Yo no, desde luego. En su día, recibí
varios whatsapp de indudables intermediarios que me sugerían escribir un
artículo para solicitar que la Asamblea Regional contratara al Cemop a
fin de que hiciera en la Región el papel del CIS en el Estado.
Compartía
el argumentario, la necesidad de contar con un periódico sondeo
demoscópico que auscultara la evolución de la confianza de la sociedad
murciana en las organizaciones políticas y la elaboración de un hit
parade con los asuntos más acuciantes de los ciudadanos de este
territorio.
Pero no entendía que tuviera que ser necesariamente el Cemop
el que se encargara de estos estudios. Lo lógico es que se convocara un
concurso público para que ese trabajo recayera en la empresa que
tuviera la oportunidad de presentar el mejor proyecto.
Sin
embargo, los cuatro grupos parlamentarios, tal vez condicionados por
una cierta omertá en la que se me quiso hacer participar, aceptaron
validar el encargo a dedo a esta particular empresa. Un organismo
privado que juega sutilmente con la idea de que está integrado en la
Universidad de Murcia, cuando no es así, aunque utilice los recursos del
departamento de Sociología.
Y alguno de cuyos integrantes, Ismael
Crespo, protagoniza con relativa frecuencia episodios confusos que este
diario y algunos digitales han reflejado (su expulsión de la Fundación
Ortega Marañón, la impugnación detallada de un concurrente a una plaza
universitaria de un tribunal bajo su influencia y la de otros miembros
del Cemop constituido para contratar supuestamente a alguien determinado
con antelación, o la denuncia que sufre la Universidad de Murcia por
sus actividades extras de asesoramiento electoral en ciertos países de
Latinoamérica).
¿Hay
que aceptar como cosa normal que los responsables del Cemop añadan sus
análisis (anteriores, simultáneos y posteriores), que supuestamente
contienen conocimientos al margen de los estrictos datos de sus
encuestas, a ciertos medios de comunicación con exclusión de otros? ¿Qué
se podría pensar de Tezanos si el día en que se hacen públicos los
resultados del CIS, financiados con dinero público, como los trabajos
del Cemop, publicara un artículo de apoyo en El País o en Abc sin
cortesía para otros medios?
El
Cemop tiene toda la apariencia de un chiringuito de intereses sostenido a
cuatro dedos, cosa que cualquiera de los partidos parlamentarios
denunciaría en otras circunstancias. Tal vez por eso su agradecida
cocina ofrece menú para todos.
(*) Columnista
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