La idea empieza a estar manida: el
independentismo catalán ha triturado la izquierda española. No solo en
Cataluña, sino en toda España. Ahí está Podemos con una de sus habituales purgas, esta vez por lo nacional.
Por Cataluña, en concreto. La angélica fórmula que los morados
propusieron, esto es "Ni 155 ni DUI: RP (Referéndum Pactado)" no goza de
universal aprobación en las filas españolas por tal variedad de razones
que es imposible citarlas.
El argumento de Bescansa es que la fórmula,
en el fondo, es la de los indepes sin confesarlo. Cosa evidente. Seguro
que también lo sabe la dirección. Así que la salida de Bescansa no es
por lo que piensa sino por decirlo.
Podemos
se dará cuenta alguna vez de que sus dificultades de articulacion en
una España que ellos mismos definen como plurinacional radican en que la
definen, pero no la viven como tal. No acaban de ver que, en el caso
del Estado/Cataluña, actúan, en realidad, en dos países distintos pero,
al representar en el fondo una idea única de nación, pierden apoyos en
los dos por razones antagónicas.
Esto sucede asimismo con otras voces
cualificadas de esta izquierda que no son ambiguas, sino contrarias a la
independencia, Llamazares entre los más críticos, aunque no de los más
originales y Garzón que, proclamándose comunista, afirma que ser
comunista catalán e independentista es algo incoherente.
Vuelve la
ideología de la mano de la doctrina. No considera la posibilidad de que
un comunista catalán pueda hacer el mismo juicio sobre él. Y no la
considera porque Garzón, como muchos nacionalistas españoles de
izquierda, sostiene no ser nacionalista y lo es, digamos, sin ánimo de
pelea, por "inmersión monolingüística", que da la nación por descontada.
Nacionalistas siempre son los otros.
Si
se descuida uno le enjaretan unas cuantas teóricas sobre cómo la
izquierda no puede ser nacionalista porque es internacionalista. Por
dogma y definición. Sin pruebas que lo demuestren. Al revés, abundancia
de pruebas en contrario. La izquierda es tan nacionalista como la
derecha, aunque lo disimule, que no siempre lo hace. Es inolvidable
aquella foto de Sánchez en un escenario de esilo gringo con el fondo de
una rojigualda tan grande como la aznarina de la madrileña Plaza de
Colón.
También
gusta mucho en la izquierda el argumento del nacionalismo insolidario,
resultado de unas comunidades ricas y egoístas que no quieren compartir
con las menos aventajadas. Al margen de que el asunto es de juicio moral
más que de viabilidad, la dicotomía ricos/pobres simplifica de tal modo
siglos de historia, de desarrollos distintos, que no merece mayor
atención.
En
la otra izquierda, la del PSOE, el impacto del independentismo catalán
ha sido también destructivo. En lugar de hacer oposición al gobierno del
PP en dos frentes distintos, la corrupción y el independentismo, ha
decidido alinearse sin reservas con el partido más corrupto de la
historia contemporánea y respaldar las medidas represivas que este tome
en Cataluña. Es una posición perdedora por partida doble: de un lado
cargará con la co-responsabilidad de la gestión de la crisis catalana y
su previsible fracaso y de otro aparecerá como cómplice en la tarea del
gobierno de ocultar la Gürtel tras la cortina de humo de Cataluña.
La
integración del PSOE en la estrategia de la derecha es tan completa que
se vale de sus mismos métodos. La operación por la que un editorial sin
duda encargado de Le Monde, periódico del que Prisa tiene el 15% de las acciones, aterrizó el mismo día en la mesa de El Intermedio,
leído a pantalla batiente por José Borrell es un ejemplo práctico. El
mismo Borrell que unos domingos antes había dirigido unas ardientes y
patrióticas palabras a una multitud llegada de toda España y sembrada de
nazis. De esos que están en todas partes en España pero cuyo nombre se
usa solo para insultar a los indepes catalanes.
Realmente,
la situación es endiablada. Imagínese que una izquierda esclarecida
llevara lo de la plurinacionalidad a sus últimas consecuencias y
aceptara que, siendo Cataluña otro país, no le corresponde montar en él
una sucursal suya, sino mantener fraternales relaciones (si acaso) de
igual a igual con los autóctonos de su misma denominación. Un poco la
relación CDU/CSU en Alemania pero más en serio y a la izquierda. El
discurso en Cataluña estaría claro, pero no en España. Nada claro. Una
propuesta así probablemente no tendría mayoría de sus bases. Causa de
una crisis recurrente que ha puesto al PSOE al servicio del PP y a
Podemos y aliados en un palco de espectadores y mal avenidos.
Culmina la hoja de ruta
Público ha tenido un curioso
lapsus fotográfico. No se le saque punta. Nadie piensa que haya
similitud alguna entre Montilla y Zoido. Son seres de galaxias
distintas. Pero está claro que hay nervios en todas partes. Hasta en la
sala de máquinas.
Si
es así que Puigdemont prevé proclamar la independencia y, por ende, la
República Catalana, el jueves a las 10:00, la perspectiva es de
imprevisibilidad. A las 10:00 vencía el plazo de la requisitoria del
gobierno para el retorno a la legalidad de la Gürtel. A las 10:00
empezará a tramitarse en el Senado la aplicación del artículo 155. Lo
curioso es que en ningún caso parece el triunvirato nacional español
haber anticipado una respuesta y tener prevista una reacción. Puigdemont
lo sorprende siempre.
Por
ejemplo, todos los cabildeos acerca de la hora y el lugar de la
prevista comparecencia del MH son inútiles si hay DI porque, en tal
caso, el fiscal Maza pediría la detención de Puigdemont allí donde se le
encontrara bajo la acusación de media docena de presuntos delitos, los
más graves del Código. El interesado no llegaría a pisar el noble
edificio de la Plaza de la Marina Española, en donde Franco había
instalado la sede del Consejo Nacional del Movimiento... nacional,
claro.
Si
no se declara la DI, seguirá habiendo cierto peligro pero, en
principio, sin base jurídica para echarle el guante, Puigdemont volverá
libre a su tierra tras haber expuesto por enésima vez sus
reivindicaciones y hecho su habitual apelación al diálogo. Pero
inmediatamente empezará a moverse la maquinaria del 155.
Y
aquí es donde viene la agitación. No porque, PP y PSOE discrepen sobre
si unas elecciones paralizarían o no el 155. Eso es indiferente dado que
no va a haber elecciones catalanas, como ya han asegurado los indepes.
La agitación y el desconcierto arrancan de que, en el fondo, nadie sabe
cómo aplicar de modo efectivo el 155 sin provocar una crisis que sería
un desastre interno y saltaría las fronteras .
Sustituir a unos mandos,
cargos, personas por otras puede no ser tan fácil si los substituibles
se niegan a aceptarlo. Es obvio que la coerción y todas sus
ramificaciones tiene que aumentar y la intensificación de la violencia. Y
eso en el contexto de una población muy organizada y muy movilizada en
defensa de sus representantes.
Siguen
sin entender que no es un problema de orden público sino una crisis
constitucional muy profunda que afecta a la organización territorial del
Estado y, de rebote, a la Corona.
Una revolución.
Otro vídeo de la brutalidad policial el 1º de octubre
Poco a poco va formándose una videoteca
del vandalismo, la bestialidad con la que la policía atacó a los
votantes catalanes el 1º de octubre y un ejemplo de la nadurez cívica de
un pueblo que, resistiendo pacíficamente, aguantó la brutalidad
represiva y votó y, como es cada vez más claro, ganó. Varias
observaciones al respecto:
1)
Las decenas de vídeos de bestialidad policial atestiguan que no fueron
casos aislados sino una política deliberada de atacar desproporcionada,
salvajemente a la gente indefensa para sembrar el terror y conseguir que
desistiera de votar en todas partes.
2) De un gobierno fascista solo cabe esperar órdenes fascistas.
3)
La policía es responsable de todas y cada una de las agresiones (más de
mil heridos) colectiva e individualmente. En España no hay eximente de
obediencia debida y se sostiene que las órdenes injustas o inhumanas no
deben obedecerse. Llegado el momento se procesará a los criminales.
4)
Las agresiones fueron salvajes y contra las personas. Así que, cuando
la vicepresidenta del gobierno dice que la acción policial no era contra
las personas miente, como siempre que habla.
5)
EL comportamiento de la gente, ejemplar. La muchedumbre catalana (que
el reprobado fiscal Maza llama "turbas") es una multitud inteligente y
su proyecto de liberar Catalunya de la tiranía fascista pepera y
socialista será un éxito.
6)
Ante esta barbarie, la izquierda (PSOE/Podemos) se ha revelado como lo
que es, algo inútil: el PSOE colaborador directo del fascismo y Podemos,
irrelevante.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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