jueves, 4 de julio de 2019

¿Y de qué murió? / Ramón Sánchez-Ocaña *

Hace años en Suiza se iniciaba la costumbre de poner en las esquelas la causa de la muerte. No parece que la idea haya prendido entre la población. Sin embargo, da la impresión de que se trata de una información relevante. 

Sobre todo, cuando la edad del fallecido/a no concuerda con la lógica (como si la muerte tuviera de lógico algo más que la consecuencia obligada de haber nacido).

Si se trata de un fumador, no estaría de más añadir que la causa final fue un cáncer de pulmón, porque además de informar puede prevenir. ¿Por qué tenemos ese interés en ocultar la causa de la muerte? Es una información que interesa y la prueba es que cuando conocemos la muerte de alguien, siempre surge el mismo dialogo:

- ¿Y de qué?
La información sin la causa queda coja.
-Creo que tenía algo de colon.
(El eufemismo: ese “algo” esconde la palabra cáncer).

No ocurre lo mismo con las muertes de la carretera, en donde se llega a decir antes el por qué, que el qué:
-Fulanito tuvo un accidente. Fatal. El coche quedo destrozado.

En otros procesos la cuestión es más difícil. Pero convendría abrir ese debate. ¿Sería tan absurdo leer tras el nombre del finado, la causa de la muerte? Pronto nos acostumbraríamos a la coletilla, como la que se nos brinda continuamente el “habiendo recibido los auxilios espirituales y la bendición ”. 

Es verdad que ahora las esquelas suelen tener una redacción que viene directamente de la familia y no de la funeraria que obedece al patrón tradicional. Ya se puede leer simplemente: compañero, amigo. Nos diste alegría. Fue un honor conocerte… 

¿Y en este cambio sustancial que se está dando, no habría un sitio para el diagnóstico?. Un ictus acabó con su vida. El tabaco le paso la factura en forma de cáncer de pulmón. Un infarto de miocardio le rompió el corazón. Una neumonía, una infección generalizada… 

Por otra parte, tampoco se trata de un certificado oficial; de manera que si por alguna razón se quiere ocultar la causa, en la necrológica se puede ignorar o citar otra cualquiera. O se añade “de forma inesperada”.

La pregunta sigue en pie: si se dice con el eufemismo de la “larga enfermedad", ¿por qué no ampliar las causas para proporcionar una mejor información? ¿No os parece?


(*) Periodista


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