jueves, 14 de marzo de 2019

Otras lecciones del Brexit / Félix de la Fuente *

El Brexit ha sido un fracaso total, pero no sólo de los británicos sino también de todos los europeos. Y que nadie intente sacar lecciones moralizantes ni llevar el agua a su molino, atacando a los partidos contrarios culpabilizándolos de algo de lo que somos responsables todos. 
 
En cuanto a responsabilidad, es evidente que encabezan la lista los políticos británicos, sin distinción entre izquierdas y derechas. Y hay otra cosa también evidente: los más perjudicados son los británicos residentes en otros países de la UE y los ciudadanos de la Unión residentes en Gran Bretaña.

Pero no se trata de repartir responsabilidades. Los políticos nunca van a reconocer su culpabilidad. Es mucho más importante que vayamos en busca de la raíz del problema, porque, si no buscamos las causas, los Brexits se pueden repetir.

Hoy sólo quiero hablar de una sola de estas causas: las decisiones por unanimidad. Es verdad que dentro de la UE son cada vez menor el número de decisiones para las que se exige este requisito, pero los temas más importantes siguen todavía sujetos a esta forma de decisión en el seno del Consejo y del Consejo Europeo ¿Os imagináis que en los parlamentos las decisiones se tuvieran que tomar por unanimidad? Sería la parálisis total 
 
¿Estamos hablando entonces de democracias diferentes, una para el Parlamento Europeo y otra para el Consejo de la Unión? La unanimidad en la política solamente se da en los regímenes dictatoriales. ¿No os habéis fijado que en las dictaduras las grandes decisiones y los referendos se aprueban casi todos por el 99 %? No se atreven a hablar del 100%, porque esto les parece demasiado incluso a los propios dictadores.

NO me voy a detener en examinar por qué existe todavía el voto a la unanimidad en la UE, aunque para mí está claro que se debe al espíritu nacionalista puro y duro que subyace tanto en los políticos como en el simple ciudadano.

Ahora sólo quiero analizar cómo se logra la unanimidad en la UE. Evidentemente, cuando todos libremente se ponen de acuerdo, estamos ante la democracia ideal, pero esto raras veces se da, y menos cuando se trata de un grupo numeroso. Hay otras dos formas de lograr la unanimidad: presionar al disidente –cosa que suelen hacer los países grandes sobre los pequeños – y adoptar las decisiones de mínimos- 
 
Si no se pueden poner de acuerdo en el 100%, quizás sí lo logren al 50% o al 25%. Cuando conectamos dos recipientes de agua que están a diferente altura, el agua del recipiente más elevado va descendiendo hasta que se nivela a la altura del recipiente menos elevado. 
 
En la UE las pretensiones de los países más europeístas tienen que ir descendiendo hasta la altura de los países menos euroropeistas. Es casi la única forma de ponerse de acuerdo Y esto es lo que ha venido sucediendo dentro del Consejo de la UE, sobre todo cuando ha sido Gran Bretaña la disidente. La mayoría tiene que someterse a los deseos del más reacio, es decir de la minoría. Es el triunfo de la minoría sobre la mayoría ¿Es esto democracia?

¿Y qué sucede cuando ni siquiera se puede logar un 25% o un 10%? Pues se deja que el reacio o disidente se ausente, es decir no se vea obligado por esta decisión. Con. Gran Bretaña excepciones ha sido siempre la solución recurrente. Gran Bretaña ha estado jugando desde su entrada casi siempre con excepciones. Excepciones y más excepciones, que es lo mismo que privilegios y más privilegios.

¿Quién ha permitido esto a lo largo de varias décadas dentro de la UE, las izquierdas o las derechas? Ambos. La responsabilidad es de todos.

Unanimidad en la UE significa o decisiones de mínimos, o excepciones y privilegios o Brexit. Unanimidad suele significar también dictadura.
 
 
 
 
(*) Ex funcionario de la Comisión Europea

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