MADRID.- El humo del tabaco que se consiguió erradicar de muchos lugares públicos ha vuelto a algunos bares. Se ha colado en aquellos que disponen de cachimbas, también llamadas shishas o pipas de agua, porque humedecen el humo. La mayoría de quienes las usan son jóvenes. Están de moda, pero no están reguladas, recuerda El País.
Lo que se quema en las pipas de agua no es tabaco, sino alternativas libres de nicotina como el shiazo,
un mineral empapado en glicerina vegetal que se vende en Internet con
diferentes aromas. Ese hueco legal es el que aprovechan algunos locales
para colar tabaco en las cachimbas e incumplir la ley, según avisa la
Guardia Civil, que el año pasado realizó dos operaciones en Valencia y
Málaga en las que constató esta práctica.
“Y esto ocurre en más locales
de toda de España”, reconoce el sargento del instituto armado de Málaga
Carlos Plaja, que participó en la operación de esta provincia andaluza
en la que se presentaron 124 denuncias y se realizaron 91 inspecciones
en locales de ocio.
Los agentes de la Guardia Civil advierten de que los bares de shishas
enmascaran el consumo de tabaco con productos aromáticos. “Esconden los
paquetes en taburetes y falsos techos. Y cuando se realiza la
inspección, muestran los productos de sabores libres de nicotina que la
ley permite fumar”, comenta por teléfono Carlos Plaja.
Las comunidades autónomas controlan las sanciones por infringir la ley antitabaco.
Sin embargo, la mayoría no precisa si se imponen por fumar en cachimba.
La única que ha ofrecido datos al respecto es Cataluña. Allí, en lo que
va de 2018, la Consejería de Sanidad ha tramitado siete denuncias.
Fuentes de la Guardia Civil de Valencia, donde se desarrolló otra
operación, reconocen que proliferan más locales de este tipo que agentes
hay para vigilarlos. Por este motivo, la Consejería de Sanidad de
Murcia reconoce que “es necesario controlar el mercado de nuevos
productos relacionados con el tabaco”, apuntando a la cachimba.
El problema es que las pipas no se perciben como perjudiciales.
Un grupo de chavales se reta para ver quién consigue hacer el mejor
aro de humo. Intentan dejar flotando un círculo perfecto cuando exhalan,
porque el tabaco fumado en shisha genera mucho humo; nubes con las que chicos y chicas se divierten y que, según la Organización Mundial de la Salud
(OMS), contiene sustancias carcinógenas y tóxicas peligrosas para el
sistema respiratorio y cardiovascular.
El organismo recuerda que la
supuesta inocuidad de las shishas es falsa se fume tabaco u otros productos en ella.
El neumólogo y presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica
(SEPAR), Carlos Jiménez Ruiz, advierte de que los productos
saborizantes y las glicerinas, que “no están controlados por Sanidad”,
pueden provocar fibrosis. Además, señala que las sesiones de cachimba
“equivalen a fumar entre 25 y 50 cigarrillos”.
“Como te venden que es de fruta, pensaba que era más sano”, reconoce
Jules, otro universitario de 20 años cuando se le advierte de las
consecuencias de fumar en cachimba. A los médicos les preocupa que estas
sean el pasaporte de los jóvenes para llegar a la cajetilla de
cigarrillos, porque según Jiménez, esta moda normaliza fumar.
La Unidad de Tabaquismo de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria
avisa de que cada vez hay más personas que fuman cachimba y
cigarrillos. Además, lamenta que en España no existen datos de consumo
de shisha. La última encuesta de consumo de drogas EDADES,
que elabora el Ministerio de Sanidad, no pregunta por esa modalidad. Y
aun así refleja un aumento de cinco puntos del número de fumadores
jóvenes.
El PSOE presentó en marzo una proposición no de ley para regular las
cachimbas e incluirlas en la ley antitabaco. Fuentes del grupo
socialista sostienen que la ministra María Luisa Carcedo valora
regularlas para echarlas de los bares.
Lo mismo pide SEPAR y la OMS, que
reclaman que este artilugio tenga la misma consideración que el
cigarrillo electrónico. “Estos no se pueden usar dentro de bares y
restaurantes, porque la ley los considera un producto del tabaco. Es la
misma consideración que debe tener la cachimba, se fume con tabaco,
hierbas aromáticas o glicerinas sin nicotina”, zanja Jiménez.
“La gente no quiere fumar glicerinas, quiere tabaco”
Carlos Plaja, sargento de la Guardia Civil que participó en el
operativo de Málaga, asegura que “la gente que acude a estos bares a
fumar en cachimba no quiere consumir glicerinas u otros productos sin
nicotina, quiere tabaco”.
El maasal, fermentado con esencias
frutales, es el más utilizado en las cachimbas de todo el mundo debido a
los aromas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España,
la ley solo permite a bares y cafeterías vender tabaco a través de
máquinas, algo que no ocurre en estos establecimientos, señala por
teléfono Jesús Martín, consultor jurídico en Legaltabac, una asesoría
especializada en las normas reguladoras del sector.
Los paquetes de
tabaco de shisha muestran, incluso,
información falsa sobre el contenido de nicotina y alquitrán, rebajando
los niveles reales, y ni siquiera figura como tabaco en el envase, según
denuncia la OMS.
“Faltan métodos para validar el contenido de los
productos para cachimbas”, apunta la OMS en un informe. En España, el
instituto armado pide que se aumente el control sobre este tipo de
tabaco, ya que “en muchas ocasiones procede del contrabando”. Si las
autoridades demuestran que tiene un origen ilícito, las sanciones a
estos establecimientos suponen una multa de 2.000 euros y el cierre del
local durante una semana.
En Málaga, la Guardia Civil inspeccionó 91
locales y denunció 124 infracciones. Y en Valencia incautó 200 paquetes
de tabaco de pipa en diversos establecimientos hosteleros de la ciudad.
Sin embargo, según fuentes de la Guardia Civil de Valencia, las
multas son inferiores al beneficio que les supone a los bares tener
cachimbas. “Es el negocio del siglo. El paquete de tabaco cuesta 3 euros
y con él se hacen tres cachimbas, que se venden a un precio que oscila
entre 20 y 60 euros cada una”, comenta.
La OMS advierte de que “debido al bajo coste de fabricación de los productos para shishas y
a las bajas cargas fiscales que se les aplica en comparación con los
cigarrillos, las pipas son asequibles”.
María Díaz, de 20 años,
estudiante de Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos
de Madrid, reconoce que, además de frecuentar bares de cachimba, tiene
en una en casa que usa “hasta cuando estudia”.
En Estados Unidos una encuesta reveló que el 30,4% de los
universitarios habían usado la cachimba alguna vez, según la OMS. Y en
Reino Unido, entre el 7% y el 11%.
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