El anuncio
del presidente del Gobierno Mariano Rajoy de que aprobarán el
proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado el viernes 23 de
este mes de marzo es una buena noticia para la democracia. La
amenaza de que si no contaban con los apoyos necesarios los
volverían a prorrogar y adoptarían las medidas fundamentales a
través de decretos leyes no se compadecen con las normas de las
democracias occidentales.
Pero
lo sucedido este jueves en el Parlamento catalán hace prever que las
negociaciones para la formación del Gobierno de la Generalitat exijan
más tiempo del calculado inicialmente por el Gobierno.
Como advierten acreditados juristas, la utilización generalizada de
los decretos ley no respeta las exigencias de la democracia deliberativa
que nos hemos dado. Además redunda en perjuicio de la calidad de
nuestro sistema democrático.
Aprobar los Presupuestos, o algunas de las medidas que deben
aprobarse por ellos a través de decreto ley, supone hacer recaer en el
Gobierno una decisión que va a tener plenos efectos jurídicos y que
debieran aprobar las Cortes.
Aunque hay un debate parlamentario para la convalidación, este debate
está muy restringido, y no hay posibilidad de modificar nada en este
texto. Texto que por otra parte, incluso antes de que se debata ya tiene
los efectos jurídicos buscados una vez que se ha publicado en el
Boletín Oficial del Estado.
En definitiva, utilizar el decreto Ley para aprobar algo que en las
democracias deliberativas constituye el debate anual más importante,
como es el de los ingresos y gastos del Estado, supone un debilitamiento
de las Cortes Generales y de lo que ellas representan, que es que la
soberanía reside en el pueblo.
Desde el Partido Popular piden no precipitarse, no ponerse nerviosos,
ante el alcance que ha tomado este debate en el ámbito político, muy en
especial entre los partidos de la oposición en el Congreso de los
Diputados.
Diputados populares advierten de que cuando el Presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, ha dicho por segunda vez en menos de una semana
que se aprobará el proyecto, es porque ya tiene un principio de acuerdo
con los interlocutores necesarios para hacerlo.
Es más que reconocida la aversión del Presidente del Gobierno a dar
saltos en el vacío. Rajoy desveló en su entrevista con Ana Rosa Quintana
que en las últimas semanas ha mantenido “unos primeros contactos con
algunas fuerzas políticas”.
Estos primeros contactos alimentan el optimismo de los populares de
contar con el apoyo de Ciudadanos y PNV para contar con los votos
necesarios. Ambos partidos han dejado claras sus líneas rojas. El PNV no
quiere dar su apoyo al Gobierno mientras siga vigente en Cataluña el
artículo 155. Coalición Canaria ya comprometió en septiembre su apoyo y
lo mantienen.
Para Ciudadanos la única línea roja sigue siendo la no dimisión de la
exalcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, que se ha visto implicada,
según el partido liderado por Rivera, en 5 casos de corrupción.
El PP responde que todos los casos han sido desestimados y que la única
cuestión pendiente estaría vinculada a la utilización de unos fondos del
propio partido para la mejora de su imagen. El hecho de tratarse de
unos fondos de una formación política no justificaría la insistencia de
Ciudadanos en que sin dimisión no habrá apoyo al Gobierno.
Sería muy importante contar con los Presupuestos. Las agencias
internacionales de calificación han advertido de la importancia de
mantener la seguridad jurídica y el control de las cuentas del Estado
para seguir manteniendo su rating, aunque el Gobierno ya no lo solicita.
Sin Presupuesto es más difícil que lo hagan. Y además, si no hay
Presupuestos, el líder de la oposición ha pedido adelantar las
elecciones.
Nada más conocerse las palabras de Pedro Sánchez, el Gobierno mantuvo
una serie de contactos para tratar de dilucidar si contará o no con los
apoyos necesarios para sacar adelante su proyecto. Aseguran nuestras
fuentes que el presidente realizó al menos tres llamadas para acabar con
las reticencias de nacionalistas vascos y Ciudadanos. La conclusión
inicial es que el acuerdo es posible.
Lo último que quiere Rajoy es adelantar las elecciones. Pero si no
hay presupuestos debería hacerlo. No sería nada bueno para nuestra
democracia que el Parlamento siguiera perdiendo funciones.
(*) Periodista
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