¿Ven, señores del PP, como hay que
acabar con los paraísos fiscales? Puigdemont se ha llevado la
escurridiza web del referéndum a una isla del Caribe, en donde estará
tan segura, es de suponer, como los capitales de los defraudadores.
El
réprobo Puigdemont de impronunciable apellido. Menos de 24 horas
después de que el presidente de los sobresueldos lo conminara a rendirse
en evitación de males mayores pues el referéndum no iba a celebrarse, publica los colegios y mesas electorales con todas las garantías. Además tiene el papo de anunciar que dispone de planes alternativos para votar el 1/10. Alternativos ¿a qué? A lo que pueda hacer el gobierno. Y bien poco y disparatado es.
Tuvieron
18 meses para prepararse, y la revolución catalana los pilla a todos
literalmente en Babia. El gobierno y la oposición no tienen ni idea de
qué hacer. Empiezan a atisbar el alcance de lo que con sus torpezas,
abusos e ignorancias ellos mismos pusieron en marcha. Ofrecen "diálogo
dentro de la ley" a partir del 2 de octubre, lo cual es una demostración
tan estúpida como paladina de que antes no lo hubo.
Y eso si hay 2 de
octubre para ellos, pues depende del resultado del referéndum que no
pueden evitar. Refuerzan su oferta de diálogo ofreciendo más dinero y más autonomía a Cataluña si se renuncia al referéndum.
El referéndum que, según el otro, no va a celebrarse. Y que, si se
celebra, tercia el reprobado fiscal general, será delito. Ofrecen más
dinero cuando está por ver que puedan aprobar los presupuestos que, de momento, han aplazado. Los hermanos Marx en "Un día en el referéndum".
Están
desesperados. Les ha estallado la revolución en los morros. Las calles
están a rebosar con gente dispuesta a ocuparlas y obstaculizar la acción
represiva. Los estibadores no cargarán los buques repletos de policías y
material antidisturbios. Los trabajadores de los servicios tampoco les
darán agua ni luz. Van a tener que crear un cuerpo de antidisturbios
paracaidistas. Se han puesto en contra a las universidades catalanas,
que cerrarán y los estudiantes estarán en las calles. Se les ha rebelado la sociedad. Pacífica, alegre, democráticamente. Han creado una situación insostenible con los mossos. Están a punto de provocar una huelga general.
Una
revolución pasaba por aquí y sus especialistas no la vieron. Aún
siguen, cerradamente opuestos a la idea misma del referéndum, y
enredados en logomaquias sobre la autodeterminación de las colonias, la
soberanía nacional, la nación, las naciones, las naciones de naciones
pero sin nacionalistas, la legalidad (ojo, la revolución ya ha generado
su propia legalidad), la reforma de la Constitución, las mesas de
diálogo, las garantías, las movilizaciones y el reino de nunca jamás..
Los
del PSOE no han entendido nada. Los más moderados se oponen al
referéndum por mor de la soberanía y la susodicha legalidad, así como el
argumento de la independencia "de los ricos". Y los más radicales,
estilo Susana Díaz, piden la suspensión sin más de la autonomía de
Cataluña. El PP sostiene que el independentismo es un problema de orden
público. Los radicales del PSOE creen que es un problema presupuestario.
De su presupuesto, aunque esto no suelan decirlo.
Los
de Podemos dan vueltas al mismo atajo, como el poeta. Establecen una
causación: para arreglar "lo" de Cataluña hay que echar a Rajoy. Para
echar a Rajoy, reúnase una mesa de diálogo de todos los demás. La
brillante idea es negociar un referéndum pactado. La sucia realidad
muestra que tal cosa, hoy, con este Parlamento, es imposible. ¿Qué fue
de la actualización de la doctrina de las dos espadas anunciada en su
día por Iglesias cuando aseguraba que la acción de Podemos sería
bifronte, en el Parlamento y en la calle? La acción parlamentaria, sin
ser inútil ni mucho menos, no es eficaz al fin de echar a Rajoy. ¿Qué
pasa con la acción de la calle? Que Podemos no quiere ni verla porque
esa movilización general, esa revolución de masas, interclasista,
intergeneracional, les destroza el esquema de la burguesía catalana
corrupta, el 3% y similares monsergas.
Una
revolución, señores, y ustedes contándole los votos al rabo de la
esfinge, como diría Unamuno. Una revolución en la que ustedes no pintan
nada, lo cual es muy humillante para su narcisismo. Pero piensen que
sería mucho peor si, además de no pintar nada, siguen ustedes sin
apoyarla claramente e incluso, como hace el señor Garzón, tratan de deslegitimarla.
No
tengo duda alguna sobre el espíritu republicano de Garzón. Por eso le
invito a considerar que ese referéndum cuyos resultados anuncia no
reconocer de antemano no es solamente sobre la independencia de Cataluña
sino sobre la República. Ese es el problema: todos los partidos
españoles son monárquicos. Sí, son monárquicos a fuer de españoles o
españoles a fuer de monárquicos carece de importancia. Son todos
dinásticos y, si no quieren ser consierados así, olvídense del resultado
del referéndum catalán y organicen un referéndum en toda España sobre
Monarquía o República.
A
lo mejor el resultado podía interesar a los catalanes. Pero tengo la
impresión de que, después de lo que está pasando, los catalanes no van a
querer saber nada de España que no sea la corrección de la diplomacia.
Todos
ven las imágenes de los hechos, excepto si miran TVE. Cada vez toman
aquellas un tono más al estilo de las aventuras del sargento Arencibia.
Le llaman la "revolución de las sonrisas", aunque algunos ya nos
maliciamos que sea la "revolución de las burlas".
En Tiana
En un acto organizado por el ayuntamiento tianenc, en Barcelona, con la
colaboración de Ómnium y la ANC, hablaremos de ese sugestivo tema: el referéndum visto desde España por los medios de comunicación, los intelectuales y el gobierno.
Esta la apruebo de calle porque el punto de vista de los tres (medios,
intelectuales y gobierno) es el mismo: no al referéndum ilegal, nazi,
rojo, separatista, anticonstitucional, antidemocrático, insolidario,
racista y... y... ¡monofisita! Las tres instancias dicen lo mismo. Y
aunque añadiéramos los jueces y las fuerzas de seguridad -en el caso de
que piensen- las conclusiones serían idénticas: para proteger la
democracia en Cataluña hay que impedir que los catalanes la ejerzan.
Alguien puede suponer que se trata de un absurdo, producto del amor de
Palinuro por las paradojas. Pero no es cierto. En la corte -y fuera de
ella- se "razona" así de peregrinamente. Y no solo aquí. Por ejemplo,
¿quién no ha oído a gentes de mucha izquierda, mucho centro y mucha
derecha decir que querrían un referéndum pero que no pueden admitirlo
"sin garantías". ¡Las garantías!, tabla de salvación de cuanto hipócrita
anda suelto. ¡Las garantías!, punto esencial del talante democrático!
¡Las garantías! excusa de tibios y timoratos para no plantar cara un
poder tiránico.
Y nadie, absolutamente nadie, ha levantado el dedo para
preguntar cómo es posible que exijan garantías aquellos que, siendo
quienes pueden darlas, las niegan. El referéndum tendría todas las
garantías si el Estado quisiera darlas. Pero no solo no lo hace, sino
que las boicotea. Y luego llegan los "izquierdistas" de pacotilla a
balar resignadamente que, sin garantías, no es democrático votar.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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