lunes, 11 de febrero de 2019

Ganó Abascal / Francisco Pascual *

Una gran multitud se concentró este domingo en la plaza de Colón para pedir la dimisión de Pedro Sánchez. No fue la única aglomeración del fin de semana en Madrid. Por ejemplo, otro enorme gentío acudió al Wanda el sábado para ver el Atlético-Real. 

Pero para mí, la masificación más sobrecogedora se registró en la cola del Lidl cuando bajé a por un bote de pimienta con la que guisar un solomillo. Eran diez clientes, pero yo me había dejado el fuego encendido con la errada esperanza de tardar poco.

La concurrencia a un acto suele ser motivo de polémica. Pero la broma culinaria sirve para explicar que su impacto tiene menos que ver con el frío guarismo que con las expectativas y las urgencias de cada uno. Así, las 45.000 almas que calculaba el Gobierno pueden ser muchas para Vox y las 150.000 que estimaba la Policía, escasas para Ciudadanos y PP.

Por ello, el único triunfador rotundo de este domingo fue Santiago Abascal. El dirigente ultra comanda un partido extraparlamentario que se sitúa en posiciones de conflicto con la Constitución. Pero gracias a la atropellada convocatoria de la protesta, logró colarse en régimen de igualdad con Casado y Rivera. No perdió la ocasión para arrastrar el discurso a sus fangos ultramontanos.

El motivo de la convocatoria era pedir la anticipación de las elecciones. Pero Abascal reclamó la detención de Torra, dando carrete a quienes denuncian que en España se quiere perseguir a los políticos por su ideología y no por sus actos. Si el líder de Vox hubiese proclamado su fascistoide propuesta en un mitin de su partido, sólo él hubiera asumido la factura. Pero esta ronda la pagarán entre todos.

Casado firmó tablas. La masa de rojigualdas le quedó lo suficientemente aseada en las imágenes como para salvar el tipo. La presencia de falangistas fue tan testimonial que hasta a los de TV3 - en palabras de Rafa Latorre, los mayores especialistas en cetrería del Estado- les costó cazar aguiluchos. 

No puede decirse lo mismo de Rivera, a quien le costará regresar al centro. Los injustamente denostados complejos sirven para no subirte a un escenario con un xenófobo. Sí los tuvieron Valls, discreto, o Arrimadas, ausente. Tampoco estaba exento de riesgos borrarse. Aunque la masa llenó Colón, nunca tantos parecieron tan pocos para los naranjas.

El seguimiento de la convocatoria no fue tan amplio como para acogotar al Gobierno. Si el presidente lo lee como un motivo para reanudar el chalaneo con los independentistas volverá a la picota. 

Este domingo ganó Abascal, empataron Casado y Sánchez, Rivera se dejó el goal average y, además de mi solomillo, salió abrasado el periodismo que subió a la tribuna. En adelante quienes se presten a ello que vayan como lo que son: activistas.


 (*) Periodista y subdirector de El Mundo


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