miércoles, 20 de septiembre de 2017

Aclarándonos / Ramón Cotarelo *

La cuestión no es si el 1/10 divide de nuevo al PSOE y UP pues divididos están habitualmente. Lo interesante es que la división obliga a los dos partidos a aclarar su actitud. Algo de lo que los políticos suelen huir por creer que los perjudica. Por eso suelen ser confusos e imprecisos. Esta es la hora en que no sabemos si el PSOE respalda o no el empleo del art. 155.

Con el fracaso del entendimiento las dos partes habrán de aclararse sobre su posición unilateral y, de paso, nos aclararemos los demás. Es difícil entender lo que sucede cuando los políticos no saben lo que quieren, o no lo dicen, o dicen lo contrario, todo ello posible y al mismo tiempo.

Montoro acaba de comunicar a la Generalitat el bloqueo de su presupuesto. Ignoro con qué autoridad o competencia ha hecho esto el gobierno. Parece ser una medida discrecional con dudoso fundamento jurídico, pues equivale a suspender una ley (el presupuesto de la Generalitat lo es) por decisión del ejecutivo. De lo que no cabe duda es de que se trata de una aplicación del art. 155 sin reconocerlo. Igual que los registros practicados por las fuerzas de seguridad por toda Cataluña (ayer entró al parecer la policía en la sede de la ANC de Reus), las identificaciones de ciudadanos, las incautaciones de material gráfico, los cierres de páginas web, etc., apuntan a un estado de excepción no declarado.

En estas circunstancias, al rechazar el proyecto de UP y respaldar la política del gobierno hacia Cataluña, el PSOE debe aclarar hasta dónde piensa llevar ese respaldo. ¿Tolerará que se inhabilite a Junqueras? ¿Que se detenga a Puigdemont, posibilidad con la que especula el fiscal Maza? Esto es importante para calibrar qué crédito tendrán sus posteriores propuestas, todas ellas fijadas a plazo posterior al 2 de octubre.

Pero el conflicto está el 1 de octubre. Cuando se dé en Cataluña lo que Borrell llama un golpe de Estado de régimen neodictatorial. Nada menos. Al confundirse de tal modo las cosas que se pasan por alto años de corrupción, neofranquismo, incompetencia y destrucción del país para atacar a Cataluña es poco lo que cabe hablar. Y menos esperar del PSOE. Estos bravos celtíberos bendecirán un nuevo "bombardeo de Barcelona" para seducir a los catalanes y convencerlos de las ventajas de seguir uncidos a este desastre. No les importa hundirse; lo que no quieren es hacerlo solos.

UP tambien tiene vía libre para la clarificación. Está muy bien que articule propuestas de debate asambleario para ver de arrancar a Rajoy un referéndum pactado mediante la atronadora razón en marcha. Pero, en el ínterin, conviene saber si, en el lamentable e increíble caso de que Rajoy no les haga ninguno, apoyarán un referéndum no pactado. Lo demás son bambalinas.
 
Estado de excepción en Cataluña
 
Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat con el título de "Todos al frente" en el que se analiza la situación actual de Cataluña con las distintas actitudes que han tomado las fuerzas políticas, el gobierno, la oposición socialista (de respaldo total a las medidas represivas) y la oposición de Podemos, que no acaba de clarificar su objetivo. Como dedicaré el post de hoy a hablar de las propuestas de la oposición, me lo ahorraré aquí.

Mientras se editaba el artículo, la policía nacional parece haber entrado en los locales de la ANC de Reus a requisar cartelería del 1/10 y ha identificado a tres personas en comisaría. La situación es cada vez más claramente un estado de excepción encubierto y la evolución parecería llevar a un Ulster en Irlanda, aunque estoy seguro de que, de la parte catalana, no habrá ni un conato de violencia. Ya se verá con la parte española. Por eso, no hay que dar pie. Faltan 10 días para el 1/10.

Aquí el texto del artículo

Todos al frente

Quedan diez días para el 1/0 y los famosos trenes siguen a toda marcha en sentidos opuestos. Con una novedad: las tornas parecen haberse cambiado. Hasta la fecha, el bloque independentista ha sido un verdadero volcán de activismo de todo tipo, que multiplicaba las iniciativas y no descansaba en sus preparativos. Por el contrario, el Estado y el nacionalismo español estaban desnortados, desconcertados, incapaces de reaccionar y emperrados en bloquear cualquier salida, en una situación de verdadera parálisis.

Hoy parece ser a la inversa. Mientras la Generalitat reduce su activismo y desaparece tras las manifestaciones populares de todo tipo de apoyo al referéndum, el Estado da la impresión de estar poseído por el maligno. Sus representantes muestran un activismo frenético, multiplican sus declaraciones, habitualmente agresivas fabrican todo tipo de impedimentos y toda la batería de medios de a su servicio se moviliza para impedir el referéndum. Como si les fuera la vida en ello. Y les va.

Las fuerzas de seguridad del Estado, que debieran dedicarse a perseguir terroristas, ya que estamos en nivel 4 de alarma, y proteger a la población contra la delincuencia común, están concentradas en registrar imprentas, empresas de mensajerías, redacciones de medios y talleres de diseño, con o sin mandamiento judicial. Andan censurando la red y cerrando webs en prácticas que nada tienen que envidiar a la censura en China. Buscan material impreso o virtual a favor del referéndum prohibido y a favor del “sí” en concreto, todavía más prohibido.

La propaganda a favor del “no”, en cambio, no está prohibida y, aunque minoritaria, por serlo la opción, es muy visible. Cuando el gobierno afirma defender la ley se refiere a la ley del embudo: se impide la propaganda del “sí”, pero la del “no” se tolera y hasta se alienta. El referéndum está prohibido pero para unos está más prohibido que para otros. A esto lo llaman “igualdad ante la ley”.
 
Los agentes de la autoridad andan por la calle identificando ciudadanos en una especie de guerra de guerrillas contra la libertad de expresión y en aplicación de una Ley Mordaza que la izquierda española no se atreve a derogar. Estas identificaciones son intimidatorias y pueden acarrear multas significativas de acuerdo con un régimen de arbitrariedad represiva muy parecido al franquista.

Las brigadas del pensamiento también se han movilizado obedientemente. Unos intelectuales y profesionales sedicentemente de izquierdas, del entorno de El País, que ya ha degenerado hasta el nivel del ABC, ha firmado un manifiesto pidiendo a la gente que no vote por considerar que el referéndum es una “estafa democrática”, más o menos una “democracia-trampa”. El gesto y los argumentos son tan ruines que recuerdan el manifiesto de los Apostólicos al servicio del absolutismo, los de “lejos de nosotros la funesta manía de pensar”, convertida ahora en “manía de votar”.

Las cloacas del Estado, que nunca han detenido su actividad, buscan ahora desacreditar a Puigdemont con un supuesto escándalo en sus tiempos de alcalde. No se dan cuenta de que, después de la “Operación Cataluña” y los infundios en relación con Xavier Trias, nada de lo que hagan las instancias oficiales tiene crédito alguno.

El principal partido de la oposición, el también dinástico PSOE, ha cerrado filas con el del gobierno y apoya todas sus medidas con la frágil condición de que, a partir del 2 de octubre, se amplíen las competencias de autogobierno algo que, de tener algún viso de cumplirse, está ya totalmente sobrepasado por los hechos. La alternativa a la actual situación de Cataluña en la Constitución no es más autogobierno, sino la independencia. Y aunque el PSOE acabe respaldando un posible estado de excepción en Cataluña, la medida no servirá de nada como no sea aplazar la única solución posible de consultar a la población por el futuro de Cataluña.

A la izquierda del PSOE, tanto en España como en Cataluña, las propuestas adolecen todas de un vicio similar. Nunca hubo posibilidades de terceras vías y menos al día de hoy, cuando ya está claro que, si el Estado consiguiera impedir el referéndum por la fuerza, la respuesta catalana será la declaración unilateral de independencia.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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