SANTA CRUZ DE TENERIFE.- La Fiscalía de la Audiencia de Santa
Cruz de Tenerife ha pedido doce años de prisión para el entrenador de
atletismo y exseleccionador nacional de pruebas combinadas el lorquino Miguel Ángel
Millán Sagrera, acusado de abusos sexuales a dos menores y quien fuera el
entrenador del murciano Antonio Peñalver antes de la medalla que logró
el alhameño en Barcelona 92. El auto de la Audiencia Provincial decide además prorrogar la prisión provisional comunicada
ya que aprecia riesgo de fuga en el exseleccionador, encarcelado desde
enero de 2017.
En su escrito
de acusación, la Fiscalía pide tres años y nueve años de prisión por dos
delitos de abusos sexuales continuados, así como inhabilitación durante
14 años para el ejercicio de la profesión de entrenador deportivo y de
desarrollar actividades deportivas con menores, además de que siga un
programa formativo de educación sexual.
Millán Sagrera, nacido en 1950
en Lorca (Murcia), se valió de su extraordinario prestigio profesional
para abusar de dos menores a los que entrenaba personalmente en
Tenerife, quienes contaban con 14 y 15 años y 16 y 17 años en el momento
de los hechos, detalla el texto.
Al primero de los menores lo conoció
en 2010 con 13 años y estableció con él «un vínculo distinto al que
tenía con el resto de los atletas», de «absoluta confianza» y trato
diario, incluidos mensajes en redes sociales.
A finales de 2011 se «produjo el primer contacto sexual en el coche del entrenador y en la primavera y verano de 2012, con motivo de desplazamientos debidos a campeonatos, Millán, según la fiscalía, distribuyó las habitaciones para que la compartieran ellos dos, y con la excusa de un masaje le sometió a abusos sexuales.
A finales de 2011 se «produjo el primer contacto sexual en el coche del entrenador y en la primavera y verano de 2012, con motivo de desplazamientos debidos a campeonatos, Millán, según la fiscalía, distribuyó las habitaciones para que la compartieran ellos dos, y con la excusa de un masaje le sometió a abusos sexuales.
Su víctima no podía
negarse por el ascendiente de su entrenador sobre él y por «las
recurrentes reacciones de éste de decepción y malestar en el ámbito
deportivo cuando el menor se atrevía a contrariarle sexualmente».
El
creciente malestar del menor le llevó a distanciarse paulatinamente del
entrenador y puso fin a los entrenamientos el 23 de marzo de 2013 a
través de su móvil. Ya mayor de edad, en junio de 2017, el joven
denunció los hechos en la comisaría de la Policía Nacional de La Laguna
«con la finalidad de que el procesado no llevara a cabo hechos como los
que él sufrió con otros menores» y reclamó una indemnización por el
perjuicio sufrido.
El segundo caso de abusos fue con otro de los atletas a los que entrenaba, al que conoció en 2015 en un campeonato en Las Palmas de Gran Canaria, cuando tenía 16 años, maniobró para compartir habitación con él y aprovechó para abusar del adolescente ante la sorpresa del menor.
El segundo caso de abusos fue con otro de los atletas a los que entrenaba, al que conoció en 2015 en un campeonato en Las Palmas de Gran Canaria, cuando tenía 16 años, maniobró para compartir habitación con él y aprovechó para abusar del adolescente ante la sorpresa del menor.
Estas conductas
las repitió en otras citas deportivas, así como en un apartamento de su
propiedad en la localidad tinerfeña de el Porís de Abona, venciendo su
oposición valiéndose de «su fuerte ascendiente que como entrenador»,
relata la fiscalía.
«En las ocasiones en que el menor se negaba a
acceder a los ilícitos requerimientos sexuales del procesado, éste se
enfadaba con él, le retiraba la palabra, descuidaba su atención como
atleta en los entrenamientos o lo desplazaba en el equipo», con lo cual
«lograba doblegar su renuencia».
Aunque en una primera ocasión en agosto
de 2016 esta víctima negó los hechos ante la Policía, «una vez fue
consciente de lo sufrido» presentó denuncia en diciembre de 2017.
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