Vemos
a Pedro Sánchez muy inquieto y agresivo en la última sesión de control
del Congreso de los Diputados cuando debería de estar como unas
castañuelas, porque ha puesto en marcha la repetición electoral con la
que espera reforzar su posición y liderazgo a partir de los resultados
de las próximas elecciones del 10-N.
Lo que no está tan claro como le dicen sus oráculos demoscópicos de
Moncloa, porque el fantasma de la abstención anda suelto y nadie está en
condiciones de anunciar a cual de los dos bloques de la derecha o la
izquierda dañará mas.
Y si Sánchez está inquieto y agresivo, porque teme que el tiro
electoral le salga por la culata, más aún lo están sus más directos
adversarios que son Albert Rivera y Pablo Casado porque ambos temen un
descalabro de sus actuales posiciones en el Congreso de los Diputados.
Y parecen dispuestos a confabularse después del 10-N para que Sánchez
no vuelva ser presidente del Gobierno si ambos le piden al PSOE que
presente otro candidato a la investidura, y a ello se suma el PP.
La foto que el alcalde de Valladolid del PSOE, Oscar Puente, difundió
en las Redes Sociales, y en la que Iglesias y Rivera aparecen juntos en
el bar de los diputados del Congreso, es sin duda una de esas imágenes
que vale más que mil palabras.
Sobre todo si, como hizo Puente, se la
equipara con esa otra foto de tiempos pasados en la que se veía juntos a
Julio Anguita con José María Aznar, cuando desde el PSOE se les acusaba
de hacer ‘pinza’ conservadora/comunista contra el presidente Felipe
González.
Ahora estos dos ‘extraños compañeros de cama’ política que parecen
Iglesias y Rivera en la foto de marras, que ha enfadado a los dos,
parecen la ‘nueva pinza’ contra Sánchez. Pero el que peor parado puede
salir de las elecciones es Rivera, por más que ahora se dedique al circo
vestido de saltimbanqui con sus propuestas de última hora, cuando se ha
pasado cinco meses en el que el aprendiz de estadista se negó a acudir a
las invitaciones que Sánchez le hizo desde el Palacio de la Moncloa.
Rivera está asustado en la ‘habitación del pánico’ de la que tanto
habló y es el único responsable de los muchos errores que ha cometido Cs
en los últimos meses. Y su principal error fue abandonar su ala
socialdemócrata -el centro- para lanzarse al campo liberal conservador
en pos de intentar el ‘sorpasso’ del PP de Pablo Casado. Una operación
fallida que pronto dejará a Cs reducido a una pequeña bisagra que ya se
verá donde y en manos de quien acaba.
También intentó el ‘sorpasso’ Pablo Iglesias contra el PSOE
provocando en 2016 las repetición electoral para liderar la izquierda
española. Pero Podemos se vino abajo e, igual que le ha pasado a Rivera
en Cs, ello dio pie a una seria crisis en el seno de UP liderada por
Íñigo Errejón y otros fundadores de Podemos a los que Iglesias machacó.
Pero los errores de Iglesias son más y mayores. Nombró cual nepotista
de salón a su compañera Irene Montero número dos de Podemos, compró un
aparatoso chalé después de amparar a los ocupas de viviendas frente a
‘la casta’, denunció -por un puñado de votos en Cataluña- que en España
‘hay presos y exiliados políticos’ para negar el Estado de Derecho y
apoyar al golpismo catalán, y sobre todo rechazó la oferta de Gobierno
de coalición que le hizo Pedro Sánchez 25 en la votación de investidura
del pasado 25 julio, perdiendo una oportunidad histórica que no se le
presentará jamás.
Y ahora, estos dos zombis, Iglesias y Rivera, se consuelan mutuamente
en un bar del Congreso de los Diputados ofreciendo la foto de la nueva
‘pinza’ a pocos días del inicio de una tensa y dura campaña electoral
como la que se avecina.
Al fondo de todo ello queda más moderado y convencido de que el 10-N
mejorará su resultado del 28-A a costa de los votantes de Vox y Cs, el
joven Pablo Casado del PP, que tiene una segunda oportunidad para al
menos consolidad su posición como líder de la Oposición y como la única
alternativa al PSOE de Pedro Sánchez.
Y sobre Casado y Sánchez planean el horizonte del otoño una posible
‘gran coalición’ a la española a partir del 11 de noviembre. Un pacto
con el que ambos dos podrían relanzar el bipartidismo que los muchos
errores de Zapatero y Rajoy -sobre todo en Cataluña- enterraron en este
último tercio de la Transición dando paso al actual ‘pentapartito’
nacional de PSOE, PP, Cs, UP y Vox, que bloquea la gobernabilidad.
(*) Periodista
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