Para valorar los cinco primeros años del reinado de Felipe VI es muy
necesario asomarse al cúmulo de turbulencias políticas y sociales que en
este su primer lustro de mandato como Jefe del Estado le ha tocado
vivir y gestionar con éxito, dedicación y la máxima preocupación.
Se han cumplido los cinco primeros años del reinado de Felipe VI, que
no han sido fáciles ni acompasados por la estabilidad política sino mas
bien al contrario por un cúmulo de incidencias que impidieron al Rey
disfrutar de un tiempo de estabilidad. Lo que sin duda ha sido para el
monarca un arranque de reinado complicado y también la oportunidad para
probar su temple y capacidad en el ejercicio diario de la Jefatura del
Estado y de la función moderadora que le otorga la Constitución.
La abdicación del rey Juan Carlos I no fue fácil, aunque su puesta en
marcha y el traspaso de poderes en la Jefatura del Estado se hizo en un
tiempo récord y sin la menor incidencia, hace ahora cinco años. En ese
momento Podemos y C's acababan de irrumpir en la política nacional
logrando representación en las elecciones europeas de 2014 pero en ese
momento se vislumbró en España el final del bipartidismo de la
Transición.
Y el inicio de un Parlamento fracturado, con cuatro fuerzas políticas
de alcance nacional como luego se confirmó en los comicios generales de
finales de 2015, tras los que Felipe VI gestionó su primera ronda de
las consultas previas a la investidura del nuevo presidente del
Gobierno.
El partido más votado fue el PP, pero la falta de apoyos suficientes
para lograr la investidura hizo que Mariano Rajoy ‘declinara’ la
propuesta del Rey para someterse a la investidura, y el presidente del
Gobierno se quedó ‘en funciones’ a la espera de una solución.
En marzo de 2016 y tras llegar a un acuerdo de coalición con Albert
Rivera, Pedro Sánchez aceptó la propuesta del monarca de someterse a la
investidura de presidente del Gobierno, pero Pablo Iglesias echó por
tierra esa oportunidad votando contra Sánchez (al que ahora pide que le
haga ministro tras los recientes comicios generales del 28-A).
Lo que obligó en julio de 2016 a la repetición de elecciones
generales, y lo que no arregló nada y provocó un nuevo ‘bloqueo’
institucional por la fractura ‘a cuatro’ en el Congreso de los
Diputados, y la oposición radical de Pedro Sánchez -‘no es no-, a la
abstención del PSOE frente a la investidura de Rajoy que contaba con los
votos favorables de C's.
El 1 de octubre de ese año de 2016 y ante la ausencia de un gobierno
(Rajoy llevaba cerca de un año ‘en funciones’) y el riesgo de repetición
de las elecciones generales por tercera vez, se desató una seria crisis
en el interior del PSOE y en su Comité Federal, lo que obligó a
Sánchez, al perder la mayoría de su Ejecutiva, a presentar su dimisión.
A finales de 2016 Rajoy lograba la investidura con apoyo de C's, PNV y
CC y con la abstención del PSOE. Pero Sánchez rehízo su liderazgo en el
PSOE frente a Susana Díaz y en la primavera de 2017 recuperó con una
amplia mayoría la secretaría general y el pleno liderazgo del partido.
Y cuando parecía que las aguas nacionales recuperaban la tranquilidad
el 6 de septiembre de 2017 estalla en el Parlamento catalán el desafío
frontal al Estado con la aprobación de la Ley (ilegal) de Referéndum, y
el día 7 con la Ley (ilegal) de ‘Desconexión de Cataluña del Estado’. Y,
acto seguido, Puigdemont convocó desde la Generalitat el Referéndum
inconstitucional para la independencia catalana del 1 de octubre. Una
consulta ilegal que se llevó a cabo en medio de una gran tensión y sin
las mínimas garantías democráticas.
Y fue esta grave situación de ruptura de la legalidad y amenaza para
la unidad nacional, lo que provocó el memorable discurso a la nación del
Rey Felipe VI del día 3 de octubre de 2017, denunciando la violación de
la legalidad por las autoridades catalanas y pidiéndole al presidente
Rajoy la reposición del ‘orden constitucional’. Un contundente discurso
del monarca que fue aplaudido en toda España y constituye el hecho mas
importante de los cinco años del reinado de Felipe VI.
Semanas después el Parlamento catalán aprobó el 27 de octubre la
declaración unilateral de independencia de Cataluña. Y, a partir de ese
momento, el Gobierno de Rajoy con el mandato expreso del Senado, decretó
la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña,
destituyó al presidente Puigdemont y a su Gobierno y procedió a disolver
el Parlament y la convocatoria de elecciones catalanas el día 21 de
diciembre de 2017.
Mientras tanto, la Justicia abría sus primeras diligencias en contra
de los golpistas catalanes cuyo juicio se acaba de celebrar en el
Tribunal Supremo. Y a no perder de vista el juicio del Caso Noós donde
tanto la Infanta Cristina como su esposo Iñaki Urdangarin fueron
procesados y juzgados y este último, el cuñado del Rey, condenado a
cuatro años de prisión que actualmente cumple en una cárcel de Ávila.
El cúmulo de graves acontecimientos políticos e institucionales de
los tres años y medio del reinado de Felipe VI estuvieron plagados de
las mas graves incidencias para España y la Corona.
Pero los problemas no acabaron ahí porque a mediados de 2018 Pedro
Sánchez presentó en el Congreso de los Diputados, con motivo de la
sentencia de Gürtel contra el PP, su moción de censura contra Mariano
Rajo. La que prosperó con votos de PSOE, PNV, ERC, PDeCAT y Bildu (lo
que rompía el ‘frente constitucional) y llevó a Pedro Sánchez a la
Presidencia del Gobierno y con los solos 84 diputados del PSOE.
En diciembre de 2018 se celebran las elecciones andaluzas y el PSOE
pierde la presidencia y el Gobierno de la Junta de Andalucía 40 años
después de su absoluto mandato al frente de dicha Comunidad. Y en marzo
de 2019 el presidente Sánchez anuncia la disolución de Las Cortes y la
convocatoria de elecciones generales para el 28 de abril, semanas antes
de los comicios europeos, municipales y autonómicos del 26 de mayo.
De las elecciones generales del 28-A se desprende una nueva situación
de ‘bloqueo’ político (con la entrada de Vox en el Parlamento como la
quinta fuerza política nacional, con PSOE, PP, C's y UP) y aunque el rey
Felipe VI ha encargado a Sánchez que se someta a la investidura, al día
de hoy Sánchez no cuenta con los apoyos necesarios para ser investido
presidente del Gobierno y no se descarta la repetición electoral.
Como se aprecia en esta crónica resumida de las turbulencias
políticas españolas de los cinco primeros años del reinado de Felipe VI,
aún nos movemos en la ausencia de estabilidad, lo que ha sido una
constante en el último lustro de nuestro país.
Un tiempo complicado en el que el rey Felipe VI ha dado muestras de
temple, templanza y buen hacer y en el que el monarca ha adquirido
experiencia y reforzado su prestigio nacional e internacional donde el
Brexit en la UE fue otra incidencia destacada del reinado de Felipe VI.
Un monarca que, como el conjunto de los españoles, espera lograr que
nuestro país encuentre en la investidura pendiente de Pedro Sánchez un
posible acuerdo y el esperado remanso de una legislatura completa con
estabilidad política, económica y social.
(*) Periodista