El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, en rueda de prensa en Nueva
York, donde este jueves intervendrá en la Asamblea de Naciones Unidas,
se ha refugiado en que no admite chantaje de un personaje como el ex
comisario Villarejo, actualmente en prisión, para hacer frente a la
crisis provocada por la situación de la ministra de Justicia Dolores
Delgado, salpicada por el contenido de varios vídeos en los que aparecen
en conversaciones comprometidas que afectan a su compañero de gabinete
Fernando Grande Marlaska, a jueces y fiscales de la Audiencia Nacional y
a temas que le han puesto en tal situación que ayer fue reprobada en el
Senado.
Hoy en la sesión de control del Congreso de los Diputados la ministra, más apoyada por sus compañeros de gabinete que ayer en el
Senado, donde se vio superada por los acontecimientos en una sesión
tensa y bronca, en la que tuvo que oír de todo, ha utilizado, también,
el argumento del chantaje para hacer frente a las críticas de la
oposición por sus relaciones con el ex comisario Villarejo y por el tono
de sus conversaciones en un almuerzo organizado por el ”ex comisario de
las cloacas”, con policías y al que ella asistía acompañando al juez de
la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.
Consciente de que, en horas, su situación en el Gobierno había
cambiado, la ministra insistía este miércoles en le sesión de control,
en el mismo argumento que ha utilizado el Presidente del Gobierno para
no dejarla caer aunque, al margen de lo que ocurra, ella misma es
consciente de que se ha abierto una brecha insuperable entre sus
compañeros de la Audiencia Nacional, y en el mundo judicial, a la vista
del contenido del nuevo vídeo hecho público por el recién creado portal
Moncloa.com, en el que insinúa relaciones de jueces y fiscales con
menores en una reunión profesional en Cartagena de Indias (Colombia) “A
este gobierno, a esta ministra, nadie, nadie – decía- nos va a
chantajear”.
“Este Gobierno -decía Sánchez horas más tarde, utilizando el mismo
argumento que la ministra- no acepta chantajes de nadie. Hemos venido a
limpiar, estamos limpiando y vamos a seguir limpiando. Y no deja de ser
bastante llamativo que a una persona que ha dedicado más de 20 años al
servicio público, no sólo en materias tan sensibles y complejas como la
lucha contra el terrorismo yihadista, se le intente a través de
grabaciones desprestigiar”.
Para matizar, cuando se le ha preguntado
sobre la postura de su aliado Pablo Iglesias, que ha pedido que la ministra salga de la vida política, porque no se puede tener contactos
con las cloacas, el Presidente del Gobierno ha recordado que el que
manda es él, que es el que toma las decisiones.
Fuentes socialistas ponen de manifiesto que si Dolores Delgado tira
la toallla, la única salida sería la convocatoria de elecciones, algo
que el Presidente (a pesar de los buenos datos de las encuestas) no
quiere, empeñado como está, en agotar la legislatura a pesar de las
dificultades y de la minoría parlamentaria en la que coyunturalmente se
apoya.
Una tercera dimisión en poco más de tres meses sería difícil de
defender ante la opinión publica, con lo que se ha decidido aguantar sin
saber qué es lo que puede venir. Pero algún mensaje se debe haber
enviado directa o indirectamente al comisario, cuando éste, por primera
vez, ha hecho público que no pretende presionar al Estado.
El problema de la ministra no es solo haber sido introducida en el
círculo de amistades peligrosas del comisario Villarejo, sino sus
contradictorias declaraciones, sus hasta cinco versiones distintas de su
relación con el ex comisario, que la han costado el puesto a dos
directores de comunicación y la imagen que se ha creado de ella en el
feminismo y en el mundo judicial como ministra y como Notaria Mayor del
Reino.
(*) Periodista y economista
No hay comentarios:
Publicar un comentario