En un país en el que el ministro del
Interior practica la guerra sucia contra el independentismo y difunde
noticias falsas contra sus adversarios.
En el que el centro oficial del
"inteligencia" y espionaje no aclara cuál es su relación con un
confidente policial al que se acusa de haber planeado un atentado contra
civiles indefensos.
En el que diversas autoridades del partido del
gobierno están acusadas de falsificar documentos y de financiarse
ilegalmente.
En el que el presidente del gobierno, sospechoso de cobrar
sobresueldos en B, envía mensajes de ánimo a los delincuentes y
presuntamente miente en sede judicial al declarar como testigo.
En el
que los jueces no necesitan pruebas para encarcelar a la gente. En el
que las autoridades roban, mienten y abusan a mansalva.
En que los
fiscales se inventan los delitos. En el que el gobierno impone el veto a
los debates del Parlamento.
En el que se filtran documentos falsos para
incriminar a partidos de la oposición como Podemos una y otra vez.
En
el que los gobernantes amenazan directamente a los ciudadanos con
echarles encima unos jueces que obedecen lo que dice el poder.
En el que
unas pruebas incriminatorias contra los gobernantes desaparecen
misteriosamente de las dependencias oficiales y en el que otras son
destruidas a martillazos. En el que se falsean todos los datos
estadísticos.
En el que se encarcela arbitrariamente a tuiteros,
titireteros o cantantes por expresar opiniones.
En el que policías de
paisano agreden a ciudadanos pacíficos.
En el que los gobernantes acusan
a las víctimas de la violencia policial de haberla empleado en contra
de la policía.
En el que las fuerzas del orden ocultan su identificación
y falsifican las actas de detención y registro.
En
ese país, ¿qué seguridad tienen los ciudadanos de que, cuando la
Guardia Civil entra en las sedes de la Generalitat y Ómnium, en busca de
pruebas de delitos, no es ella misma la que las pone?
La
dictadura del B155 y la banda de ladrones sestá pidiendo ya a gritos la
intervención de la comunidad internacional para proteger a la población
civil frente al maltrato y el expolio practicado por la asociación con
ánimo delictivo que llaman PP o partido del gobierno.
Facturas falsas, elecciones financiadas
ilegalmente, sobresueldos Gürtel, pagos en negro, dineros blanqueados,
robo a mansalva de dineros públicos, sobrecostes de millones en las
obras, malversación a raudales, despilfarro, embustes, mentiras,
enchufes, obra pública otorgada como precio de la corrupción, atraco a
los pensionistas, hospitales descapitalizados que se caen a trozos,
manejo de dinero en negro.
La labor de gobierno de la organización de
malhechores llamada PP es la ruina de una España saqueada por una banda
de ladrones bendecida por la iglesia católica, que se lleva un buen
pellizco del saqueo.
Para
ocultar todo este latrocinio generalizado la banda de sinvergüenzas que
se hace llamar "gobierno", los gobernantes más corruptos de España
desde la muerte del genocida, siguiendo su ejemplo, envían a la policía a
aterrorizar a los ciudadanos y, a ser posible, detenerlos sin pruebas o
con pruebas falsas.
Empezaron con los catalanes; siguieron con los murcianos; continúan con los madrileños de Lavapiés.
Cuando los de Podemos y los del PSOE quieran darse por enterados irán también por ellos.
Y se lo tendrán merecido por cómplices y cobardes.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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