión.
-Prácticamente ninguno, con la excepción de Le Monde, señala
que dentro de muy poco, gracias precisamente al derecho penal de esa
España tan peculiar, los condenados pueden obtener el tercer grado. Lo
que no es precisamente severo.
Lo sembrado por los separatistas durante años, y descuidado a menudo por nuestros gobiernos, sigue ahí.
(*) Diplomático
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