domingo, 14 de enero de 2018

Rajoy, el partido se ha acabado / Igor Marín Ochoa *

Puede que, con miles de peros y matices, Mariano Rajoy haya hecho la transición de la crisis al crecimiento económico. Puede que, con viento de cola ajeno a su gestión, haya logrado reconducir las cuentas. Y puede que… no haya nada más. Que encauzada la economía, insisto que con muchísimos interrogantes, el presidente del Gobierno no tenga absolutamente nada más que aportar.

El Gobierno de Mariano Rajoy está vacío de contenidos, de proyecto político, de ideas y de reformas que enganchen a su electorado. El rumbo timorato del presidente del Partido Popular se ha impuesto en una organización que camina perdida y enfrentada en peleas internas. Porque que no haya -de momento- contestación interna conocida (en esto todavía son mucho más listos que el PSOE) no quiere decir que no estén los afiladores de Génova cargados de trabajo.

Este Gobierno no tiene respuestas ni propuestas para nada, es desconocido por parte del gran público (¿cuántas personas podrían decir de forma espontánea el nombre de quien ocupa una cartera tan importante como Sanidad?) y está vacío ideológicamente (¿son liberales o proteccionistas en el caso de Abertis? ¿Y con las eléctricas?).

Rajoy, con su costumbre de no hacer nada, ha llevado a España al abismo. Su flema ha convertido la situación catalana en un polvorín, la recuperación económica en una mayor brecha entre ricos y pobres y la falta de capacidad política para pactar unos Presupuestos en una sima que pone en riesgo lo que se ha conseguido con el sacrificio de casi todos los españoles. Especialmente, de los que menos tienen.

Mientras tanto, Ciudadanos ha sabido ver y aprovechar este vacío. La formación de Albert Rivera se ha impuesto con creces en su mensaje. Ha lanzado una idea nítida y clara de lo que quiere para Cataluña. Tan nítida que le impide encontrar socios con los que pactar, pero que convence a sus posibles votantes y arrastra a quienes buscan un faro que seguir. Y las encuestas, como la publicada por 'El País', parecen darles la razón. Al menos, de momento.

 El PSOE ha encontrado un filón en la falta de ideas con el segundo gran problema que va a tener España: las pensiones. La propuesta de Pedro Sánchez para financiar parte de las pagas con un impuesto a la banca, con su múltiples lagunas y su escaso efecto real, es por lo menos algo sobre lo que debatir. Desde el Gobierno, como en todos los temas importantes, solo se obtiene el silencio, el vacío. La nada.

El Gobierno carece de toda capacidad de impulso. Ha renunciado a él, a liderar con sus ideas un país que se enfrente a grandes retos: reforma territorial, pensiones, saneamiento de cuentas… Está rodeado de juicios por corrupción, tiene a sus filas divididas y enfrentadas a la espera de la batalla por el sillón que deje Rajoy; un partido que pesca de forma constante en su vacío ideológico y un rival que por fin ha dejado sus luchas internas a la luz para centrarse en liderar la oposición de la mejor manera que puede o sabe. Frente a este panorama solo cabe hacer lo que peor se le da al presidente: algo.

Voy a explicarlo para que el presidente lo entienda. Hoy, Ciudadanos es el F.C.Barcelona. Y el Partido Popular, el Real Madrid. Y aunque queda Liga, Champions y Copa, la situación de los blancos es muy complicada. Y su entrenador, negando lo evidente y rechazando dar un golpe de timón en el vestuario, no ayuda. Eso mismo es lo que le pasa al Gobierno del PP. Los rivales se le escapan y su ‘líder’, por llamarlo de alguna forma, no ve ni ofrece ninguna solución.


 (*) Periodista


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