Huracanes, terremotos,
inundaciones, tormentas solares, crisis en Corea, Siria, Venezuela,
Birmania, Bangladesh… y en España. El mundo se ha vuelto loco
y encima hay una alineación de planetas el sábado 23 de septiembre,
que coincide con una profecía del Apocalipsis, pero vayamos a lo
nuestro:
El
principal problema de España es que siete de cada diez familias no
llegan a final de mes a causa del desempleo o del subempleo.
A esto se añade la amenaza a la integridad territorial de España
a causa del golpe de Estado que ha dado el señor “Puch-demonio”,
como si crear más fronteras y banderas fuera la solución a todos
los problemas, cuando en realidad sería la ruina de Cataluña y del
resto de España. La unión crea prosperidad y la separación crea
ruina.
Se
han empeñado en destruir el país más antiguo de Europa, que
llegó a ser la primera potencia mundial, y seguimos siendo la mayor
potencia cultural, por la gran cantidad de personas que hablan
nuestro idioma en todo el mundo. También llevamos camino de
convertirnos en la mayor potencia turística del mundo. “Algo
tiene el agua cuando la bendicen.”
Parece
que algunas personas se
han aburrido de vivir en paz y armonía, y andan buscando el
follón, el conflicto y la trifulca. El ser humano se caracteriza
por buscar soluciones irracionales a problemas que tienen arreglo
racional, como ocurrió con Hitler que le echó la culpa de todo
a los judíos, mientras que los separatistas culpan a los españoles
de todos los males.
La
irracionalidad comenzó a instalarse en España cuando comenzaron a
atacar al turismo, es decir, cuando empezaron a morder la mano
que les da de comer. ¡No se puede ser más estúpido! Ahora la
solución tan ‘imaginativa’ que ofrecen a los problemas del mundo
es provocar un conflicto en la calle, del que no puede salir nada
bueno más que odio y enfrentamientos.
A
los líderes separatistas les importa un bledo los problemas sociales
de Cataluña, que ellos mismos han creado, destinando el dinero del
pueblo a crear ‘embajadas’ en todo el mundo. Lo único que les
importa es separar su territorio, adorar a su bandera excluyente, y
blindarse de su corrupción del “tres por ciento” para que
Pujol no pise nunca una cárcel.
Ellos
dicen que no tienen nada que ver con España, pero Cataluña es
bilingüe desde hace muchos siglos y está poblada de sangre
española. Aquí se cumple el dicho “si habla mal de
España es que es español”.
Intuyo
que esto tiene mal arreglo, porque el ambiente está muy
envenenado. Se han encargado de envenenarlo los políticos
separatistas a través de la historia sectaria y falseada que se
enseña en su sistema educativo, donde ellos son los buenos y
nosotros somos los malos. Nunca se debieron
transferir las competencias educativas.
No
entiendo la posición equidistante del partido ‘Podemos’
porque no se puede ser tibio cuando está en juego algo tan serio
como la integridad territorial de nuestro país. Pero andan muy
equivocados si creen que los españoles vamos a permitir la partición
de nuestro país como una caja de quesitos en porciones, porque
han subestimado el poder de España, un gigante dormido que
puede despertar en cualquier momento si le tocan los cataplines.
Me
pregunto si estamos pagando un karma colectivo por los crímenes que
se cometieron en la guerra civil (antes, durante y después) porque
todo se paga en el universo, a menos que pidamos perdón humildemente
a nuestro Creador.
(*) Periodista
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