Como que las cosas no suceden porque sí y las llamadas operaciones policiales contra el independentismo catalán suelen ser, en la mayoría de los casos, una exageración o una maniobra destinada a crear un falso relato, habrá que concluir, a la vista de los datos que tenemos, que las detenciones practicadas este lunes por la Guardia Civil bajo la acusación de terrorismo, rebelión y tenencia de explosivos buscan amedrentar y sembrar el miedo entre sus dirigentes y simpatizantes. 

Las innumerables operaciones policiales similares que se han llevado a cabo en los últimos tiempos en Catalunya y han acabado en nada generan un alto escepticismo y deberían obligar a una enorme dosis de prudencia y cautela.

Casualmente, el día que se han disuelto las Cortes, Pedro Sánchez emerge como el presidente dispuesto a no quedarse atrás y dispuesto a hacer detener a nueve simpatizantes de los CDR (Comitès de Defensa de la República). 

Casualmente, el falso relato sobre las detenciones viene muy elaborado por el ministerio del Interior y se expande a la misma hora por las televisiones y diarios españoles. 

Casualmente, hay unanimidad en que hay goma-2 y bombas entre el material incautado y así lo propagan diversos líderes políticos catalanes y españoles del frente unionista. 

Casualmente, se señala al president Torra como el responsable de pedir a los CDR que apretaran el detonador de goma-2, todo porque un día animó a los CDR a que no aflojaran. 

Casualmente, se monta una operación con 500 guardias civiles ordenada por la Audiencia Nacional y que la propia delegada del gobierno español rebaja después a una operación preventiva.

Casualmente, la exhibición de la Guardia Civil se produce en vísperas del segundo aniversario del referéndum del 1-O y de que se hagan públicas las sentencias del Tribunal Supremo sobre los líderes independentistas catalanes. 

Casualmente, hay secreto de sumario y se difunden vídeos de la Guardia Civil actuando y se dan detalles incriminatorios contra los detenidos. 

Y, casualmente, Pedro Sánchez, en una carta dirigida a la militancia del PSOE el domingo, situaba la reacción a la sentencia del 1-O como una de las “amenazas inminentes” que tendrá España.

Hace tiempo que el Estado español divulga un falso relato sobre el independentismo catalán con el objetivo de propagar que es un movimiento violento. Lo han intentado ministros del PP y del PSOE, España Global de Irene Lozano, los partidos de la derecha española y sus terminales mediáticas. 

No han ganado esta batalla en la esfera internacional ya que la demostración permanente de un movimiento inequívocamente pacífico es abrumadora. Catalunya no tiene nada que ver con el País Vasco cuando había terrorismo y los CDR no son la kale borroka. Es una gran mentira y un insulto a la pacífica sociedad catalana sostener lo contrario.

No hay violencia en Catalunya y los impulsores del falso relato están actuando con altas dosis de frivolidad. Este discurso que difunde el PSOE, como antes hicieron PP y C's, sí que rompe la convivencia y despierta el odio hacia un movimiento que no aspira a otra cosa a que Catalunya sea, si sus ciudadanos así lo quieren, un país independiente.


(*) Periodista y ex director de La Vanguardia