martes, 26 de diciembre de 2017

La banca española encara 2018 marcada por la transformación digital

MADRID.- El nuevo año se per­fila para el sector ban­cario como un ejer­cicio clave para avanzar aún más en la trans­for­ma­ción tec­no­ló­gica y cómo afrontar la irrup­ción de unos nuevos com­pe­ti­dores (fintech) que se ven mucho menos cons­treñidos por la re­gu­la­ción. La pre­sión de las nuevas normas y re­qui­sitos ya pierden peso, al igual que el largo pe­riodo de tipos a cero, pero crece la preo­cu­pa­ción geo­po­lí­tica. La re­es­truc­tu­ra­ción con­ti­nuará, pero con menos in­ci­dencia en los em­pleados de los ban­cos, aventa www.capitalmadrid.com

Los bancos españoles ya han encarado desde hace años el reto de la revolución digital, como ha quedado demostrado con el reconocimiento a algunas entidades concretas. Comscore acaba de designar a CaixaBank líder internacional en banca digital hace tan sólo unos días. La entidad presidida por Jordi Gual cuenta con 5,6 millones de usuarios de banca por Internet y más de cuatro millones de banca móvil.
Pero los continuos avances logrados por un buen número de bancos no parece suficiente. Máximos responsables del sector bancario español consideran que 2018 es un año clave para abordar la transformación digital del negocio bancario y el encaje que deben tener los nuevos operadores que han irrumpido en el mismo aunque no con todos los condicionantes que se imponen sobre las entidades tradicionales.
En este sentido, la Asociación Española de Banca (AEB) acaba de mostrar su apuesta por que se establezca "un campo de experimentación o sandbox regulatorio nacional como instrumento necesario" para el apoyo a la innovación en los servicios financieros.
Según la patronal bancaria española, esa herramienta sería de una enorme utilidad tanto para el sector privado como para las autoridades financieras españolas, ya que "permite el aprendizaje mutuo sobre los riesgos y oportunidades de la aplicación de nuevas tecnologías y del desarrollo de nuevos modelos de negocio, a la par que redunda en beneficio de los consumidores y la sociedad en general".
La mayoría de los bancos se han quejado en los últimos tiempos del menor margen de experimentación que ellos tienen con las nuevas tecnologías frente al mayor que gozan los nuevos actores que han irrumpido en su negocio, los conocidos como fintech y que algunos ven más como posibles colaboradores y no como meros competidores.
Los riesgos geopolíticos también se sitúan como otro condicionante para la banca en el nuevo año que ya se avecina. En el caso español, la situación en Cataluña tras las últimas elecciones es el principal. Pero en el contexto europeo, el Brexit, la formación de Gobierno en Alemania y las próximas elecciones en Italia se siguen con máxima atención y cierto temor sobre sus desenlaces.

A menos
Pese a todos estos retos para los próximos meses, los bancos encaran con un moderado optimismo el nuevo ejercicio. La presión regulatoria sufrida en los últimos años, como consecuencia de la crisis financiera, se da casi por superada, aunque aún quedan algunos nuevos requisitos y normativas que deben implementarse a lo largo de 2018.
El largo escenario de tipos de interés, que aún se mantendrán a cero hasta finales de 2018 como mínimo, se asume con resignación y con una capacidad de la mayoría de los bancos para mejorar márgenes y resultados, como se ha demostrado durante las distintas presentaciones de las cuentas trimestrales a lo largo de 2017.
El proceso de reestructuración y reducción de la capacidad instalada se da casi por finalizado, al menos en las dimensiones de las plantillas. Eso sí, algunos bancos aún encaran importantes recortes por las operaciones de integración en las que están inmersos, como son los casos de Bankia con BMN o Santander-Popular.
Sin embargo, la reducción de la red de oficinas aún se mantendrá con cierta intensidad, en parte como consecuencia de la transformación digital de los bancos. El modelo de oficina ya ha comenzado a cambiar y se impondrá cada vez más en la red de la mayoría de los bancos.
Una asignatura pendiente de toda la banca es la pérdida de reputación sufrida en los últimos años, con un aluvión de demandas judiciales por la comercialización de determinados productos o servicios. Por ello, será necesario que todo el sector profundice en los planes de educación financiera, una vez que ya se da por superado todo el calvario vivido ante los Tribunales de Justicia.

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