miércoles, 16 de octubre de 2019

Santiago Pérez: "Las grandes empresas sólo piensan en la rentabilidad, no en el Mar Menor"


LOS ALCÁZARES.- En el campo de Cartagena se están sembrando las lechugas que acabarán en ensaladas envasadas para Francia, en supermercados de Reino Unido o en cadenas de hamburgueserías de Moscú. Es una maquinaria global que no puede detenerse, y que vuelve a estar bajo lupa tras la última crisis ambiental que llevó a la mortandad de miles de peces. 

Expertos, pescadores y vecinos han señalado a la agricultura intensiva: "No es que nos sintamos señalados ahora, es que estamos señalados desde 2016, con el episodio de la sopa verde", dice a la SER Santiago Pérez, agricultor de Los Alcázares, y presidente de la Asociación Proagua y la Asociación de Afectados por las Inundaciones.
En su parcela, por donde hace un mes corría salvaje el agua que trajo la DANA, están sembrando pequeñas lechugas que acabarán en el mercado francés: el terreno se ha labrado en sentido horizontal a las escorrentías y en los límites hay terrazas y setos. A pesar de que se toman medidas, admite: "Lo que estamos haciendo es claramente insuficiente. Pueden ir en la línea adecuada, pero falta mucho más. Estamos peor que en 2016".
"No todos los vertidos son agrícolas. Puede que sean en parte, pero hay urbanizaciones, campos de golf, zonas sin alcantarillado... Y están utilizando las ramblas para verter al Mar Menor", explica Pérez, que añade que lo vienen denunciando desde febrero y que es un tema que han puesto en conocimiento de la Fiscalía. 
"Pero nadie se ha hecho responsable y no se han cortado", dice sobre unos vertidos que cree que deberían entubarse para proceder a su depuración, en vez de acabar en el Mar Menor.
Piden a las administraciones que acaben con el descontrol que hay en torno a la laguna salada. Un descontrol urbanístico que produce vertidos de aguas sin depurar desde los diferentes municipios. Un descontrol turístico que llena de personas y barcos una zona que debería estar protegida. Y un descontrol que también afecta a la agricultura, no lo niegan, señalando directamente a las grandes empresas a las que responsabilizan de la transformación del Campo de Cartagena.
"Los pequeños agricultores de las zonas ribereñas del Mar Menor no hemos hecho mucho. Pero han venido grandes empresas, comprando fincas, unificándolas... No ha habido límites. Todo el mundo ha hecho lo que la da la gana. Transforman el terreno, transforman las pendientes, se quitan las terrazas y todas las parcelas vierten al Mar Menor. Han desaparecido los linderos y terrazas", nos ha contado otro agricultor de la zona, Víctor Fernández.
Víctor tiene 55 años y ha crecido en Los Alcázares. Cuenta que recuerda el Mar Menor de su infancia, cuando no había playas de arena artificial, sino que eran de piedra y se bañaba en el agua cristalina de la laguna. "Mis hijos no pueden bucear, pescar o ver el fondo del mar como le he visto yo", lamenta.
"Se creían los políticos que esto nunca pasaría. Pero el Mar Menor ha dicho basta", continúa Fernández, que defiende a los pequeños agricultores que trabajan para sacar adelante una cosecha al cabo del año frente a las grandes corporaciones capaces de sacar tres cosechas en quince meses: "Las grandes empresas sólo piensan en la rentabilidad, y no en el medio ambiente ni en el Mar Menor. Y los políticos les dan la razón, porque es rentable". 
Y concluye: "El actual modelo económico de la Región es incompatible con el Mar Menor".

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