jueves, 20 de septiembre de 2018

“La UE nos roba la soberanía” / Félix de la Fuente *

Hay un proverbio latino que traducido al español diría ”nadie da lo que no tiene”. Y en pura lógica y en la misma línea podríamos añadir “a nadie se le puede quitar algo que no tiene”. ¿Qué soberanía nos puede quitar la UE a los ciudadanos nacionales? 
Y digo “nacionales”, pues este es uno de los argumentos que los nacionalismos de Estado -que también existen- han logrado introducir en el inconsciente de los ciudadanos de todos los países de la UE: “La Unión Europea nos roba la soberanía”, dice mucha gente. Y esto esconde la misma falacia y puede tener las mismas consecuencias desastrosas que otro eslogan español que todos conocemos (“España nos roba”).

¿De qué soberanía estamos hablando? Según nuestra Constitución española, el soberano es el ciudadano. Pero los ciudadanos, inocentes de nosotros, les hemos entregado toda nuestra soberanía a los partidos políticos y al gobierno. A los ciudadanos, por tanto, la UE no nos puede quitar ninguna soberanía, porque ya no la tenemos. No creo que podamos llamar soberanía votar cada cuatro o cinco años a favor de unos políticos que en el 99% de los casos no conocemos siquiera.

Prescindamos ahora del hecho de que cuando delegamos en una tercera persona es porque la creemos más capacitada que nosotros para que resuelva nuestros problemas, cosa muy discutible en los momentos actuales.

Pero ¡qué sucede cuando la persona en quien hemos delegado no sabe o no puede cumplir con la misión que le hemos encomendado? ¿Qué diríamos del médico de un pueblo que se empeña en extirpar un tumor cerebral de un paciente con los medios rudimentarios de que dispone en lugar de enviarlo a una clínica especializada? 
Y si los gobiernos nacionales -y esto vale para los gobiernos de todos los países miembros de la UE - no son capaces de resolver por si solos los grandes problemas que tenemos en el mundo: seguridad, crimen organizado, inmigración, crisis económicas, contaminación etc, no están obligados a reconocer su incompetencia y a proponernos la solución adecuada? ¿Cuentan acaso con nuestra delegación si son incapaces de resolver lo que les hemos encomendado? ¿Qué competencia jurídica tiene una persona que es incompetente en la práctica para resolver el problema que se la encomendado?

¿Qué soberanía les está robando la UE a los Estados miembros, mejor dicho a los gobiernos de los estados miembros? Yo diría incluso ¿es que hay posibilidad de hacerlo peor que nuestros políticos nacionales?

“Hablar en la actualidad de soberanía de los Estados es negarse a admitir una verdad evidente. Si en su día los Estados fundadores de la UE tomaron libremente la decisión de crear la UE, en la actualidad su permanencia dentro de la UE es un acto forzado por la historia y por la obligación que tienen los Estados de mirar por el bien común de sus propios ciudadanos” (cita propia).

Y si la delegación de la soberanía en la UE viene forzada por la historia, ¿quién es el que delega la soberanía, los ciudadanos o los Estados?

(Seguirá en la próxima semana y veremos la incongruencia de lo que dice el Tratado de la U. Pero en todo caso la UE no nos roba ninguna soberanía),

Nuestra la UE en su conjunto más capacitada para resolver todos estos problemas mundiales que cada uno de los Estados miembros? ¿Qué soberanía está quitando la UE a los gobiernos nacionales en todos estos campos cuando los gobiernos ya han perdido esta soberanía, porque son incapaces de resolver dignamente estos problemas?

Los gobiernos y los políticos tienen la soberanía que los ciudadanos les hemos delegado. Por tanto, es una “soberanía delegada”, una soberanía que les hemos entregado para que cumplan con una misión. Solemos delegar en otros nuestros derechos, cuando no podemos o no sabemos ejercerlos directamente. Esto es lo que pide el tan cacareado principio de “subsidiaridad”. Lo que se pueda realizar en una instancia inferior -el individuo o la familia, por ejemplo,- no debe pasar o entregarse a una instancia superior.

Por tanto, la UE no nos puede robar ninguna soberanía a los ciudadanos españoles, porque la hemos entregado. ¿pero en realidad tanto nos preocupa que les quiten la soberanía a los políticos españoles? ¿Es que la UE lo puede hacer peor aún que los políticos españoles? ¿Pero en realidad es sobrenado nuestro gobierno en la mayoría de los campos para que la UE le pueda arrebatar una soberanía que el gobierno ya no tiene? “No se le puede quitrar a nadie algo que ya no tiene".

Hablar en la actualidad de soberanía de los Estados es negarse a admitir una verdad evidente. Si en su día los Estados fundadores de la UE tomaron libremente la decisión de crear la UE, en la actualidad su permanencia dentro de la UE es un acto forzado por la historia y por la obligación que tienen los Estados de mirar por el bien común de sus propios ciudadanos. Parafraseando a Sánchez Agesta, podríamos decir la función subsidiaria de la UE respecto a los estados miembros puede, por tanto, extenderse o restringirse en razón de las circunstancias concretas de un pueblo o por el desenvolvimiento de las necesidades sociales.

El concepto de competencia depende del fin y del marco social. El fin de un Estado es satisfacer todas las necesidades materiales y espirituales (en sentido amplio) de sus súbditos, necesidades que varían según el momento histórico y cultural de un pueblo. El Estado tiene unas competencias que los ciudadanos le han otorgado en función de un fin. 
Pero si el Estado, dadas las circunstancias sociales e históricas actuales, no está en condiciones de cumplir ese fin o de cumplirlo en todos sus campos, ¿podemos decir que el Estado dispone todavía de esas competencias? ¿No habrá perdido también la soberanía? ¿Cómo podrá atribuir a una organización superior unas competencias si ya no las posee? ¿Cómo puede un Estado europeo resolver por sí mismo los problemas del medio ambiente, de la seguridad, del terrorismo, del narcotráfico y de un largo etcétera? 
Hay otros muchos interrogantes todavía sin resolver: la sociedad, que en su día pasó esas competencias al Estado, ¿no se las habrá pasado ahora a una instancia superior que esté en condiciones de poder lograr ese objetivo que el Estado no puede alcanzar? ¿No estará obligado el Estado a pasar a una instancia superior aquellas competencias que la sociedad le había otorgado en función de un fin que él no puede alcanzar o no puede alcanzar fácilmente? 
Si en virtud del principio de subsidiariedad adquiere la Comunidad competencias en algunos campos que no pueden ser regulados a nivel de Estado, a mi entender no es a costa de la soberanía de los Estados, pues en este caso el Estado ni es competente —en el lenguaje ordinario ser competente quiere decir estar a la altura de lo que se espera de uno— ni es soberano. 
El principio de subsidiariedad dice que sólo aquellas cosas que el individuo no pueda realizar adecuadamente deben asignarse a un nivel superior de organización social. Pero ¿no quiere decir también que cuando no se puede lograr algo a un nivel inferior existe la obligación de recurrir a un nivel superior?

Esta es una de las concepciones, a mi entender, más antagónicas con el principio de la Unión Europea, que según los tratados debería ser una unión de pueblos, no de Estados. Si, según el Tratado de la Unión Europea, son los Estados los que atribuyen las competencias a las instituciones de la Unión:

“No habrá paz en Europa, si los Estados se reconstruyen sobre una base de soberanía nacional (...) Los países de Europa son demasiado pequeños para asegurar a sus pueblos la prosperidad y los avances sociales indispensables. Esto supone que los Estados de Europa se agrupen en una Federación o "entidad europea" que los convierta en una unidad económica común”.

Seguirá en la próxima semana y veremos la incongruencia de lo que dice el Tratado de la UE Pero en todo caso la UE no nos roba ninguna soberanía).


(*) Ex funcionario de la Comisión Europea

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