Lleva un jamón cuando vayas a ver al
alcalde. Es la mentalidad de los gobernantes, pata negra de cacique.
Compran y venden medallas para los más diversos fines. Todavía se
recuerdan los dos millones de dólares que costó la no-medalla del Congreso de los EEUU a Aznar.
Y hace poco el rey otorgaba unos distinguidos galardones a Juncker y
sus amigos sin que ello tuviera nada que ver con las declaraciones de
este siempre hostiles al independentismo catalán. También ponen medallas
a los policías que mandan a aporrear ciudadanos y a las vírgenes, en
probable agradecimiento por el éxito del aporreo.
Pero
esta vez se han pasado veinte pueblos, que dicen los castizos. Es tal
el ridículo de llevar el jamón de las medallas a Alemania que el Ministerio del Interior desmiente tajantemente haber cursado ninguna
petición de nombres de policías alemanes para enmedallarlos. Puesto que
el gobierno de Schleswig-Holstein no se habrá inventado la pintoresca
petición, alguien la habrá cursado desde España.
Ahora
empezará otro divertido vodevil para buscar al culpable. Y no se
descarte una nueva guerra de imputaciones basadas en escuchas ilegales o
actos de espionaje que, al parecer, forman un inframundo de la política
madrileña. Ahí están los del Grupo Novo, que trabajaban en labores de
seguridad para Ignacio González diciendo que "faltan vídeos por salir".
Un
susto para esa confusa nube de políticos, cargos públicos, empresarios,
conseguidores y vividores en general que, como siempre, ha sido la
villa y corte. Cifuentes ha pasado a la reserva, absorbida por la
ciénaga de la Comunidad de Madrid, capital del hampa. Como ya se vio con
toda claridad en los lejanos tiempos del "tamayazo".
El resto, por ahí le anda en este Estado de derecho con presos y exiliados políticos. La Audiencia Nacional aparta a un juez de la causa de la caja B del PP por afinidad con este partido. Eso
de los jueces afines al PP es una verdadera plaga y, si se suman los
fiscales, la plaga se convierte en peste. La afinidad en este caso viene
probada por unas cursos en la fundación FAES. Precisamente actividad en
la FAES es lo que llevó a Pérez de los Cobos a presidir el Tribunal
Constitucional por decisión del PP.
Es el estilo de la casa.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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