martes, 20 de febrero de 2018

Autopistas en quiebra: final infeliz para todos

MADRID.- Definitivamente, arranca el res­cate de ocho de las nueve au­to­pistas de peaje que están en quie­bra. Seis años des­pués de que se pro­du­jera el mayor fiasco de la cons­truc­ción de las grandes vías es­pañolas que trajo el boom, el Gobierno se hará cargo pro­vi­sio­nal­mente de las mismas hasta una pró­xima li­ci­ta­ción. Un final in­feliz para el Estado, los con­tri­bu­yentes y hasta para las em­presas afec­ta­das, a juicio de www.capitalmadrid.com

El desplome de los tráficos por la crisis y los sobrecostes de las expropiaciones de los terrenos para su construcción han sido la causa real de las insolvencias. Demasiadas vías de pago para un país con muchos trabajadores en las listas del paro.
El Estado ha reconocido que deberá abonar unos 2.000 millones de euros en concepto de Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA), una cifra que no aceptan los fondos que compraron gran parte la deuda a los bancos acreedores, pues estiman que supera los 4.000 millones de euros. El gran dilema por resolver sigue siendo este desfase entre las partes. Las constructoras insisten en que la inversión inicial fue mucho más elevada.
En el plan de estabilidad que el Ejecutivo de Mariano Rajoy envió el pasado otoño a Bruselas reconoce una cifra de 2.000 millones que tendrá que compensar a las partes afectadas. El Ministerio de Fomento espera recuperar unos 1.000 millones de euros con la posterior cesión a empresas privadas, con lo que el impacto en las cuentas públicas, es decir en el déficit, alcanzaría los 1.000 millones de euros.

Baile de cifras
Desde el estallido de la amenaza de quiebra, la compensación económica que, primero, reclamaban los bancos, y ahora los fondos de inversión adquirientes de dicha deuda, ha sido y es el gran caballo de batalla. En los dos últimos años, se ha producido un baile de cifras que van, desde los 2.200 millones que ha fijado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), los 3.500 millones que estima el Tribunal de Cuentas y la cifra de 5.500 millones que considera la patronal de la construcción Seopan
Al margen de la cifra que el Estado reconoce, el Ejecutivo deberá añadir otros 550 millones de euros en concepto de préstamos participativos, que se concedieron para construir las citadas vías y que la Administración Central no cobrará.
La primera de las autopistas que será asumida por el Ministerio de Fomento el 21 de febrero será la R-4 Madrid-Ocaña que está participada por Ferrovial, Sacyr y Liberbank. El tramo de la AP-7 Cartagena-Vera y la Circunvalación de Alicante pasaran al Estado el próximo 1 de abril. 
El resto de las autopistas quebradas -las radiales R-3 Madrid-Arganda y R-5 Madrid-Navalcarnero, la R-2 Madrid-Guadalajara, la M-12 Madrid Aeropuerto de Barajas y la AP-36 Ocaña-La Roda- serán asumidas en el primer semestre.
El Ministerio de Fomento prevé asumir en los próximos meses el resto de las autopistas en quiebra, aunque la fecha dependerá de los juzgados que han acordado la liquidación y de los administradores concursales. 
Respecto a la AP-41 Madrid-Toledo, el Ejecutivo no ha anulado todavía el contrato al no haberse alcanzado la fase de liquidación en el proceso de concurso de acreedores.
Las sociedades concesionarias de las vías con las que el Ejecutivo rescinde el contrato están participadas por constructoras como Ferrovial, ACS, Sacyr y OHL, además por las concesionarias Abertis y Golbalvía y diversos fondos de inversión que compraron su deuda a bancos acreedores.

Seis meses para pagar la RPA
El Ministerio de Fomento dispone de un tiempo de seis meses para pagar a las concesionarias la Responsabilidad Patrimonial de la Administración a partir de la fecha en que se resuelven los contratos y el Departamento se queda con las autopistas.
Con este “rescate”, el Estado garantiza que las autopistas sigan abiertas tras la quiebra, mientras se resuelve también la cesión de su posterior explotación a empresas, mediante concurso público que se lanzará en los próximos meses. La Sociedad Estatal de Infraestructuras Terrestres (Seittsa) asumirá el 100% de las obligaciones de conservación, explotación y licitación de las nueve autopistas que saldrán a concurso.
El Ejecutivo quiere que las nueve autopistas vuelvan a manos privadas antes que concluya 2018. En un principio, la relicitación de cada una de ellas se hará por separado pero la intención del ministro Íñigo de la Serna es colocarlas en paquetes para que la venta sea más atractiva. 
Fomento estima que el conjunto de carreteras generen en 2018 un beneficio neto de 34,4 millones de euros, una cifra que no llega para cubrir el coste que el Estado deberá asumir en concepto de Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA). Los ingresos previstos para este año ascienden a 103,7 millones de los que 93,5 millones corresponden a peajes y 10,2 millones a ingresos de explotación de las áreas de servicio.
Una de las concesionarias que ha anunciado que espera acudir a la licitación es Abertis. “Habrá que revisar el pliego de condiciones, pero es una inversión que no descartamos en la empresa”, declaró el director general, José Aljaro, en la presentación de los resultados de la compañía. Otros fondos de inversión como Ardian han mostrado también interés en participar.

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