BARCELONA.- Las aguas del Mediterráneo continúan recibiendo metales disueltos del depósito de residuos mineros de la bahía de Portmán 25 años después del
cese de la actividad minera, según un estudio del Instituto de Ciencia y
Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona
(ICTA-UAB).
El trabajo,
elaborado en colaboración con investigadores de la Universidad de
Barcelona (UB)y que publica la revista 'Science of the Total
Environment', evidencia que la acumulación de residuos todavía suelta al mar aguas subterráneas que contienen metales pesados, como hierro, cadmio, níquel, zinc y plomo.
La
bahía de Portmán es un caso paradigmático de impacto por actividades
mineras en el Mediterráneo porque la actividad minera en la zona se
remonta a la época de los romanos, aunque fue entre los años 1957 y 1990
cuando se hizo una gran explotación a cielo abierto que vertió 57
millones de toneladas de residuos en la bahía, un volumen equivalente a
130 estadios deportivo para 100.000 personas.
Cuando
cesaron los vertidos, entre otras razones por la presión social contra
su impacto ecológico, los residuos ya habían rellenado buena parte de la
bahía y se extendían mar adentro.
El
estudio elaborado ahora por los científicos demuestra que los metales
siguen entrando en el mar a través de las descargas de aguas
subterráneas que circulan por el interior del vertido, y también por la
recirculación del agua del mar a través de los residuos a causa del
oleaje, sobre todo durante los temporales de mar.
"Alrededor
de un 10% de los metales, principalmente hierro, llegan al mar mediante
descargas subterráneas, mientras que la recirculación transporta el
resto de metales como níquel, zinc, plomo y cadmio", ha detallado Aaron
Alorda Kleinglass, investigador del ICTA -UAB y primer autor del
estudio.
La investigación ha
descubierto que las aguas subterráneas y los sedimentos están mucho más
contaminados por metales que las aguas marinas superficiales de la
bahía.
"Esto se debe a que
cuando el hierro entra en contacto con el agua de mar se forman
hidróxidos de hierro, que arrastran los metales disueltos en la columna
de agua hacia los sedimentos", ha especificado el investigador del
ICTA-UAB Jordi Garcia-Orellana.
Además,
según los expertos, episodios de gota fría como los sucedidos en
septiembre incrementan las entradas de metales, tanto por los efectos de
las lluvias como de la subida del mar y el oleaje.
Los
científicos advierten que en el marco del proyecto de restauración que
se está llevando a cabo en la parte emergida de la bahía de Portmán
conviene evitar que se pongan en comunicación las aguas subterráneas más
cargadas en metales con el agua del mar, pues este hecho podría hacer
aumentar notablemente la cantidad de metales liberados al medio marino.
"Es
fundamental hacer nuevas investigaciones sobre el terreno, ya que aún
no sabemos exactamente cuál será la nueva dinámica de las aguas
subterráneas una vez haya terminado el proyecto de restauración", ha
concluido Valentí Rodellas, autor también del trabajo.
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