El Titanic ha chocado con el
iceberg de Cataluña y está hundiéndose en un mar de aguas sangrientas.
Han sido tres horas de cargas salvajes con 844 heridos, dos en estado
crítico, y cuantiosos daños materiales y espirituales, pues han acabado
cortando el último y tenue lazo entre España y Cataluña.
No
era un transatlántico, sino un "tigre de papel", un remedo de Estado
que expone sus vergüenzas a vista de todos. La primera y más grave, la
incapacidad para imponer su autoridad en una parte importante de su
territorio si no es recurriendo a la violencia, por muy legítima que se
quiera considerar. Su fracaso al querer impedir un referéndum declarado
ilegal.
En
una comparecencia vergonzosa y sin preguntas, Rajoy declara que el
referéndum no se ha celebrado. Es el único en creerlo. Se le añade su
fiel infantería de El País, que no se atreve a negar la evidencia como su jefe y suaviza la forma hablando de descabezar el referéndum ilegal pero
reconociendo que centenares de colegios electorales abrieron en toda
Cataluña en un acto de desafío al Gobierno. Completamos la información:
centenares, no; miles. Abrió el 95% de las dos mil y pico mesas.
Es decir, el referéndum se celebró. Y así lo han entendido todos los medios internacionales y nacionales, siempre prestos a ver el mundo con los ojos del gobierno. Y, sobre todo, por celebrado -y como un éxito- lo da el govern de la Generalitat.
Se forjan así dos puntos de vista que presentan dos mundos distintos y antagónicos, aunque sabemos que solo uno pueda ser verdad, quizá una mezcla de ambos. En el mundo de Rajoy no ha habido referéndum catalán porque la fuerza pública, a la que respalda, lo ha impedido. Ni una mención a los costes y menos algo de compasión por las 844 víctimas. En el mundo de la Generalitat el referéndum se ha dado, es vinculante y de él se seguirá en 48 horas una declaración unilateral de independencia.
Los dos mundos evolucionan por separado para volver a chocar. Aunque no haya habido referéndum, Rajoy convoca a todas las fuerzas parlamentarias a debatir específicamente sobre Cataluña. Pero la invitación ya ha fracasado pues, al declararse la DUI, la minoría catalana abandonará el Congreso de los diputados. Tendrá gracia ver un congreso sin catalanes reflexionando sobre los catalanes sin congreso.
El gobierno, el Parlamento por mayoría aplastante, no reconocerá la DUI, pero eso no será obstáculo para que la Generalitat la ponga en práctica. El único modo de impedirlo será encarcelando al presidente y quizá al govern en pleno. A cualquiera se le alcanza, sin embargo, que esa no es una situación sostenible. Lo que supone que se mantiene el enfrentamiento entre el mundo sin referéndum (que ofrece diálogo "dentro de la ley" a unos interlocutores ausentes) y el mundo con referéndum según el cual Cataluña actúa como Estado independiente.
El conflicto institucional se agudizará, demostrando así que la salvaje represión del domingo, además de cruel, ha sido inútil. Ninguna medida tendrá visos de eficacia si no empieza por buscar al único responsable de este desastre, esto es, el señor Rajoy con su recogida de firmas contra el Estatuto de 2006 por pura codicia de poder. Por eso es el mismo Rajoy de los sobresueldos el que en la comparecencia citada sostiene que los únicos culpables de los atropellos son los que los han provocado. Y no él, que es el solo responsable de que el independentismo haya pasado en diez años del 20% a más del 55% de apoyo. Únicamente la dimisión de Rajoy puede entreabrir una lejana posibilidad de acuerdo. Pero Rajoy no dimitirá y seguirá haciendo lo que ha hecho hasta ahora, un estado de excepción sin declarar.
En este mundo (sin referéndum) se niega la realidad y, por tanto, carece de futuro. En el otro (con referéndum) también se niega la realidad y carece asimismo de futuro. La hipotética moción de censura de PSOE y Podemos ya no es posible porque, al irse los diputados indepes, no obtendría la mayoría absoluta. Los dos mundos españoles siguen evolucionando de forma errática en conflicto con el naciente Estado catalán, la República catalana, que ha irrumpido en la historia con mucha fuerza a raíz del referéndum del 1-0.
Es decir, el referéndum se celebró. Y así lo han entendido todos los medios internacionales y nacionales, siempre prestos a ver el mundo con los ojos del gobierno. Y, sobre todo, por celebrado -y como un éxito- lo da el govern de la Generalitat.
Se forjan así dos puntos de vista que presentan dos mundos distintos y antagónicos, aunque sabemos que solo uno pueda ser verdad, quizá una mezcla de ambos. En el mundo de Rajoy no ha habido referéndum catalán porque la fuerza pública, a la que respalda, lo ha impedido. Ni una mención a los costes y menos algo de compasión por las 844 víctimas. En el mundo de la Generalitat el referéndum se ha dado, es vinculante y de él se seguirá en 48 horas una declaración unilateral de independencia.
Los dos mundos evolucionan por separado para volver a chocar. Aunque no haya habido referéndum, Rajoy convoca a todas las fuerzas parlamentarias a debatir específicamente sobre Cataluña. Pero la invitación ya ha fracasado pues, al declararse la DUI, la minoría catalana abandonará el Congreso de los diputados. Tendrá gracia ver un congreso sin catalanes reflexionando sobre los catalanes sin congreso.
El gobierno, el Parlamento por mayoría aplastante, no reconocerá la DUI, pero eso no será obstáculo para que la Generalitat la ponga en práctica. El único modo de impedirlo será encarcelando al presidente y quizá al govern en pleno. A cualquiera se le alcanza, sin embargo, que esa no es una situación sostenible. Lo que supone que se mantiene el enfrentamiento entre el mundo sin referéndum (que ofrece diálogo "dentro de la ley" a unos interlocutores ausentes) y el mundo con referéndum según el cual Cataluña actúa como Estado independiente.
El conflicto institucional se agudizará, demostrando así que la salvaje represión del domingo, además de cruel, ha sido inútil. Ninguna medida tendrá visos de eficacia si no empieza por buscar al único responsable de este desastre, esto es, el señor Rajoy con su recogida de firmas contra el Estatuto de 2006 por pura codicia de poder. Por eso es el mismo Rajoy de los sobresueldos el que en la comparecencia citada sostiene que los únicos culpables de los atropellos son los que los han provocado. Y no él, que es el solo responsable de que el independentismo haya pasado en diez años del 20% a más del 55% de apoyo. Únicamente la dimisión de Rajoy puede entreabrir una lejana posibilidad de acuerdo. Pero Rajoy no dimitirá y seguirá haciendo lo que ha hecho hasta ahora, un estado de excepción sin declarar.
En este mundo (sin referéndum) se niega la realidad y, por tanto, carece de futuro. En el otro (con referéndum) también se niega la realidad y carece asimismo de futuro. La hipotética moción de censura de PSOE y Podemos ya no es posible porque, al irse los diputados indepes, no obtendría la mayoría absoluta. Los dos mundos españoles siguen evolucionando de forma errática en conflicto con el naciente Estado catalán, la República catalana, que ha irrumpido en la historia con mucha fuerza a raíz del referéndum del 1-0.
No os preocupéis, vuestros sueldos,
primas, canonjías, cargos y enchufes no peligran. Al contrario, es
posible que, si seguís atacando el independentismo catalán y jugando
sucio a favor del gobierno al que ambos apoyáis, os suban la paga.
Rajoy,
el hombre que os debe el puesto (primero a Podemos y luego a Sánchez)
será agradecido si os arrodilláis y humilláis algo más. Hasta es posible
que también llame a Iglesias a los contubernios de La Moncloa, como
hace con Sánchez y el petit Rivera para apalabrar sucesivas medidas
anticatalanas.
Seguramente
os darán más lugares en las tertulias, los medios controlados, los
periódicos de la banca o de vuestros partidos pues sois gentes de fiar,
que saben quién manda en España. Y contra quién hay que tirar por los
medios que sean, las mentiras, la demagogia, la hipocresía. Tenéis un
futuro como criados cantores de la derecha.
Conviene,
no obstante, que profundicéis algo más en vuestra iniquidades contra un
pueblo digno, único en España que ha plantado cara a la dictadura del
PP y sus ayudantes de la izquierda. Conviene que Sánchez siga siendo
equidistante entre los animales que apalean a la gente (más de 450
heridos) y los apaleados. Conviene que Podemos siga falseando el
carácter del independentismo catalán, atribuyéndolo a la corrupción de
la burguesía de Pujol y el 3%. Eso os dará réditos en el cariño de la
derecha franquista con la que aspiráis a codearos.
De
tal modo se entenderá mejor la repugnante pelea de carroñeros en que
estáis ambos, echándoos el uno al otro la culpa de la sangre vertida por
la brutalidad policial. Sobre todo porque lo hacéis por rebañaros votos
mutuamente. Iglesias culpa al PSOE de la bestialidad de la policía y el
PSOE culpa a Podemos de lo mismo. Basta ver los tuits de Jordi Sevilla,
un anténtico truhán. De este modo, además, no culpáis al PP y cumplís
con vuestra labor lacayuna de la derecha mientras sentáis plaza de
hipercríticos.
Podéis abandonar transitoriamente vuestras melopeas sobre la legalidad de
referéndum, no vaya a creerse que, para combatir la ilegalidad,
proponéis que se le abra la cabeza a la gente en las colas de las mesas
electorales. Olvidáos de la ilegalidad una temporada para que parezca
que todas las fechorías del PP son legales y nadie se acuerde de que sus
militantes esperan numerosos procesos penales por ladrones.
Esconded
vuestro acuerdo de principio con el PP en cuanto a la estrategia que se
iba a emplear para impedir el referéndum ilegal: concentrar toda la
violencia y la brutalidad en las dos primeras horas de la mañana para
romper la moral del movimiento y descabezarlo yendo directamente por
Puigdemont y Junqueras. Fingid que no sabíais que la orden era detener a
Puigdemont a base de arrasar su colegio electoral como si fuera una
vivienda palestina.
Haced
oídos sordos, fingid que ignoráis que la bestialidad del gobierno y
vuestro cobarde y cómplice silencio han sido derrotados por la votación.
Toda la barbarie descargada por los antidisturbios (a quienes un
sistema democrático pedirá cumplidas cuentas) los 465 heridos, los
destrozos de todo tipo, la imagen de barbarie de esta derecha franquista
solo han servido para cerrar el 4% de los colegios.
El 96% ha seguido
funcionando a pesar de todos los boicoteos del gobierno. La masacre
policial ha valido para que la cantidad de votantes se haya incrementado
exponencialmente. Al final de la jornada se verá que el "sí" ha ganado
por un amplio margen con una participación muy elevada. Y habría ganado
por más si pudieran contabilizarse los votos que la policía ha
secuestrado y ha manchado de sangre.
Sí,
el referéndum, a pesar de todo, ha ganado y vosotros, PSOE y Podemos
pertenecéis ya a la historia del lamentable ridículo de este Estado
fallido, que solo funciona a base de corrupción y tiranía. Como zombies
os reuniréis mañana en el Parlamento en el que ya no debiérais estar a
decir lacayunamente que no reconocéis los resultados del referéndum.
Eso
ya lo anunció hace unas fechas el comunista Garzón siempre complaciente
con el poder. Pero el referéndum está ganado por la gente, la libertad,
la independencia en contra de vuestra sacra unión en defensa de la
nación de Franco.
Hoy se ha cortado el último lazo sentimental que pudiera haber entre España y Cataluña.
Adiós, España.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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