MADRID.- El Banco de España ha emprendido este año la mayor renovación del personal de su cuerpo de inspectores.
La medida obedece a la marcha en 2014 de 79 funcionarios al Banco
Central Europeo (BCE) como consecuencia de la entrada en vigor del
Mecanismo Único de Supervisión (MUS), con sede en Fráncfort, pero
también es paralela al enfrentamiento abierto entre la cúpula de la
institución gobernada por Luis María Linde y la mayor parte de este colectivo, integrado en la Asociación de Inspectores del Banco de España (AIBE), según publica hoy El Mundo.
El
pasado 3 de octubre, los inspectores hacían en el Congreso de los
Diputados el desmentido más contundente acerca del papel del Banco de
España en la quiebra de la mayoría de las cajas de ahorros. "Se pudo hacer mucho más,
existían los medios jurídicos, humanos y técnicos para ello; lo que
ocurrió no tenía por qué haber ocurrido", indicó el presidente de AIBE, Pedro Luis Sánchez.
Ese
mismo día la Comisión Ejecutiva del supervisor aprobó la incorporación
de 70 nuevos inspectores de entidades de crédito que se sumarán a 57
nuevos especialistas en riesgos o vigilancia con el mismo nivel. A día
de hoy, existen 302 inspectores vigilando el sistema financiero a las órdenes del BCE y del Banco de España, de los que 54 son temporales.
La
implementación del MUS ha supuesto la cesión al BCE de tareas que se
dirigían desde Madrid, pero los inspectores señalan que a la hora de
reponer los recursos cedidos a Fráncfort, el supervisor español ha
reforzado los criterios subjetivos, debilitando el carácter técnico de
la selección en favor de otros criterios.
Antes del 3 de
octubre, la selección respondía a un proceso de oposición. Ahora, una
vez superadas las pruebas de idiomas, gestión de empresas, contabilidad y
sistema financiero, un 25% de la nota definitiva dependerá de una
valoración de méritos a cargo de un tribunal.
"Todo
responde a la necesidad de adaptarse al MUS, no hay ninguna
discrecionalidad", responden en el Banco de España. "El sistema valora
las competencias profesionales y la adecuación del perfil del candidato
al puesto que se pretende cubrir de acuerdo a un escrupuloso baremo
aprobado previamente por el tribunal del proceso que garantiza la
imparcialidad", aseguran. En el organismo afirman que, a pesar de la
cesión de competencias, el volumen de trabajo ha crecido.
Exigencias europeas
El pasado mes de marzo Danièle Nouy,
presidenta del MUS, reclamó a Linde por segunda vez y por escrito que
repusiera su plantilla con urgencia. Según el Banco de España, si con el
modelo anterior un opositor debía realizar un máster en supervisión
durante 20 meses antes de inspeccionar entidades, ahora reducirá su
tiempo de preparación a nueve meses, menos de la mitad.
El
hecho es que, a seis meses de que Linde abandone su puesto, el
enfrentamiento entre la cúpula del Banco de España y su cuerpo de
inspectores ha crecido. Está en tela de juicio el estallido de la crisis
en 2008 y las actuaciones de la cúpula del supervisor para prevenir y
gestionar la reestructuración de las cajas de ahorro y los bancos, que
ha costado más de 60.000 millones de euros en recursos públicos de los
que 40.000 millones se consideran irrecuperables.
Casos como el de la salida a Bolsa de Bankia
y su rescate por 22.400 millones de euros no hubieran alcanzado su
dimensión actual de no ser porque, pese al silencio del supervisor, los
inspectores demostraron con correos internos e informes periciales que
la cúpula de la institución estaba alertada del riesgo de una operación
por la que la entidad pública ha devuelto 1.700 millones. De este modo,
el pasado febrero, la Audiencia Nacional imputó al ex gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez
junto a parte de la cúpula del supervisor. En septiembre, el juez
descartó las imputaciones al considerar que las actuaciones de estos
directivos no vulneraron el Código Penal.
La decisión ha
sido recurrida al Supremo y las heridas siguen abiertas. Mientras el
Banco de España mantiene que la crisis no se pudo anticipar y que en
todo caso carecía de las herramientas necesarias para gestionarla, los
inspectores afirman lo contrario y señalan que la cúpula de la
institución, lejos de hacer autocrítica, ha apartado a los inspectores
más estrictos en su labor y ha sido capturado por las entidades.
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