MADRID.- García Carrión, la empresa
murciana propietaria del vino de mesa Don Simón, está dispuesta a hacer
frente a un posible boicot y apuesta por mantener la sede de su bodega
de cava Jaume Serra en Cataluña. De acuerdo con los datos que figuran en
el Registro Mercantil, la filial mantiene su domicilio social en la
localidad barcelonesa de Vilanova i la Geltrú, publica El Economista.
Fuentes
no oficiales de la compañía han confirmado a este periódico que, por
ahora, "no se ha producido ninguna novedad al respecto ni ha habido un
traslado". Rafaela Corujo, vicepresidenta y esposa del presidente y
propietario de la compañía, José García Carrión, ha declinado sin
embargo hacer ningún tipo de valoración. "No tengo nada que decir",
aseguró el martes ante la llamada de este periódico.
La
decisión de García Carrión, que está especializado en la venta de cava a
precios muy bajos, choca con la de los dos grandes productores
catalanes, Freixenet y Codorníu, que lideran el mercado. El presidente
de Freixenet, José Luis Bonet, anunció precisamente este martes que el
consejo de administración de la compañía se reunirá la semana que viene
para aprobar su marcha. Bonet reconoció que "no le hace gracia" que la
empresa, con sede en Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona), tenga que irse
después de cien años de historia en la región.
Durante su intervención en el
evento Forbes Summit, el presidente del gigante de cava, señaló, no
obstante, que es "algo que hay que hacer" para proteger a sus empleados y
a sus accionistas. En este sentido, el presidente de Freixenet ha
aclarado que en el caso de que se declarase una Cataluña independiente,
algo que ve como "poco probable", Freixenet pasaría a ser una
multinacional española con presencia en Cataluña.
En referencia a los boicots que
se están produciendo contra los productos procedentes de empresas
afincadas en Cataluña, Bonet reconoció, no obstante, que hay un boicot a
los productos catalanes, una actuación que, en su opinión, es "muy
lamentable", además de una "reacción política ideológica" que nada tiene
que ver con el producto en sí.
La
que ya ha aprobado su salida es Codorníu. El pasado 16 de octubre, la
empresa de la familia Raventós, cansada de esperar una solución a la
situación de "incertidumbre política y jurídica en la que se encuentra
sumida Cataluña", anunció el traslado de su sede social, hasta ahora en
Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona), a Haro (La Rioja). Todo con el
objetivo de garantizar los intereses de sus trabajadores y clientes.
Desde Codorníu explicaron en ese
momento a elEconomista que se trataba de una decisión que se ha tomado
"por responsabilidad empresarial", y que afecta a la matriz del grupo,
Unideco, que agrupa a todas las bodegas de la firma repartidas tanto por
España como el resto del mundo. La primera semana de octubre, tras el
referéndum ilegal del 1-O, había alertado en un comunicado que se
planteaba la opción de cambiar su sede social, reivindicándose entonces
como "empresa catalana y también española, la más antigua del país,
desde el año 1551".
Aunque mantiene la sede ahora de
su filial de cava en Cataluña, García Carrión sí que tiene la sede del
grupo en la localidad de Jumilla, en la Región de Murcia. Había
anunciado un plan muy agresivo en 2014 para duplicar su tamaño, pero
está muy lejos de conseguir sus objetivos y sufre una continua caída de
las ventas. Además, este mismo año se ha tenido que enfrentar a la
salida de Luciano García Carrión, hijo del presidente, y uno de los
máximos responsables de la expansión de la compañía mediante la firma de
acuerdos a nivel internacional.
Luciano García Carrión abandonó
la empresa por discrepancias con sus padres, según han confirmado
fuentes próximas a la compañía, que se ha quedado ahora sin heredero.
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