domingo, 24 de febrero de 2019

Lecho de roca / Rosa Roda *

"Doy un paso a atrás, aunque me veo con fuerzas" ha dicho Miguel Sánchez tras renunciar sin ambages a presentarse a las primarias que hasta hace muy poco quería ganar para repetir como candidato a la Presidencia de la Comunidad Autónoma. Tenía cuerda, lo que no tenía eran apoyos dentro del partido cuya dirección le ha dicho que se aparte. Que buscan otro perfil, una mujer. A eso vino hace pocas semanas Fran Hervías, el señor Lobo, a uno de los reservados del restaurante Finca Buenavista donde almorzó con Valle Miguelez y Paco Álvarez y cocinó el recambio.

Miguel Sánchez ha logrado llevarse mejor con los de fuera de su partido que con los de dentro. Las relaciones en el grupo parlamentario Ciudadanos no eran precisamente cordiales. Prácticamente no se hablaban entre ellos. Sus compañeros de bancada han llegado a ocultarle información siendo como era el portavoz del grupo parlamentario. "Para sobrevivir en esto hay que ser mala persona y Miguel Sánchez tiene muchos defectos, pero no es mala persona" dice de él un contrincante político.

Asegura el caravaqueño que ha decidido dedicarle más tiempo a su familia y a sus amigos ahora que es padre. Admite que la política le ha "agriado el carácter", pero subraya que "se pone a disposición de su partido" buscando acomodo laboral, probablemente, en la estructura del futuro gobierno de la región de Murcia donde lo único que se puede afirmar con seguridad es que estará Ciudadanos. La incógnita por despejar es si será con PP o con PSOE.

Miguel Sánchez no ha terminado de seducir al electorado de Ciudadanos en la región de Murcia. Llegó al escaño aupado por la marca naranja. Los votantes pensaban en Albert Rivera al meter la papeleta en la urna y con el paso del tiempo descubrieron que no era Albert, que era Miguel, el de UPyD de Caravaca que saltó a Ciudadanos cuando el barco de Rosa Díez empezó a zozobrar.

"El único líder político de la región de Murcia que suspende entre sus propios votantes es Miguel Sánchez" han concluido los dos barómetros del CEMOP realizados en 2018, pese a que forzó la reforma de la anticuada Ley Electoral de la región de Murcia, la dimisión de Joaquín Bascuñana como delegado del gobierno por su imputación en el caso Novo Carthago, la de Miguel Ángel Cámara por su imputación en el caso Umbra. Y por supuesto, la salida de San Esteban de Pedro Antonio Sánchez como presidente de la Comunidad Autónoma, también por corrupción. 
 
Aunque la salida de PAS la forzó más bien el PSRM-PSOE al registrar una moción de censura que Ciudadanos se veía forzado a apoyar tras hacer de la regeneración su bandera. La formación naranja se limitó a dar ultimatums de varias semanas al PP casi rogando que presentaran un candidato alternativo a la presidencia autonómica al que poder apoyar. Finalmente PAS designó a Fernando López Miras y Ciudadanos, faltaría más, lo hizo presidente de la región de Murcia.

También se enfrentó al todopoderoso José Luis Mendoza que calificó de "disparate" situar a Ciudadanos en el centro derecha "por defender el matrimonio homosexual y el aborto" entre otras cuestiones. Miguel Sánchez tuvo un pequeño encontronazo con Mendoza tras el pleno de investidura de Pedro Antonio Sánchez como presidente, donde le dijo que "él no era quién para repartir carnés de buen y mal católico".

Miguel Sánchez, demasiado imprevisible para la patronal CROEM que le sacó de su lista de protocolo, acabó presidiendo la única comisión de investigación parlamentaria que realmente ha investigado algo y ha sido productiva para la ciudadanía y para la Fiscalía. Me refiero a la comisión sobre la desaladora de Escombreras que hizo declarar al todopoderoso Ramón Luis Valcárcel. Sánchez admite que tuvo que ponerse a estudiar el asunto porque lo de la desaladora le sonaba a chino cuando fue nombrado candidato a la presidencia por la formación naranja.

Miguel Sánchez, que presume de no deber favores a nadie, comenzó con mal pie o, mejor dicho, con mal zapato al presentarse en el primer gran debate electoral con el zapato roto. La imagen corrió como la pólvora por redes sociales con comentarios de todo tipo sobre el candidato novato. Luego llegó la viñeta de Puebla en La Verdad donde le dibujó como un picapiedra al frente de un flamante automóvil denominado Ciudadanos. 
 
Su enfado manifiesto con el periodista gráfico solo demostró su inmadurez política y personal. "Al principio me enfadaba mucho cuando me criticabais porque era muy bisoño, pero me habéis hecho mejor político y mejor persona" ha admitido Miguel Sánchez en referencia a la prensa al comunicar que da un paso a atrás. Pero esa viñeta de Puebla le ha perseguido durante toda la legislatura. 
 
Aunque con el tiempo ha dejado de enfadarse con el mundo, Sánchez ha seguido encajando determinadas críticas como ataques personales y eso no hay humano que lo resista, máxime si dentro de tu propio grupo parlamentario estás solo porque tus propios compañeros han decidido ignorarte y, por qué no decirlo, menospreciarte, aunque en los últimos meses hubiesen conseguido limar asperezas. "La presión y el estrés estaban haciendo mella en su salud. Necesitaba un descanso" dicen sus allegados. 

La dirección nacional de Ciudadanos ya ha decidido su candidata a la presidencia de la comunidad autónoma, pero harán el paripé de las primarias como lo hicieron en 2015. Los afiliados votaron, pero la dirección del partido tomó la decisión y la ha vuelto a tomar. La nominada es la periodista Isabel Franco porque ha fallado la primera opción de C's "por motivos personales". 
 
Franco, nombrada recientemente secretaria de comunicación de C's, formó parte durante muchos años del gabinete de prensa del Ayuntamiento de Alcantarilla con el inefable Lázaro Mellado del PP. Fuera del gremio periodístico apenas es conocida, aunque tampoco importa. Los murcianos que voten a C's lo harán pensando nuevamente en Albert Rivera.

Ciertamente, Miguel Sánchez no daba la talla política que requiere la región de Murcia, una comunidad atrasada del sureste peninsular que está planteando problemas cada vez más complejos a dirigentes políticos cada vez más simples, pero él no es el único picapiedra en Lecho de Roca (la aldea picapiedra), hay muchos más solo que disimulan para pasar desapercibidos.



(*) Periodista y Jefa de Informativos en Murcia de Onda Cero
 


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