¿Ven como no hay un problema catalán
sino un problema español? El gobierno -en realidad, el Estado- está
dispuesto a emplear todos los medios en contra del referéndum catalán,
especialmente ahora que es innegable que tiene un apoyo masivo. Todos
los medios quiere decir exactamente eso: todos. En Cataluña ya se ha impuesto la censura sobre TV3 prohibiendo que informe acerca del referéndum del 1/10.
Tampoco muy extraño, no vaya a creerse la TV que es una excepción. El
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha advertido por igual a más
de mil altos cargos públicos catalanes. Todos a callar por orden de la
superioridad.
Ayer,
el ataque fue contra la libertad de expresión en Madrid. Un juez ha
prohibido un acto público de apoyo al referéndum catalán permitido por
el Ayuntamiento. Lo ha hecho dando vía a una denuncia del PP en la que
se invoca un ilícito imaginario llamado "apología del referéndum".
¡Apología del referéndum! Como el que habla de la "apología del
terrorismo". Solo los franquistas pueden tener el descaro de equiparar
un referéndum con el terrorismo.
El juez que ha prohibido cautelarmente
el acto, Justy Bastarreche, a su vez, figura como firmante de una declaración política del grupo político de derechas Libres e Iguales contrario al referéndum cuyo manifiesto comienza:
"El secesionismo catalán pretende romper la convivencia entre los
españoles y destruir su más valioso patrimonio: la condición de
ciudadanos libres e iguales", opinión muy respetable, pero no para
firmada por un juez.
Y menos si este ha de actuar después como
juez frente a unos simpatizantes con el "secesionismo" porque,
obviamente, actuará como juez y parte. O sea, mucha "parte" y poco
"juez". Calcúlese la imparcialidad del señor magistrado y dígase si esto
no es un ataque directo a la libertad de expresión de la ciudadanía con
visos de prevaricación por razones estrictamente políticas. Este uso
partidista de las instituciones, de todas, pero especialmente del poder
judicial, es lo que está llevando España aceleradamente de regreso a la
dictadura y encanallando la vida política.
No
es un problema catalán. Es un problema español. Y lo es porque, además,
en esa tarea de instrumentalizar el Estado de derecho con fines
partidistas (y del partido de la corrupción y el saqueo de España) la
llamada oposición del PSOE esta colaborando directamente, siendo
cómplice de este asalto a las libertades públicas y los derechos
políticos. No merece la pena recordar a quienes secundan tan innobles
designios que los siguientes en la línea de represión serán ellos.
Cuando Sánchez legitima todas las barbaridades del gobierno y su partido
contra la libertad de expresión, cuando Garzón se opone al referéndum
de Cataluña, cuando los de Podemos también boicotean la Diada y juegan,
como siempre, a dividir a la izquierda en pro de la derecha, están
colaborando con quienes, cuando hayan conseguido sus objetivos, irán por
ellos. Parece mentira pero es así.
Bueno
está que la izquierda española -la socialdemócrata y la "verdadera"- no
apoyen a la izquierda independentista; bueno que tampoco se solidaricen
con ella ante el alud de guerra sucia, prácticas mafiosas,
intimidatorias y agresivas de la derecha en el poder. Pero que lo
secunden y sean parte activa en esa represión entra ya en el terreno de
la infamia.
Palinuro
reitera su convicción de que Cataluña, el independentismo catalán, es
la única oposición real a esta vergüenza de un gobierno liberticida.Para
ocultar sus innumerables latrocinios, su corrupción estructural y sus
prácticas mafiosas esta presunta asociación de malhechores busca una
confrontación directa con el independentismo y un conflicto con las
instituciones catalanas.
Que
en esta situación de atropello del Estado de derecho desde un Estado
sin derecho, la izquierda acepte lacayunamente las falacias
gubernamentales sobre una "legalidad" cortada a medida de los intereses
del partido en el poder es deplorable. Que la apoyen unos intelectuales
literalmente vendidos al franquismo restaurado es prueba de que el país
no tiene arreglo.
Lo
único valiente, democrático y honrado que puede hacerse es defender el
derecho de los catalanes a votar en ese referéndum. Y estar a su lado
porque son un ejemplo de dignidad e integridad.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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