jueves, 15 de febrero de 2018

Montoro estudia convertir en perpetua parte de la deuda de las autonomías

BARCELONA.- El ministro de Hacienda y Función pública, Cristóbal Montoro, tiene en la recámara la propuesta de aplazar ampliamente los vencimientos de la deuda de las comunidades autónomas con el Estado, llegando incluso a plantearse que una parte sustancial se convierta en perpetua, es decir, sin obligación de devolución ni vencimientos, según fuentes informadas sobre las discusiones, según avanza hoy La Vanguardia

Hasta el momento, el ministro sólo ha hecho públicamente referencias genéricas a la “reestructuración” de esas deudas, a la espera de que se forme un Govern en Catalunya que participe en las negociaciones del nuevo modelo de financiación autonómica. Como se escucha en los pasillos del ministerio de la calle de Alcalá, “sin la participación de Catalunya no tiene ningún sentido hablar del nuevo modelo”.
Uno de los elementos clave, previo a la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica reside en dar una salida a las cuantiosas deudas que las comunidades tienen pendientes de pago al Estado, que ha asumido la cobertura de sus obligaciones financieras y corrientes a través de los mecanismos especiales de financiación, el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) o el Fondo de Facilidad Financiera (FFF) y que suman desde su inicio, en el 2012, hasta el año 2017 más de 251.000 millones de euros, según las cifras apuntadas por el propio ministro en su última comparecencia en la Comisión de Hacienda y Función Pública de finales del pasado mes de enero. 
A estas cantidades, según se detalló en la misma comparecencia, deben añadirse otros 12.500 millones correspondientes al primer trimestre de este año.
La conversión en deuda perpetua sería uno de los mecanismos de normalización de la situación financiera de las comunidades autónomas. Es un mecanismo que permitiría a Montoro avanzar en su plan para rebajar el pesado fardo que arrastran las comunidades sin proponer de forma abierta quitas, en línea con lo que explicó el pasado lunes en la reunión del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con los barones territoriales del Partido Popular. 
En el Congreso, Montoro señaló: “tenemos que ver qué hacemos respecto a la deuda de las comunidades autónomas y, particularmente, qué hacemos con la deuda que tienen contraída con el Estado”.
Y también adelantó argumentos para hacer frente a las críticas de los presidentes autonómicos de su propio partido al justificar las posibles medidas en las propias “insuficiencias del sistema de financiación actual”. Una visión que, con distintos e incluso grandes matices, comparten desde las comunidades más endeudadas con el Estado, como Catalunya, que lidera el ranking con pasivos de unos 53.000 millones de euros. 
También figuran en la lista Valencia y Baleares. Esa formulación permitiría, asimismo, cuantificar esas deficiencias del sistema de financiación y compensarlas con reducciones de deuda adicionales.
Montoro reconoció asimismo el sinsentido que supone que el Estado acabe financiándose con los ingresos procedentes de la deuda de las comunidades (intereses y devolución de capital): “realmente no hay ningún interés por parte del Estado de financiarse sobre esa deuda, que es una deuda entre administraciones, más bien al contrario; lo que hay que hacer es disponer de esta relación de deuda entre Estado y comunidades autónomas para facilitar la financiación de nuestras comunidades autónomas”.
La desaparición de vencimientos inmediatos de la deuda de las comunidades autónomas con el Estado tendría, si se mantuviese todo igual, un efecto inmediato sobre los presupuestos de estas últimas, pues sin ese destino, sería posible destinar más recursos a otras actuaciones. En el caso de Catalunya, los repagos al Estado este año 2018 suman 5.454 millones. Montoro afirmó en el Congreso que su objetivo es “la vuelta a los mercados de las comunidades autónomas”, descartando la posibilidad planteada en algunos momentos de que tuviera que pasar de manera centralizada a través del Tesoro.
Técnicamente, no implicaría una quita formal de la deuda, aunque es verdad que en la práctica, el Estado no la cobraría. Montoro planteó una quita o condonación formal a finales del 2014, con un programa de cancelación de un diez por ciento anual, con lo que desaparecería en una década. La propuesta contó con el rechazo del ministro de Economía, Luis de Guindos, que consideraba que sería rechazada por la Comisión Europea. Mariano Rajoy decidió no seguir adelante, aduciendo que “sería muy mal vista”.
En su comparecencia, Montoro avanzó otras propuestas sobre el nuevo modelo de financiación autonómica que no se sabe si, como temen responsables de varias comunidades, contrarrestarán o no parte de esas medidas de alivio de la deuda, como la de crear “un sistema que deje en manos del Estado las políticas de convergencia reales para centrarse —insisto— en lo que debe ser la prioridad de las comunidades autónomas”. 
Es decir, la financiación de las comunidades se centraría en determinar “el coste efectivo de los servicios públicos fundamentales y que tenga como objetivo la seguridad financiera para que en ningún momento del ciclo económico la prestación de esos servicios públicos se resienta”. 
Y para ello propone una simplificación del modelo, dejando vigente un único fondo. También contempla una armonización mínima de todas las comunidades en determinados impuestos que pueden generar una indeseada competencia fiscal entre comunidades, la mayoría apunta a Madrid. Montoro incluye aquí impuestos como el de patrimonio. Aunque de distinta naturaleza, también los medioambientales.

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