lunes, 13 de noviembre de 2017

Se descubre que todo ha sido un engaño, una gran mentira / José Oneto *

Sin hacerse todavía el necesario examen médico que sería importante para despejar muchas incógnitas que envuelven la actualidad catalana de cara a las elecciones del 21 de Diciembre  (ver republica.com  “Puigdemont necesita de un examen médico”), el Presidente de la Republica catalana en el exilio, como se presenta él, dando a entender que la independencia es ya un hecho y la prueba está en el cargo que ostenta (quiere que le llamen Presidente), ha dado un nuevo e inesperado giro, sorprendiendo a todos e introduciendo más confusión en la precampaña electoral que abrió el Domingo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haciendo una llamada a la masiva participación de los que nunca han votado en las Autonómicas, como garantía de un triunfo de los Constitucionalistas.

El nuevo giro del señor Puigdemont que se ha trasladado a vivir a una exclusiva urbanización a las afueras de Bruselas, junto con los consejeros que huyeron con él para no presentarse ante la Audiencia Nacional que le acusa de rebelión, sedición y malversación de dinero público, se lo ha contado al periódico belga Le Soir diciendo, como si no pasara nada que es posible una solución “diferente a la independencia“. Es decir que él que se presenta, gracias a la declaración de independencia, como Presidente de la República catalana en el exilio y que se está trabajando en datar a la República de todos los elementos necesarios, declara ahora, que esa independencia no existe ya que admite que es posible otras soluciones.

Como si no hubiese pasado nada ni en la política, ni en la economía de Cataluña, el Presidente en el exilio dice que ¡siempre es posible otras soluciones¡ ¡He trabajado durante treinta años para obtener otro anclaje de Cataluña en España! Hemos trabajado mucho en eso, pero la llegada al poder del señor Aznar detuvo esa senda, afirmó al periódico francófono el político catalán, quien insiste en estar dispuesto a aceptar “la realidad de otra relación con España”. Puigdemont se muestra a favor de un acuerdo con el Gobierno central, pero subraya que el origen de la crisis actual se encuentra en 2010, cuando el Tribunal Constitucional declaró inconstitucionales varios artículos del Estatuto de Autonomía.

No me extraña que, como señalan algunas crónicas, las autoridades belgas estén asombrados  por estas sorprendentes declaraciones del fugitivo, como lo estarán los que, honradamente, han creído en él, en el “proces” y en la lucha que un grupo de políticos, muchos de los cuales, tras sus declaraciones ante el Supremo no tendrán más remedio que abandonar la política, empezando por Carmen Forcadell, la madre del independentismo”. 

Que en cuanto ha intervenido la Justicia todos han empezado a reconocer que no ha habido independencia; que todo era simbólico, casi “virtual”; que la aplicación del artículo 155 no fue un golpe de estado como ha venido pregonando por Europa el Fugitivo; que la lucha a muerte entre Puigdemont y Oriol Junqueras puede terminar con todo y, que acaba de saberse, que en el acta de independencia que firmaron en el Parlament  constaba claramente que la DUI no tenía efectos jurídicos y que el preámbulo, donde se hacía propiamente la Declaración no se votó, es una superchería de unas proporciones gigantescas.

Este lunes después de que una de las huidas, la consejera de Educación Clara Ponsati reconociese, desde Bruselas, que “el Govern no estaba preparado para aplicar la independencia”, ha sido Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) la que no ha tenido más remedio que  admitir a través del  su portavoz, Sergi Sabrià, que el Govern “no estaba preparado para  hacer efectiva la Declaración de Independencia” ante un Estado “autoritario” y que, no tenía “límites para aplicar la represión y la violencia”. De que esa Declaración era un engaño, nada de nada… Así que todo ha sido un engaño, un inmenso engaño… una gran mentira.


(*) Periodista y economista


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