lunes, 17 de junio de 2019

La política de los chimpancés / Alberto Aguirre de Cárcer *

Durante muchos años, el etólogo holandés Frans de Waal analizó el comportamiento de una gran colonia de chimpancés en el zoo de Anhem. Observando la vida diaria de esos primates, descifró sus conflictos, sus relaciones afectivas y su sofisticada lucha por el poder, basada en estrategias de alianzas y coaliciones que asombrarían al propio Maquiavelo. Los resultados de esa investigación, plasmada en los años 80 en un libro llamado 'La política de los chimpancés', sugieren que las raíces de la política son más antiguas que la propia Humanidad. 

Mucho antes de que aparecieran los humanos modernos, (animales políticos, como nos definió Aristóteles), los primates más cercanos evolutivamente a nuestra especie empleaban ya tácticas muy elaboradas para alcanzar y conservar el poder. De hecho, en esa colonia con más de 50 chimpancés machos, ser el más fuerte y grande no garantizaba el éxito. Los ejemplares que tenían más posibilidades de triunfar eran aquellos con más capacidad para urdir coaliciones, cooperar y recabar el mayor apoyo de la comunidad.
En la constitución de los ayuntamientos, comprobamos cómo no todos los aspirantes en apariencia más fuertes, aquellos que habían conseguido más concejales, conquistaron el poder. Ni en Cartagena ni en Lorca la vara de mando fue para quienes partían con más votos en las urnas, José López (MC) y Fulgencio Gil (PP), respectivamente, sino para quienes supieron trabar alianzas: Ana Belén Castejón (PSOE), que pactó con Noelia Arroyo (PP) y Manuel Padín; y Diego José Mateos (PSOE), que lo hizo con Ciudadanos e IU. Si José Ballesta (PP) retuvo la alcaldía de Murcia, a la que aspiraba siendo el más votado el 26-M, fue porque supo resistir la dura negociación planteada por Mario Gómez (C's), sin rehuir el pacto.

La mayor de las sorpresas se produjo en Cartagena, donde volvió a ocurrir lo mismo que hace cuatro años, cuando la popular Pilar Barreiro, la más votada, fue desplazada por Castejón y López con el llamado 'pacto de la servilleta', un acuerdo a la griega por el cual se repartieron la alcaldía dos años cada uno. 

José López ha probado su propia medicina. No haber buscado alianzas, como hizo hace cuatro años, fue su gran error. O no pudo o no quiso. Y las dos candidatas, más hábiles, se aliaron, birlándole la vara. Probablemente pensó que nunca ocurriría, siendo una del PSOE y la otra del PP. Con la incorporación de Manuel Padín (C's) como teniente de alcalde, ambas pactaron una coalición estable para cuatro años. 

Solo ellas se turnarán al cabo de dos porque los concejales del equipo de gobierno serán los mismos y no cambiarán de funciones en toda la legislatura. Paradójicamente, lejos de celebrar la alcaldía de Cartagena, el acuerdo abrió una grave crisis en el PSOE regional, que anunció de manera inmediata un expediente disciplinario contra Castejón y sus concejales y la creación de una gestora en la ciudad portuaria. 

La dirección regional de los socialistas señaló que no podía avalar un pacto con el PP, algo que ya había descartado en público en días pasados, pero que se saltó a la torera Ana Belén Castejón, consciente de que varias agrupaciones socialistas cartageneras estaban reuniéndose para acabar políticamente con ella, pero también de la parálisis para la ciudad que, a su juicio, podría suponer cuatro años de gobierno de José López. 

La gran vencedora de este juego de tronos es Noelia Arroyo, que evita la llegada de López a la alcaldía, se asegura dos años al frente del municipio y encima se encuentra, inopinadamente, con una crisis que deja hecho unos zorros al PSOE en Cartagena. Diego Conesa se equivocó al actuar con precipitación, quizá porque pensó antes en su partido que en Cartagena. Anunciar un expediente disciplinario y una gestora convirtió en un órdago a su liderazgo lo que inicialmente se presentó como un acuerdo para preservar la calidad democrática en Cartagena. 

Como tal lo aplaudió, en Twitter, Emilio Ivars, el único diputado cercano a González Tovar que sigue en la Asamblea. Ahora Conesa tendrá que gestionar un lío monumental que podría haber resuelto de forma menos aparatosa. Mientras tanto, paradójicamente, el candidato socialista de Mazarrón salía elegido con apoyo de concejales de un partido local que están imputados por corrupción, lo que ya parece no ser un problema para el PSOE. 

Lo más positivo para los socialistas fue recuperar la alcaldía de Lorca, con el apoyo de C's e IU, a manos de Diego José Mateos, quien supo manejar sus opciones. En Murcia, por el contrario, se quedaron con la miel en los labios. José Ballesta, que de madrugada, y en plena negociación, tuvo conocimiento de una nota urgente del PSOE con graves acusaciones, se topó con la tenacidad de Mario Gómez, que llevó la negociación al borde de un precipicio. El acuerdo llegó solo una hora antes del inicio del Pleno. 

Al final vencieron los que mejor resistieron la presión, negociaron y trenzaron alianzas. Como viene ocurriendo en política desde tiempos inmemoriales.

 Pregones y 'Pregonaos'

Están los doce Roland Garros de Rafael Nadal y los más de cuarenta pregones de Alberto Castillo, el periodista que ha hecho la proeza de pasar de prácticamente la nada, al término de una larga y sólida carrera de periodismo radiofónico, a convertirse en la segunda autoridad de la Región. ¿Quién dijo que estaba averiado el ascensor social? 

Esto se asemeja mucho al sueño americano, pero a la murciana. Hace un par de meses, a Castillo se le veía por Twitter sin ocupación definida, aunque estaba ligado a la cúpula del Colegio de Periodistas y mantenía una estrecha colaboración con ámbitos (cofrades, taurinos...) de honda tradición en Murcia. 

Aparentemente fue entonces cuando apareció Ciudadanos con su superficial concepción de la modernidad (mochilas austriacas, gestaciones subrogadas...), buscando 'influencers' para sus listas y despertando vocaciones políticas que nadie conocía, pero que debían de estar durmientes. Aquí, en Mediocristán, ese territorio imaginario donde se desarrolla la política regional, C's encontró terreno abonado.

El resto es historia. C's retrocede en votos respecto a 2015, pero es la llave de la gobernabilidad y ahora ya no busca solo aplicar políticas, sino también ocupar puestos. El primer sillón es la presidencia de la Asamblea. Se estrenó Castillo con un discurso en el que no abordó los problemas de la Región, patinó al hablar de C's en su nuevo papel institucional y a punto estuvo de derivar en otro pregón cuando se fue para arriba hablando de las costumbres de algunos municipios de la Región. 

En su conjunto, todo el ceremonial resultó tan solemnemente gris que evocaba lastimosamente al NO-DO. Castillo lo hará mejor cuando comprenda que la Asamblea no es un foro para la exaltación de la murcianía, sino un parlamento que debe impulsar políticas públicas. 

Yo espero que le vaya muy bien (por el bien de todos) y tenga un rápido aprendizaje en un puesto que deja Rosa Peñalver con el listón muy alto. Castillo tiene experiencia y buen conocimiento de la Región. Está por ver qué parte de su personalidad se impone en esta tarea.

En lugares de Albacete llaman 'pregonaos' a las personas alocadas que se conducen como si no hubiera nadie al volante. Castillo, el hombre de los más de 40 pregones, tiene, por el contrario, buena cabeza y confío en que sabrá adaptarse a las exigencias institucionales del cargo. Políticamente, la Asamblea fue lo mejor de los últimos cuatro años. Que no se malogre.



(*) Periodista y director de La Verdad


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