Los titulares de la prensa son
interpretativos puesto que se basan en rumores y noticias orales. Habrá
que esperar a conocer con más exactitud el contenido de la declaración
de Forcadell.
Habrá que ver si, en efecto, dijo que la declaración de
independencia fue "simbólica" (como aseguran todos los periódicos) o
"política", como he visto por ahí. Es un matiz que tiene su importancia,
desde luego, pero es un matiz que viene acompañado de una especie de
retirada táctica retórica.
Hay un poco de lío sobre si se acata la
Constitución o el 155. Pero, en definitiva, el mensaje que se difunde es
el del repliegue del frente parlamentario del independentismo.
La cuestión es saber qué valor tiene ese gesto, ese acatamiento, cuenta
habida de que el Parlamento ha sido disuelto y su mesa destituida.
Exactamente, ¿qué significa que se acata algo que no se puede evitar?
Es
el error de mezclar las vías judiciales con las políticas y dar valor
jurídico a cuestiones subjetivas, de convicciones y hasta creencias. En
realidad, es el espíritu inquisitorial. El propio presidente del
Tribunal Supremo asume esa situación al advertir que el acatamiento
pudiera ser "mendaz". Es el problema de los conversos, que son tales a
la fuerza y su conversión solo tiene valor exterior, pero no interno,
pues no vincula en conciencia. Para la línea jurídica lo externo es
suficiente.
Si Forcadell vuelve a las andadas, será perseguida. Pero
para la línea política no se resuelve nada; al contrario, el problema se
agrava. Forcadell seguirá siendo independentista y actuando como tal y
allí donde ella no alcance habrá otra Forcadell para sustituirla. Las
ideas no se encarcelan, aunque quepa encarcelar a las personas. Las
revoluciones no se detienen con sentencias de los tribunales en sus
problemáticas relaciones con el poder político.
No
hay que perder el tiempo. Los procesos en marcha son procesos políticos
en contra del independentismo. Se pretende reprimir, incluso extirpar,
una opción ideológica sostenida por millones de personas. Los presos
independentistas son presos políticos y hasta rehenes canjeables en
alguna posible negociación política. La prueba más contundente la dan
los distintos cargos públicos del PP que han dejado claro que, si en las
elecciones de 21D ganara de nuevo el independentismo, seguiría
aplicándose el artículo 155, algo equivalente a la perpetuación del
estado de excepción no declarado que es el 155.
Obviamente,
eso no tiene nada que ver con la democracia ni con el Estado de
derecho, sino con la dictadura. La dictadura que mana del art. 155 como
manó la de Hitler del 48 de la Constitución de Weimar, su abuelo.
Obviamente también, el poder judicial podrá seguir legitimando la
situación, pero ya estará claro que lo hace en el marco de una
dictadura, no del Estado de derecho que hoy esgrime de forma ya tan
cuestionable.
Todo
este conflicto se agita mezclado con un escándalo descomunal, el de la
Gürtel, que es imposible ocultar aunque la batería de medios del
gobierno lo ignoren, las televisiones no lo transmitan, los periódicos
no lo mencionen, las radios lo silencien. La fiscalía da por probado que
el presidente del gobierno cobró unos 220.000 euros procedentes de la
caja B de su partido.
Fueron más los perceptores (incluida, al parecer,
la vicepresidenta del gobierno) y muchos los años de los cobros, aunque
no tantos como los de las campañas electorales que se ganaron
fraudulentamente al estar financiadas de modo ilegal. "Corrupción en estado puro", declaró el otro día el jefe de la investigación policial sobre la caja B del PP. Y corrupción que afecta al Estado de derecho.
Cierto,
pero lo más grave es que el presidente del gobierno esté pringado en
esa basura con sus efectos concomitantes de viajes, trajes y empleo de
fondos públicos para beneficio privado, sin contar el cobro de plus
parlamentario por tener la residencia fuera de Madrid. Se ha dicho hasta
la saciedad, pero fuerza es repetirlo: en ningún país europeo se
toleraría una situación así.
¿Acaso no es esto obvio motivo de dimisión?
¿No es una prueba de que esa democracia y ese Estado de derecho que el
de los sobresueldos dice querer imponer en Cataluña no valen nada? La
democracia española no es lo que sus epígonos cacarean en el exterior
sino este extraño adefesio de un gobierno irresponsable que los socios
europeos comienzan a mirar con prevención.
Ya
se verá cuando, además, caigan en la cuenta de que el episodio de los
sobresueldos es público y notorio, cuando menos desde 2010 y que no ha
pasado nada ni nadie ha dicho nada. La corrupción no figuraba entre las
preocupaciones dominantes de los españoles y estos elegían al PP de la
Gürtel en 2011 con mayoría absoluta y revalidaban la victoria (aunque
por mayoría simple) en 2015 y 2016. Una democracia requiere sólidas
instituciones democráticas.
Pero estas siempre se pueden manipular e
instrumentalizar con fines antidemocráticos, como viene haciendo este
gobierno. Por eso, una democracia requiere también una ciudadanía
consciente de sus derechos, crítica, fiscalizadora. Si, por el
contrario, la ciudadanía tolera la merma y supresión de derechos, no
ejerce la crítica ni fiscaliza nada y da por buenos los mayores, más
corruptos y escandalosos desmanes del gobierno, hablar de democracia es
como hacerlo de la piedra filosofal.
La
autoridad del gobierno en este conflicto es magnitud negativa; la del
Estado, inexistente; la de la Monarquía, aniquilada en dos
comparecencias reales. Los partidos de la oposición, todos, están
paralizados. Los medios, volcados en la lucha ideológica, han perdido el
escaso crédito que les restaba y se prestan, incluso, a campañas
propagandísticas de la parte nacional española. Cuando no de la guerra
sucia.
En
ese contexto, el llamado "reto independentista catalán" es una crisis
constitucional, estructural, española que no va a resolverse poniendo a
los tribunales a perseguir el independentismo. Es un problema profundo
que afecta a esta cuestión del acatamiento y el consentimiento. Solo es
democrático el que lo es por consentimiento. Pero el consentimiento ha
de ser libre.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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