Después de la pintoresca jornada de la constitución del nuevo
Congreso de los Diputados ahora se espera, una vez que la nueva
presidenta Meritxell Batet presente sus actas ante el Rey Felipe VI, que
la Mesa del Congreso suspenda de su condición de diputados a los presos
preventivos de ERC y JxCat, Junqueras, Sánchez, Turrull y Rull, de
acuerdo con el reglamento de la Cámara y con la ‘Ley de enjuiciamiento
criminal’, como lo acreditarán los letrados del Congreso.
Y culminado este paso habrá que esperar a la celebración de los
comicios europeos, autonómicos y municipales del 26-M para que el Rey
Felipe VI inicie su ronda de consultas con los lideres de los Grupos
parlamentarios del Congreso a ver si existe mayoría suficiente para
proponer un candidato a la investidura de Presidente del Gobierno, que
en este caso sólo podría ser Pedro Sánchez.
Faltan pues dos o tres semanas antes de que se abra la ronda real
para la posible investidura de Sánchez, si en ese tiempo el líder del
PSOE logra un acuerdo inicial con Podemos, y otras fuerzas nacionalistas
y regionalistas, lo que probablemente obligaría a Sánchez a incluir a
Iglesias y otros dirigentes de Podemos en el nuevo Gobierno.
Pero Sánchez necesita la colaboración de los separatistas de JxCat y
ERC, por votos favorables o abstención, e incluso si sus diputados
electos (y en este caso suspendidos) renuncian a sus actas para que
cuenten sus votos en el proceso de investidura.
O si, por el contrario, ERC y JxCat mantienen a sus diputados
suspendidos (sin derecho a voz, voto y sueldo) en cuyo caso, al haber 4
diputados menos en la Cámara (3 de JxCat, Sánchez, Turrull y Rull; y uno
de ERC Junqueras) la mayoría relativa de la Cámara quedaría en 175
votos, y no en 176.
Y ello permitiría a Sánchez ser investido con los 175 votos de: PSOE
(123), Podemos (42), PNV (6), CC (2), Compromis (1) y Cántabros (1).
Para ello hará falta que Puigdemont ordene a sus diputados suspendidos
que no renuncien al acta, y que Junqueras haga lo mismo. Lo que en
cierta manera deja sobre todo en manos de Puigdemont la mejor opción
posible de una investidura para Sánchez, sin necesitar los votos
favorables o la abstención pactada de ERC, JxCat y Bildu.
Y, naturalmente, siempre y cuando Sánchez logre un pacto con Iglesias
que tiene la llave de la situación, porque un pacto de Sánchez con
Rivera o con Casado no parece que se pueda contemplar en la actual
situación. Salvo que una mágica carambola regional o municipal en Madrid
permita un pacto o permuta de Sánchez con Rivera o Casado, lo que en
todo caso sería muy difícil de imaginar.
(*) Periodista
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