domingo, 8 de octubre de 2017

El PP invita a los vecinos de Totana a que participen en el acto de Homenaje a la Bandera el próximo 12 de octubre


TOTANA.- El PP quiere invitar públicamente a los vecinos de Totana a que participen en el acto de Homenaje a la Bandera y apoyen a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado del próximo 12 de octubre, que será a partir de la una del mediodía después de acabar la misa de la Virgen del Pilar que celebra la Guardia Civil.

"Queremos que sea un acto importante y multitudinario en el que se llene la Plaza de la Constitución junto al Templete de nuestra Patrona Santa Eulalia.
Desde el PP nos gustaría contar con cuanto más público mejor en un momento difícil y complicado para el orden constitucional y para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, concretamente la Guardia Civil y la Policía Nacional. Por eso, es el momento de acompañarles y apoyarles en el día de su Patrona, en la Fiesta de la Hispanidad y de agradecimiento a toda la labor que realizan por la democracia.
Queremos también animar a los ciudadanos a que participen en este acto que se vuelve a celebrar desde el Ayuntamiento, tras dos años de no querer hacerlo el Equipo de Gobierno Municipal, con banderas de España que den color y significado a un acto sencillo pero muy simbólico para nuestra democracia y nuestra convivencia".
Totana volverá a rendir homenaje a la Bandera de España el día 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar. El Partido Popular volvió a solicitar al pleno del Ayuntamiento de septiembre que se celebrase un acto de homenaje a la Bandera de España, como así se realizaba hasta 2015, tras las negativas de los dos últimos años por parte del exalcalde comunista.
"Es el momento de cerrar filas e ir todos los partidos políticos constitucionalistas a una en la defensa de nuestra Constitución y los valores democráticos que representa para el mantenimiento de la convivencia de todos los territorios del Estado y de la defensa de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, amenazados gravemente en la última semana pero garantes de nuestra libertad y nuestros derechos civiles".

La Región ha ganado 11.000 trabajadores en el sector privado en los últimos doce meses, dice la CARM

MURCIA.- La Región de Murcia ha ganado 11.000 trabajadores en el sector privado en los últimos 12 meses, según datos del Instituto Nacional de Estadística, que reflejan que se ha pasado de los 485.100 ocupados de hace un año, a los actuales 496.100. Dado que la Región ha ganado en total 15.500 trabajadores en ese periodo, se concluye que el 70 por ciento de empleos creados en la Región corresponden a la empresa privada.

Los 4.500 ocupados restantes se han ganado en el sector público, que ha pasado de los 85.300 trabajadores a 89.800. De esta manera, la proporción de empleos muestra que el 84,7 por ciento de los puestos de trabajo actuales en la Región son privados, mientras que el 15,3 por ciento restante se agrupan en el sector público.
Por lo que respecta a la comparación con España, ésta manifiesta que el peso del sector público es ligeramente superior al de la Región, ya que, de media, asciende al 16 por ciento. En cifras totales, el conjunto del país cuenta con aproximadamente tres millones de trabajadores públicos, y cerca de 16 millones de ocupados en el sector privado.
Los 496.100 trabajadores actuales del sector privado en la Región suponen la cifra más alta desde el último trimestre de 2008, cuando llegaron a ser 515.800. A continuación, la crisis económica y de empleo provocaría un brusco descenso en este ámbito de actividad. De hecho, la Región llegó a un 'suelo' de 420.900 trabajadores del sector privado en el primer trimestre de 2013, por lo que, desde ese punto más bajo, se acumulan 75.200 ocupados más.
El empleo público comprende todos los asalariados de empresas públicas y de las Administraciones central y territoriales, incluidos tanto los trabajadores que cotizan al régimen general de la Seguridad Social como los adscritos a mutualidades. Por su parte, el empleo privado aglutina asalariados de este sector, empleadores, trabajadores independientes, empresarios sin asalariados y miembros de cooperativas.

El Paso Azul de Lorca y el PSOE lamentan la muerte de Domingo Munuera Rico, historiador de la Semana Santa

LORCA.- En la tarde de ayer, sábado 7 de octubre, fallecía a los 78 años en Murcia, donde ha pasado los últimos años de su vida, Domingo Munuera Rico, insigne historiador e investigador de la Semana Santa de Lorca y de la Hermandad de Labradores. Sus labor se vio materializada en numerosos libros y artículos sobre los desfiles bíblico-pasionales lorquinos, en los que analiza el devenir de lo que siempre consideró como una manifestación religioso-cultural.

Azul de corazón, fue miembro de la Junta Directiva del Paso Azul además de ser nombrado Mayordomo de Honor de la Hermandad en 2013. 
En el año 2017 fue elegido para dar la "llamada" en la salida penitencial del Stmo. Cristo de la Buena Muerte en el Viernes Santo lorquino.
Munuera Rico fue también Concejal de Turismo por el PSOE en el Ayuntamiento de Lorca durante la etapa del alcalde José Antonio Gallego.
Domingo Munuera ejerció como maestro nacional desde el año 1965 hasta su jubilación. Fue también concejal de Turismo, Comercio y Artesanía, por el Partido Socialista, cuando era el alcalde del municipio Miguel Navarro.
A lo largo de su vida recibió varias distinciones en agradecimiento a los muchos servicios que prestó a la sociedad lorquina, relacionados con la reactivación de las cuadrillas de pascua, las fiestas de moros y cristianos y las tradiciones en general. 
Desde el Paso Azul transmiten "su pesar a familiares y amigos con la certeza de que se encuentra ya junto a Nuestra Madre, la Santísima Virgen de los Dolores".
También el PSOE de Lorca lamenta la muerte de Don Domingo Munuera Rico, y transmite sus condolencias a familiares y amigos.
Munuera Rico fue Maestro de Educación Especial y de EGB, específicamente de Geografía e Historia. Durante sus años como docente, ejerció en diversos centros como el CEIP Juan González, Pilar Soubrier y Sagrado Corazón de Jesús, hasta su jubilación en el año 2000. Para muchos alumnos, será recordado como el mejor maestro que han tenido por su dedicación, vocación y por sus conocimientos.
Además, fue concejal bajo las siglas del Partido Socialista Obrero Español, siendo alcalde de Lorca José Antonio Gallego. Como edil del consistorio lorquino se encargó, entre otras, del área de Turismo, momento en que se quiso consolidar a Lorca como destino turístico cultural.
Fue uno de los mayores impulsores en la recuperación de las fiestas de Moros y Cristianos a finales de los 80; y sobre todo, se le recordará por ser un gran investigador sobre la Semana Santa de Lorca, llegando a publicar guías para los turistas o monografías sobre esta cuestión así como conferenciante sobre la materia.
Entre sus publicaciones destaca "Cofradías y hermandades pasionarias de Lorca", varias monografías sobre Semana Santa, sobre el Viernes Santo lorquino y el Vía Crucis del Monte Calvario y "Remembranzas lorquinas", sobre diferentes hechos históricos de Lorca.
Azul de corazón, fue nombrado Mayordomo de Honor en 2013. Su esposa fue  Pilar Miñarro, gran maestra, también concejal en la etapa de Gallego como alcalde, responsable del área de Sanidad, fallecida en 2016.
La capilla ardiente se encuentra instalada en el tanatorio Arco Iris de Murcia hasta la tarde de hoy domingo. Sus restos, una vez incinerados, serán trasladados a Lorca.

Obras publicadas

Perspectivas de la Semana Santa de Lorca – 2005
Murcia, una región en Semana Santa – 1992
Blancos, azules y el cortejo biblico-pasional de Lorca: conformación, trayectoria y evolución - 1990.
Cofradías y hermandades pasionarias en Lorca: (análisis histórico cultural) 1981
Vía Crucis lorquino y el Paso Morado - 2003
Remembrazas lorquinas - 1991

Los murcianos, los terceros en España que más poder adquisitivo han perdido con la crisis

MADRID.- Todos los trabajadores españoles han perdido poder adquisitivo durante la crisis, si bien este quebranto oscila en función de la región en la que vivan, con Madrid donde más poder de compra han perdido (10,83 %), seguidos de Aragón (10,7 %) y Murcia (10,51 %), y el País Vasco donde menos (2,68 %).

Según los datos que proporciona el índice de precios del trabajo (IPT) que publicaba esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE), los salarios bajaron en Murcia entre 2008 y 2015 un 2,69 %-la segunda mayor rebaja tras la de Aragón, cuando el descenso medianacional es del 0,06 %- y los precios subieron en esos 7 años un 7,82 %, de lo que resulta esa pérdida de poder adquisitivo del 10,51%.
En general, los trabajadores españoles casi han recuperado su nivel salarial previo a la crisis, ya que los sueldos han experimentado un recorte del 0,06 % entre 2008 y 2015, .
Sin embargo, el coste de la vida ha ido en aumento y, según elíndice de precios de consumo (IPC), la inflación ha registrado un incremento del 8,48 % entre diciembre de 2008 y diciembre de 2015.
Ambos indicadores reflejan que los trabajadores españoles han experimentado una pérdida de poder adquisitivo del 8,53 % durante la crisis.
Por encima de esta media nacional se sitúan los trabajadores madrileños, cuyos salarios se recortaron el 2,56 % durante la crisis, mientras que la inflación acumulada en la región asciende al 8,27 %.
Los trabajadores del País Vasco, por su parte, han experimentado un incremento del coste de vida superior al de Madrid, del 9,36 %, pero han visto sus salarios revalorizarse un 6,69 % en ese periodo, dejando bastante mermada la pérdida de poder adquisitivo.
De hecho, el País Vasco es la región en la que más se han incrementado los salarios entre 2008 y 2015, por delante de la Comunidad Valenciana, Galicia, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Cataluña, La Rioja, Cantabria y Castilla y León.
Las siete regiones restantes aún no han recuperado el nivel salarial y el mayor descenso de sueldo lo ha contabilizado Aragón (2,88 %), seguida por Murcia, Extremadura, Madrid, Andalucía, Asturias y Navarra.
Sin embargo, la inflación durante el periodo no ha sido la misma en todo el territorio nacional y ha oscilado entre la subida del 10,53 % de los precios en Cataluña y la del 4,36 % de Canarias.
La combinación de ambas variables sitúan a los trabajadores madrileños como los que mayor pérdida de poder adquisitivo han experimentado en la crisis, seguidos muy de cerca por los aragoneses, murcianos, andaluces y catalanes.
En el lado contrario, por detrás de los vascos, los que menor capacidad de compra han perdido son los canarios y los valencianos.
Atendiendo al total de los trabajadores españoles también hay variaciones en función de la actividad que desarrollen, de forma que los que mayor poder adquisitivo han perdido han sido los empleados de las actividades financieras y seguros (12,98 %) y los de la hostelería (0,16 %) los que menos.
En cuanto a los tipos de trabajo, los datos reflejan que a mayor cualificación, mayor pérdida de poder adquisitivo, de forma que los gerentes vieron reducirse su poder de compra un 20%, frente a las ocupaciones elementales, entre las que bajó sólo el 3,65 %.
Por tipo de contrato, el poder adquisitivo bajó más para los trabajadores indefinidos (9,18 %) que para los temporales (3,97 %); por sexo, más entre los hombres (9,49 %) que entre las mujeres (7%); y por edad, por encima del 7 % en todas salvo entre los jóvenes, quienes sólo han perdido un 0,6 %.
La siguiente tabla muestra la variación del índice de precios del trabajo (IPT) en el periodo 2008-2015 y la de la inflación (IPC) entre diciembre de 2008 y diciembre de 2015, así como la pérdida de poder adquisitivo en la que se unen ambas variables.

Vallan de nuevo las vías de las obras del AVE en Murcia

MURCIA.-Las vallas han vuelto a Santiago el Mayor. Después de los altercados de esta semana que acabaron vaciando las vías de trenes por los desperfectos que presentaban, anoche media docena de técnicos regresaron para iniciar las labores de reposición de las vallas de protección que se habían destruido en la madrugada del miércoles.

En torno a las doce y media de la pasada noche, los trabajadores de las obras del AVE llegaron a la zona de Santiago el Mayor con un camión cargado de vallas de protección para reponer las que desaparecieron o quedaron inservibles que ya había instaladas en torno al trazado ferroviario.
"Las han repuesto esta madrugada. Ha sido una noche tranquila, sin conflictos ni altercados. Creemos que ha sido para restablecer el tráfico de trenes que volvían a circular desde esta misma mañana", asegura uno de los acampados cerca de las vías.
Según informaron fuentes instaladas en el campamento montado en un jardín cercano al trazado ferroviario, las labores de estos operarios se alargaron durante toda la madrugada y terminaron alrededor de las cinco y media.

Tras la reanudación hoy del tráfico ferroviario de Murcia con Cartagena y Alicante por parte de Renfe tras los incidentes del martes pasado que ocasionaron daños en las vías, en torno a medio millar de vecinos se han concentrado esta mañana en el paso a nivel de Santiago el Mayor para continuar con sus reivindicaciones de unas vías de alta velocidad soterradas a su paso por Murcia.
La concentración, calificada de "espontánea" por la Plataforma Pro Soterramiento, ha tenido como resultado la parada de un tren procedente de Cartagena que tenía prevista su llegada a la Estación del Carmen sobre las 11:45 de la mañana.
La Plataforma, "que no busca conflictos" tras la reapertura hoy de las vías de tren, subraya que ha sido iniciativa de los propios vecinos de la zona, que se han ido concentrado a lo largo de la mañana ante la "curiosidad" de la reanudación del tráfico ferroviario.

Después de cuatro días sin tráfico ferroviario por los destrozos ocasionados en la vía como consecuencia de los actos vandálicos que tuvieron lugar el pasado martes por la noche, los trenes han vuelto a circular pues este domingo, aunque un convoy que se dirigía a la estación de El Carmen tuvo que detener su marcha metros antes de llegar al paso a nivel, ya que los vecinos invadieron las vías mientras grababan un reportaje para una cadena de televisión nacional. Tras el incidente el tráfico ferroviario no ha vuelto a reanudarse.
Con el de hoy, ya van 26 días consecutivos de protestas.

El Estado indefenso y otra promesa de Rajoy / Pablo Sebastián *

Miedo da escuchar a Rajoy diciendo que va ‘a impedir’ algo en Cataluña en defensa de la legalidad, el Estatuto y la Constitución porque hasta ahora no cumplió nada de lo prometido durante la Consulta del 9-N y el referéndum del 1-O, porque en ambos casos prometió que su gobierno lo impediría y no fue así porque ambas votaciones se celebraron.

Ahora anuncia Rajoy, en una entrevista en el El País ‘que el Gobierno va a impedir que cualquier declaración de independencia se plasme en algo’. Pero ¿le parece poco que Puigdemont declare la independencia? Y qué extraño juego de palabras, en tan dramática situación española, es ese de que ‘se plasme en algo’. ¿Que es ese ‘algo’ que el Presidente anuncia que impedirá y como lo va a impedir, ¿acaso como impidió la jornada del 1-O?

Lo que debía de impedir Rajoy es que Puigdemont declare la independencia desde la Generalitat aplicando ya el artículo 155 de la Carta Magna o pidiendo su suspensión inmediata al TC. Pero Rajoy no se atreve a nada y pospone toda decisión una y otra vez. Y ahora promete no se sabe el qué -‘algo’- y mucho nos tememos que tampoco lo cumplirá.

Y como siempre las promesas del tancredista Rajoy son ‘a toro pasado’ y están dejando indefenso al Estado y a la intemperie la ciudadanía española que en las calles ya está, porque la agresión Puigdemont y el pusilánime Rajoy despertando están de manera temeraria el nacionalismo español.

Además da la impresión de que estamos pasando de la denuncia del golpe de Estado y la violación de la Constitución, la legalidad y el Estatuto catalán a un conformarse en el Gobierno y el PSOE con que Puigdemont no declare la independencia. Lo que contrasta con el firme alegato del Rey Felipe VI que subrayó la ‘inaceptable deslealtad de la Generalitat’ y pidió a Rajoy ‘la restauración del orden constitucional’.

Porque empieza a parecer que Rajoy se conformaría con la no declaración de la independencia de Cataluña a cambio de frenar la acción de la Justicia contra los golpistas, para no tener él que acordar drásticas medidas como las que escritas están en la Constitución para ser puestas en marcha en caso de ruptura de la unidad de España y la soberanía nacional: suspensión de la Autonomía catalana, art. 155; Estados de Excepción o de Sitio, art. 116; e intervención del Ejército, art. 8.

A las que se añaden otras actuaciones y duras penas que figuran en el Código Penal por sedición y rebelión, e incluso en el Estatuto catalán, en cuyo artículo 70 se dice que el Presidente de la Generalitat y sus consejeros pueden ser detenidos en caso de ‘flagrante delito’, como sería el caso si Puigdemont proclama la independencia de Cataluña.

Por su parte Pedro Sánchez anuncia -como haciéndonos un favor- que él defendería la Constitución si hay proclamación de la independencia en Cataluña. Pero ¿y si eso no ocurre quiere decir que Sánchez, enredado en la palabra ‘dialogo’ que le impuso Podemos, no defenderá igualmente la Constitución, la legalidad y el Estatuto que ya han sido violados?

No puede existir un camino intermedio entre el no cumplimiento de la Ley, la Constitución y el Estatuto y la declaración o no de la independencia catalana por Puigdemont, porque el Presidente catalán, su Gobierno, Forcadell y sus aliados en la Mesa del Parlament, el mayor Trapero y los responsables de la ANC y Omnium, ya están inmersos en los delitos de desobediencia al TC, de prevaricación, malversación y sedición. Y sería escandalosa una amnistía encubierta para todos ellos.

Rajoy advierte y amenaza pero no toma decisiones. Y sobre todo transmite la idea de un bloqueo mental y perplejidad del presidente, o de negociación  inconfesable y bajo cuerda -donde estaría en juego dar más dinero para Cataluña y la no aplicación de la Justicia a los golpistas- y a la que solo le quedarían 48 horas antes que Puigdemont comparezca el martes en el Parlament.

Lo que, en el presenté paréntesis del duelo de Rajoy y Puigdemont, produce la imagen de un Estado indefenso, por la ausencia manifiesta de quienes ya deberían estar actuando, con decisiones implacables, para restaurar el orden constitucional como lo exigió don Felipe VI quien ‘comprometido’ está con la ‘permanencia y unidad’ de España como el mismo acaba de recordar.


(*) Periodista


La historia se repite; la otra independencia catalana del 6 de octubre / José Oneto *

A las ocho y diez minutos de la tarde del 6 de octubre de 1934, del pasado viernes hizo 83 años, Lluis Companys, presidente de la Generalitat, se asomaba al balcón de la Plaza de Sant Jaume de Barcelona para proclamar la independencia de Cataluña: “En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido asume todas las facultades del poder en Cataluña y proclamó el Estado catalán en la República Federal española”.

En un ambiente de crisis política con la caída del gobierno del partido Republicano Radical y social, y con la declaración de una huelga general por parte del PSOE, Companys decide dar lo que en la época se bautizó como “Golpe de Estado” y proclama lo que venía  a ser el “estado dentro del Estado”. El pronunciamiento había seguido a una movilización de los escamots de Estat Catalá, a los que se había provisto de armamento y de un plan de acción que debía desembocar en la toma y control de los puntos estratégicos de Barcelona.

Pero entonces la respuesta del Estado no fue judicial, sino armada. El Gobierno presidido por Alejandro Lerroux decretó el estado de guerra. Las tropas al mando de Domingo Batet, un general republicano y catalanista que sería fusilado por los franquistas en 1937, por no sumarse a la rebelión, cañonearon el palacio de la Generalitat, defendido por los Mossos d’Esquadra. 

Tras la rendición de Companys y su Gobierno, la Generalitat fue tomada por el Ejercito. El golpe secesionista solo duró 10 horas. Eran las seis de la mañana del 7 de octubre cuando el presidente Companys, tras anunciarse por radio su capitulación, se rendía al comandante del Ejército que se había personado en el Palacio de la Generalitat, para proceder a su arresto y al de todo su Gobierno.

Atrás quedaban los cadáveres de 46 personas, 38 civiles y ocho militares, numerosos heridos y más de 7.000 detenidos. El coronel Jiménez Arenas era nombrado gobernador de Cataluña y presidente accidental de la Generalitat, se clausuró el Parlamento y más de 100 ayuntamientos fueron disueltos. En enero de 1935 se suspendió indefinidamente la autonomía. El 6 de junio de 1935, Companys y sus consejeros, fueron condenados a treinta años de reclusión mayor e inhabilitación absoluta.

Hubo ya un primer intento de independencia,  tres años antes con la proclamación de la República en toda España en 1931, algo que aprovechó Companys no sólo para proclamar la República también en Cataluña, sino que dio un paso más al proclamar la “República catalana”, primer problema con el que tuvo que enfrentarse el Gobierno de la República española. 

“Catalanes: -fueron sus palabras- interpretando el sentimiento y los anhelos del pueblo que nos acaba de dar su sufragio, proclamo la República Catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica. De acuerdo con el presidente de la República española señor Niceto Alcalá Zamora, con el que hemos ratificado los acuerdos adoptados en el Pacto de San Sebastián, me hago cargo provisionalmente de las funciones de presidente del Gobierno de Cataluña, esperando que el pueblo español y el catalán expresen cuál es en estos momentos su voluntad”.

Aquello se recondujo con un Estatuto de Autonomía en 1932, que encontró numerosas dificultades porque sobrepasaba las competencias de la Constitución de la República pero, que al fin, fue aprobado por gran mayoría. Se celebraron elecciones regionales, ganó Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y accedió a la presidencia de la Generalitat Lluís Companys, uno de cuyos objetivos era la aprobación de una reforma agraria, que intentó plasmar en una Ley de cultivo que el gobierno central recurrió ante el Tribunal Constitucional.

Ahora todo el mundo esté pendiente de una nueva declaración de independencia que en principio se puede producir  la semana  que viene, aunque un gran escalofrió sigue apoderándose de quienes tienen que tomar esa decisión histórica…


(*) Periodista y economista


Mi selfi con PAS / Joaquín Gª Cruz *

El PP se hunde, pero otro PP emerge. Otro distinto. El filósofo Jorge Riechmann abrió esta semana el ciclo ‘Cartagena Piensa’ con una conferencia de enunciado más que sugestivo: ‘El colapso no es el fin del mundo’. Riechmann sostiene que la sociedad se autodestruye a pasos agigantados por su incapacidad para embarcarse en una transición socioecológica razonable, y que ya es tarde para evitar el colapso, pero aclara que no por eso estamos a las puertas del apocalipsis, sino únicamente ante el final de un mundo al que sucederán otros. 

Aunque es Podemos la formación con la que Riechmann está comprometido, su reflexión en el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy parecería la arenga de un ‘coach’ contratado por el PP para recuperar anímicamente a su militancia del colapso en que se encuentra por las imputaciones judiciales de Pedro Antonio Sánchez (PAS). 

El día en que PAS me regaló tantos y tan generosos titulares al confiarme su testamento político en el Quitapesares («abandono la vida pública», «quizá me vaya un tiempo de España», «me seguía una furgoneta blanca», «pude hincharme a dinero cobrando comisiones»...), lo que más me sorprendió, por encima incluso de su inaudita verbosidad, fue el epílogo de la entrevista. PAS acababa de proclamar en ella su rendición incondicional, lo que no fue óbice para animarme a que nos hiciéramos un selfi «y así tendrás un recuerdo de mi último día como político», de tal suerte que ahí estamos los dos, sonrientes en mi móvil, yo, por los titulares que me llevaba, y él, por algún motivo que entonces se me escapaba pero que acerté a comprender en un repaso posterior a mis apuntes. 

En una parte de la charla, que apenas mereció luego un retazo en la transcripción publicada, el expresidente se mostraba extrañamente optimista ante su futuro personal. A sus 41 años, está obligado -y está en su derecho- a rehacer su vida civil. No empleó el término resiliencia, pero sí el concepto. Lo superaré, soy fuerte, y dejaré atrás este calvario. Hay otro mundo más allá del mundo que para mí acaba de cerrarse, vino a decir, en consonancia con las instrospecciones de Jorge Riechmann en Cartagena. PAS se estaba dando una segunda oportunidad para evitar el colapso personal, y necesitaba explicitarlo como parte de la terapia, lo que seguramente da sentido al tono eufórico de sus declaraciones, que supieron a cuerno quemado entre algunos de sus colaboradores. 

Lo cierto es que, desde que encumbró a Fernando López Miras (FER), el PP empieza a sobreponerse del trauma y a recobrar el espíritu guerrero que se dejó en la batalla librada contra la oposición para defender -infructuosamente- a su líder, y hoy vislumbra un horizonte menos nublado, después de ver cómo el mundo anterior se hundía a sus pies. Quizá FER no sea el príncipe sarraceno capaz de asaltar Roma y regresar triunfante con las reliquias de Cristo, pero su entronización en la silla de PAS puede convertirse para los populares en el bálsamo de Fierabrás, la pócima que cure sus dolencias, que son muchas y abarcan desde el desgaste sufrido por la intensa campaña de acoso político al expresidente (ante la que equivocadamente respondieron en clave emocional), hasta la inquietante perspectiva de un cambio de ciclo que lo saque del Gobierno, 22 años después, empujado por sus errores, la irrupción del partido regionalista de Alberto Garre y la previsible mejoría en las urnas del flamante PSOE que ahora comanda Diego Conesa. 

De hecho, liberación es la palabra que mejor define el estado anímico de la dirección regional del PP, convencida por fin de que PAS le suponía un lastre debido a su complicada situación procesal. Los estrategas del partido hornean estos días en la cocina un relato distinto, con el que confían en retomar la delantera sin necesidad de pasarse la vida sacudiéndose el sambenito de la corrupción. Este es el mensaje que encabeza ahora su argumentario: «FER carece de pasado. Ya no podrán seguir dándonos la matraca con la corrupción». ¿Y qué pasa con los integrantes de la vieja guardia? Están que trinan. Fueron defenestrados por PAS y la crisis de su partido les ha sacado del ostracismo, pero solo para juntarse a tomar un café de vez en cuando y reclamar lo que coloquialmente llaman ‘la vuelta de las canas’. 

Antonio Sánchez Carrillo ya no preside el Comité Electoral, que le confería un poder omnímodo, y se cuenta que Joaquín Bascuñana y Miguel Ángel Cámara, que antes se tomaban el chocolate de espaldas, son ahora amigos de conveniencia, y que todos ellos hablan en nombre de Ramón Luis Valcárcel; pero más cierto es que con quien de verdad habla Valcárcel, y mucho, es con Fernando López Miras. Valcárcel, un tipo listo, sabe que un movimiento torpe podría dejarlo sin una segunda nominación para repetir en la lista de las elecciones europeas, que a la postre se materializará para él en una tarjeta dorada. La vieja guardia habla en su nombre, pero sin su autorización. Valcárcel no maniobrará. Y en el partido son una minoría quienes peinan canas, desde que su núcleo duro se vio laminado por PAS. El 60% de los miembros del Comité Ejecutivo Regional son gente joven, que aún juegan, al igual que FER, a la videoconsola, y saben que, tampoco en política, el colapso desemboca necesariamente en un apocalipsis. 

Estoy con Iñaki Gabilondo en que la gente que tacha de fascista a Serrat es gilipollas. Quienes no se confiesan abiertamente separatistas sufren estas semanas en Cataluña la ira de los otros. Peligro. El problema sigue siendo, claro, el desafío al Estado, pero también se encuentra en riesgo la libertad de expresión, que está por encima -en la Constitución Española- de cualquier otro derecho, incluido el falsario derecho a decidir que Puigdemont reclama. 

Me apena saber que un ingeniero de Caminos se ha visto obligado a meter la cabeza bajo tierra después de publicar en Youtube un vídeo en el que explica con términos fáciles de entender por cualquiera en qué consisten las obras del soterramiento, de qué van las vallas de metacrilato (el «muro») y qué es una catenaria. Se ha arrugado ante los insultos que le han jarreado desde internet. Cuidado con los gilipollas que desacreditan a quienes mantienen una opinión discrepante. Son un peligro.



(*) Columnista


http://www.laverdad.es/murcia/selfi-20171008193456-nt.html 

España nos pega / Guillermo Herrera *

Primero dijeron que “España nos roba”, luego que “España nos pega”, tras las cargas del 1-O, y ahora están deseando que haya un muerto para poder decir que “España nos mata”. Por eso el “Puch-demonio” intentó comprar un arsenal de guerra para los Mozos de Escuadra, ¿para declarar la guerra a España? 
 
Están aplicando al pie de la letra la estrategia revolucionaria del manual Sharp, pero este manual no dice que este camino conduce a la ruina, es decir, a la desertización económica de Cataluña. Es un suicidio de kamikazes, una escena típica de “La nave de los locos”, un cuadro del pintor flamenco el Bosco.

Por eso Alberto Canosa dice que los demonios están sueltos en Cataluña, y yo lo creo, porque no se había visto nada igual desde la guerra civil. No en vano la mayor concentración de satanistas está en Cataluña y Vascongadas, las dos regiones más conflictivas de España. Por no hablar del satanismo existente en Montserrat del que se habla de sacrificios de niños a los demonios.


Pero más convincente que cualquier ejército es la fuga de capitales que, de seguir así, provocará la quiebra de Cataluña. Ruina pura, como dije al principio, porque no es posible sobrevivir aislado en un mundo interconectado. Esta autarquía ya la intentó Franco y fracasó.

Ahora Artur Mas se dado cuenta de que es una quimera imposible, al decir que “Cataluña no está preparada para la independencia”. ¡Es el único loco que ha recuperado la cordura!

Luego salen con la bandera blanca a pedir diálogo y negociación. No se han enterado que la bandera blanca es un símbolo internacional de rendición incondicional, no de diálogo. Una vez más, están utilizando la ignorancia de la gente. ¿Negociar con un golpista como Tejero? Lo único que se puede negociar con un delincuente es su entrega a las autoridades. No puede haber equidistancia entre quien cumple la Ley y quien la viola.

Además no se han enterado de que ningún Presidente de Gobierno tiene autoridad para romper la integridad territorial de su país sin cambiar la Constitución. ¿Creen que pueden cortarse un trozo de la tarta territorial como si fuera una fiesta de cumpleaños?

Acabo de enterarme de que la Masonería apoya también la independencia de Cataluña, junto con Venezuela y Corea del Norte. Esto explica muchas cosas como el catalanismo de Zapatero, un masón de alto grado, y que la mayor concentración de masones en España vive en Cataluña.

También me he enterado de que la nueva ley europea contra el blanqueo de capitales en paraísos fiscales entra en vigor el día 1 de enero de 2.018, lo que dejará con el culo al aire a las grandes fortunas catalanas de dinero negro escondidas en Andorra, y por eso necesitan separarse con urgencia, antes de esta fecha, para blanquear su dinero.

Dije en otro artículo que yo no tengo la solución a este problema, pero lo que sí tengo claro es que ninguna solución puede pasar por violar el orden legal y constitucional.

Lo único que hay que hacer es “bajar de la burra” al “Puch-demonio” o “bajar de la fuente del gato” como dice la canción tradicional catalana “Baixant de la Font del Gat”:




(*) Periodista

El Gobierno no tiene crédito / Ángel Montiel *

El Gobierno es como un niño. Desaplicado. Ese niño que desde enero a noviembre se desentiende de los deberes para ensimismarse en la play, y cuando observa que ya es Navidad en El Corte Inglés y ve venir a Papá Noel decide cambiar de actitud y hacer méritos para obtener la recompensa. Demasiado tarde.

El Gobierno regional está dispuesto a confesar sus pecados. Todavía no en público. En petit comité. De momento, ante ciertos agentes sociales, ante los periodistas y más decididamente ante la propia Plataforma Prosoterramiento.
—Ave María Purísima —saludan los responsables de la gobernación al abrirse la ventanita del confesionario.

—¿De qué os acusáis, hijos míos?

—Durante muchos años hemos hecho caso omiso a las justas reivindicaciones de los vecinos afectados por el trazado de las vías del tren. Les hemos prometido reiteradamente la razonable solución para el problema, pero hemos incumplido una y otra vez nuestros compromisos, en unas ocasiones con pretextos de la más diversa índole y otras con el simple olvido. Merecemos esta penitencia.

—Entonces ¿aceptáis que carecéis de toda credibilidad cuando ahora prometéis una solución integral inmediata?

—Admitimos que carecemos de credibilidad. Hacen bien los vecinos en tomar precauciones. No por los actuales gestores, que estamos decididos a zanjar el problema de acuerdo a lo que ellos exigen, sino por el inmenso historial de decepciones que han sufrido de nuestros antecesores.

—Pero aceptaréis que vosotros mismos, es decir, los gestores actuales, estabais decididos a que el Ave llegara a Murcia en superficie, postergando a fechas imprecisas la acometida del soterramiento.

—Así es. Pero ha sido la movilización de la Plataforma la que nos ha dado fuerzas ante el Gobierno de Madrid para que el soterramiento pueda ser una realidad inmediata. De ellos es todo el mérito, lo admitimos.

—¿Y?

—Ya hemos conseguido que el Gobierno central programe el soterramiento. El triunfo es de la Plataforma. Pueden ponerse las medallas. No nos importa. Lo que importa es que llegue el Ave soterrado, y que llegue ya.

—¿Y cómo pueden creer en la Plataforma que antes no y ahora sí?

—Les pedimos que esperen a verlo por sus propios ojos. Sabemos que necesitan la prueba de Santo Tomás. Que hagan algo así como una tregua, que se incorporen a una comisión de seguimiento para que puedan constatar el avance del proceso anunciado por el ministerio y que, si en algún momento detectan que hay un nuevo incumplimiento o una dilación sobre lo comprometido, que lo denuncien. Pero, mientras tanto, que colaboren y observen. Dispondrán de toda la información, la misma que maneja el ministerio, Adif y el Gobierno regional. En tiempo real.

—Una cuestión de fe. Nuevamente una cuestión de fe.

-Sí, pero una fe que pronto, este mismo mes de octubre, se podrá comprobar que no se basa en intangibles. Empezaremos las obras del soterramiento, y la gente lo verá.

—Claro, porque en dos años habrá elecciones.

—No. Porque el ministro De la Serna es un hombre de palabra. Y porque la actual dirección de Adif es abierta y transparente, no como la anterior, ante la que el propio Gobierno regional se estrellaba.

—O sea, que antes eran malos, y ahora son buenos. De la noche a la mañana.

—No sabemos cómo eran antes, en los anteriores Gobiernos. Ahora son de ley, y están decididos a cumplir sus compromisos. No creemos que nos engañen a nosotros.

—Ah. ¿Hay alguna sospecha en el Gobierno regional de que pueda ser engañado por el Gobierno central? De ser así, se explicaría con más motivo el escepticismo de la Plataforma.

—No creemos que no engañen. Todo se va a resolver, pero existe un solo inconveniente, que ahora no procede del Gobierno, sino de la propia Plataforma.

—¿Que ésta pueda morir de éxito?

—Exacto. Que se pasen de frenada. Ya han obtenido lo que querían. Se lo reconocemos. El mérito es suyo. Pero pueden estropearlo todo si mantienen acciones de boicot a las obras y obligan a que la contratista se retire. Habría que empezar un nuevo procedimiento de licitación, y es improbable que otras empresas acudieran al mismo a la vista de los antecedentes, aparte de la dilación que esto supondría para la llegada del Ave.

—Para que el problema se disipe sólo habría que trasladar a la Plataforma que todas sus reivindicaciones han sido aceptadas. Y punto.

—Todas, no. Es imposible. No vamos a interrumpir durante los años que duren las obras del soterramiento las comunicaciones ferroviarias de la Región.

—¿Ni siquiera con las alternativas que ellos aportan?

—Son impracticables.
Humildad relativa. El anterior diálogo es, naturalmente, ficticio, pero resume en un mix prácticamente literal distintas conversaciones mantenidas con varios consejeros del Gobierno y con representantes institucionales del PP. 

En síntesis, el Gobierno regional está dispuesto, pues, a atribuir todo el mérito del soterramiento a la Plataforma y a la movilización vecinal. Y empieza a aceptar casi públicamente que hasta ahora no ha estado a la altura de su necesario compromiso con los ciudadanos. Es un baño de realidad, hasta una exhibición insólita de humildad, aunque considerar otro enfoque sería ya, a estas alturas, un delirio. 

Véase el cartel del artista Vicente Martínez Gadea que se reproduce en estas páginas, en el que se constata que las promesas del PP acerca del soterramiento de las vías ferroviarias proceden de finales del siglo XX (ahí está la maldita hemeroteca), mucho antes de que se planificara el Ave a Murcia. La batalla de la credibilidad está, pues, perdida. Y no tienen más remedio que admitirlo. En consecuencia, también están obligados a comprender el escepticismo ciudadano respecto al ´ahora sí que sí´.

Sin embargo, hay flecos que no encajan en esta actitud. No es ni normal que los diputados nacionales del PP se hayan venido pronunciando con un exceso de suficiencia. Algunos, como Francisco Bernabé debieran permanecer prudentemente callados, dada su responsabilidad anterior en Fomento y las consecuentes frustraciones que trajo su gestión antes de que le dieran la patada hacia el Congreso. 

Otros, como Teodoro García, parecen hablar desde las nubes, y no digamos Isabel Borrego, cuyo mérito para ser diputada por Murcia es ser la esposa del voluntarioso componedor en la Fiscalía del Estado Vicente Martínez Pujalte, imputado por tráfico de influencias; una diputada de ocasión que parece decidida a ilustrarnos sobre las bondades universales del tren Ave, como si nos remitiera a alguna enciclopedia.

Ballesta, en perfil bajo. Tampoco parece que la Administración municipal esté a la altura. El alcalde, José Ballesta, está como desaparecido, y sólo se expresa en frases de respuesta a las acciones de la Plataforma. El alcalde que prometió celebrar plenos en la calle, compartir conversaciones con los vecinos en las plazas públicas y abrir las instalaciones del Ayuntamiento a las visitas ciudadanas, está sufriendo la reprobación pública en las manifestaciones de los vecinos del sur («Ballesta, dimisión», «Ballesta, el muro en tu puerta») sin hacer algo por ganarse el aprecio de esa franja vecinal con algún gesto brillante, al margen de la disciplina férrea a su partido, cuando inicialmente se nos presentó como una pieza con criterio independiente. 

Su antecesor, Cámara, que se mereció con más y más probados méritos el reproche público, tanto por su ineptitud en la gestión como por su implicación en distintos casos de supuesta corrupción y su curiosa fobia al uso de los cajeros automáticos, nunca recibió tantas diatribas. ¿Quién asesora a Ballesta? La decisión municipal de dejar en manos del concejal de Fomento, Roque Ortiz, las relaciones de intermediación con la Plataforma tal vez sea correcta desde el punto de vista de las competencias institucionales, pero es obvio que se trata de una personalidad entre cuyas muchas virtudes no le es reconocida la paciencia ni la templanza para abordar diálogos delicados y complejos que exigen ponerse en el lugar del otro.

Y la batalla del Corredor. El Gobierno regional, por otra parte, no ceja. Porque a la batalla del Ave, aún irresuelta, se añadirá pronto (se ha añadido ya) la del trazado del Corredor Mediterráneo, que acompañará a aquél en las vías subterráneas a su paso por Murcia, aunque las normas generales lo desaconsejan, salvo en casos excepcionales. ¿Será Murcia un caso excepcional? En la Plataforma no están dispuestos a que se considere como tal, y exigen un bypass, es decir, una vía periférica para impedir que mercancías que puedan considerarse peligrosas puedan circular por zonas densamente habitadas, como los barrios del sur. 

Ahí, digo, se prevé otra batalla, que con mucha probabilidad volverán a ganar los vecinos para que finalmente el Gobierno admita que hay que hacer otro trazado. Y el problema político es que esa lucha ya está empezando antes de que cese la del soterramiento, si es que cesara ante los hechos consumados que calcula el Gobierno. Lo cierto es que ya no sorprende esta insistencia en aceptar los ´males menores´ que promueve el Gobierno de Madrid sin que haya una mínima resistencia desde el de Murcia. 

Como tampoco que las organizaciones empresariales y ciertos colegios profesionales en órbita gubernamental (al menos, sus direcciones) se muestren tan plenamente seguidistas de las ´soluciones fáciles´, que parecen aceptar por razones de urgencia sin prever la máxima excelencia que requiere toda planificación de las infraestructuras que han de servir a varias generaciones.

El Gobierno es como un niño que se empeña en no hacer los deberes, salvo cuando ve venir el castigo. Resultado: cero credibilidad, y doble esfuerzo para reponerla. Si no espabilan, perderán los dos cursos que quedan para acabar la carrera, a no ser que dejen de incurrir en la lectura paródica del lema de la Plataforma: «La sociedad por arriba, el Gobierno por abajo».


(*) Columnista


http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/10/08/gobierno-credito/865730.html

AVE: la trampa de la conjunción copulativa 'y' / Joaquín Contreras *

Resulta grato que después de años de «¡AVE ya y como sea!», ahora, tras escuchar un poco a la ciudadanía, hayan cambiado el disco y todos pronuncien e incluyan la frase «¡Soterramiento ya!». Sin embargo, como bien dice Juan Bravo, la credibilidad no se pide, se gana. Para ganarla en Murcia lo tienen bien fácil. Tras años de mentiras, los vecinos de la Región lo dicen alto y claro: el AVE, soterrado, y los pasos a nivel, abiertos hasta que llegue el agujero, y a Madrid por Camarillas, que es nuestra línea histórica, en un tren híbrido. 

Estas tres opciones son las que manejan los vecinos y no creemos que se vayan a bajar de la burra por mucho que ustedes quieran. Esto no es nuevo, ni de ayer, ni de hoy; el Ayuntamiento, tiene aprobada una moción desde octubre de 2015 sobre una comisión de seguimiento de las obras con la presencia de los vecinos, con la oposición del PP que no que no quería ni quiso escucharlos; el equipo de gobierno la convirtió en inoperativa, para no oír a nadie que no fueran sus palmeros, y a continuación, de nuevo, crearon otra comisión, esta vez controlada por ellos mismos, donde una vez más se negaron a que participaran los vecinos. 

Ahora tenemos una tercera comisión, en la casa de todos, la Asamblea Regional, a la que esperamos que vayan Juan Bravo, Ana Pastor, y el ministro De la Serna, a explicar cómo tratan a Murcia y los sucesivos cambios de opinión sobre la obra: que si Beniel sí, que si Beniel no, que apeadero en Los Dolores, para después olvidarlo. 

Pero esta comisión tampoco vale, y ahora hemos de crear una cuarta, que esta vez sí es la buena, para ver si así entramos en razón, para que Murcia, que es una colonia de Madrid, si no aprende por las buenas, aprenda por las malas; pues tras haber dejado que los delincuentes actuaran impunemente al no poner los medios suficientes, como se han quejado los sindicatos policiales, el ministro de Bilbao (nunca te fíes de los guapos) ha decidido tener cortado el tráfico ferroviario durante seis días, lo que merece nuestra reprobación, sin otra razón que las amenazas de variado tipo, las presiones, la retirada de la publicidad institucional o el aumento de la misma a ciertos medios dispuestos a cambiar de opinión, no están dando el resultado que querían, dado que en el mundo moderno la información corre por muchos caminos y desde hace ya mucho tiempo los medios clásicos carecen de su monopolio. 

Aceptemos la realidad. En este asunto, como ya hemos dicho muchas veces, no sólo han sido unos chapuzeros, sino que además han ido siempre detrás de los vecinos. Desde el inicio pedimos «Soterramiento Ya» y sólo tras largo tiempo de manifestaciones nos dieron 530 metros del soterramiento, cuando el Protocolo de 2006 comprendía hasta Nonduermas y era de obligado cumplimiento. 

A pesar de eso, nosotros seguimos, por el bien de nuestra Región, con nuestra frase de siempre: «No al AVE sin soterramiento», que el AVE llegue soterrado; entonces nos dieron un cambio de fases, motivado por los problemas jurídicos que suponía un puente de quita y pon, que vendieron como la solución a un partido político en 2015, pero que no firmaron en el Consejo de Administración de Adif hasta que no volvieron a empezar las movilizaciones, septiembre de 2017, en que la Plataforma siguió pidiendo el soterramiento, y gracias a nuestros planos cayeron en la cuenta de que era posible soterrar la estación; y por fin nos ofrecieron los siguientes metros, de los que no tenemos proyecto y que dejan fuera todo el tramo de trinchera posterior y al pueblo de Nonduermas, algo que no podemos aceptar porque las pedanías también son Murcia, aunque para ellos no lo sean. 

Seamos sinceros, ustedes siguen en sus trece, podían haber traído el AVE a Cartagena haciendo Región, pero no quisieron y ahora que se han dado cuenta de que lo importante es el soterramiento, nos quieren dar AVE y soterramiento, con un juego de palabras que, usando la conjunción copulativa 'y' incluya ambas operaciones. Lo sentimos, no es eso lo que quieren los vecinos, que leen ávidamente lo sucedido en Valladolid: ellos quieren soterramiento y, después, AVE. Y esto implica que la vía provisional, necesaria (¿quién lo duda?) no sea nueva, sino una transformación en la actual para que se mantenga sólo el tráfico presente, lo que permitiría el mantenimiento de los pasos a nivel excepcionalmente, pues los mismos se usarán para los camiones que saquen el escombro de la construcción del cajón. 

Pero ustedes no quieren eso, pues su intención es traer el AVE y ya, quizás, el soterramiento. Éste es el sentir de los vecinos y por ahí no están dispuestos a pasar. Han sido malos vendedores durante treinta años y la ciudadanía quiere imponerles su fianza: el AVE por Alicante ha de llegar soterrado, los pasos a nivel abiertos hasta que empiece el agujero, a Madrid por Camarillas en un tren híbrido y el Corredor Mediterráneo con circunvalación, como en otros lugares de España. 

Ya está bien de ser las cenicientas de este país.



(*) Presidente de la plataforma Pro-Soterramiento


Impolítica / Alberto Aguirre de Cárcer *

Hace solo unos meses murió Kenneth Arrow, el economista más joven en recibir el premio Nobel y uno de los más influyentes del siglo XX. Estudioso de la teoría de la elección social, Arrow formuló en 1951 una paradoja que lleva su nombre. Conocida también como el ‘teorema de imposibilidad’, venía a demostrar la inexistencia de mecanismos democráticos de decisión colectiva que sean perfectos, de tal modo que nadie puede arrogarse el derecho a pensar que representa en solitario la voluntad popular o que es su fiel intérprete. 

Esa limitación está detrás de las tensiones en las sociedades democráticas entre dos cualidades superpuestas que conceden las urnas a los gobernantes electos: la legitimidad y la confianza. La primera es una cualidad jurídica, que obtiene de forma directa y absoluta quien logra más votos. Por el contrario, la confianza es más compleja, relativa y debe ganarse cada día. Es, según Arrow, una ‘institución invisible’ que permite ahorrarse mecanismos de verificación y prueba.

Especialmente desde la explosión de la crisis en 2007, la disociación entre la legitimidad y la confianza se ha convertido en un problema central en las sociedades occidentales. El caso de la Región de Murcia es paradigmático. El PP gana elecciones con mayoría absoluta, o rozándola, desde hace 22 años. Cada cuatro años ha obtenido la legitimidad de las urnas, incluso cuando reiteradamente los sondeos de opinión pública reflejaban una desconfianza creciente en su acción de gobierno. Una de sus principales vías de agua en materia de credibilidad procedía de los bandazos, anuncios incumplidos y frenazos en los proyectos estratégicos, como el AVE y el aeropuerto. 

Con Camarillas como símbolo de esa aguda crisis de confianza, no hay murciano que no recele en materia de infraestructuras ferroviarias. Incluso ahora que está adjudicado por Adif a una empresa el primer tramo para soterrar las vías en Murcia, y comprometidos en el seno de una sociedad estatal plazos y financiación para su conclusión hasta Barriomar, los vecinos de los barrios afectados no terminan de creérselo. La desconfianza en sí misma no es un problema. Al contrario, es una virtud cívica. Contribuye a que el poder político cumpla sus compromisos y persiga el bien común. El problema surge cuando se lleva a límites irracionales que bloquean la construcción de un proyecto colectivo y solo conducen a generar más frustración social.

La Plataforma Pro Soterramiento ha conseguido en estos últimos años importantes victorias para su causa, que debería ser la de todos. Por su presión e iniciativa se cambió el orden de las fases de soterramiento, se amplió una de ellas hasta El Carmen y finalmente se han reducido a dos. Si se lleva a término el proyecto como está previsto por Adif habrá sido fundamentalmente por la pacífica y persistente acción de esta plataforma de vecinos. 

Teóricamente les habría llegado el momento de administrar sus éxitos, pero llegados a este punto entran en colisión con su posición contraria a la entrada provisional en superficie del AVE que han mantenido de inicio. Primero lo intentaron por vía jurídica, denunciando la falta de una declaración de impacto ambiental. Y ahora, con mucho más éxito y apoyo, con la campaña de protestas del ‘muro’, que tiene una base totalmente real (los vecinos tendrán durante al menos dos años una pantalla cerca de las viviendas para protegerlos del ruido y la catenaria, pero sin poder atravesar las vías por Santiago el Mayor, salvo por una prometida pasarela) y una parte de épica y agitación política, alentada por quienes hacen su agosto con eficaces discursos emocionales de ricos y pobres, los de abajo y los de arriba... 

Para rizar el rizo, en la protesta se han infiltrado, ocasionalmente pero con efectos devastadores, centenares de radicales que aprovechan la coyuntura para practicar el vandalismo con los bienes públicos. Nunca ha estado más cerca la llegada del AVE y el inicio del soterramiento y, sin embargo, a causa de los sabotajes de los violentos, los dos proyectos pueden saltar por los aires si no se encauzan con racionalidad y voluntad de acuerdo por parte de todos. La posibilidad de que huya la empresa contratada para iniciar los trabajos es absolutamente real. Todo pende de un hilo. Ahora hay recursos públicos y un proyecto de ingeniería en curso, pero persiste un problema social que se minusvaloró y descuidó, una pugna política en busca de votos y un movimiento vecinal donde las posiciones más maximalistas han desbordado a las más pragmáticas. 

Los dirigentes políticos locales no están precisamente ayudando a una solución colectiva. Algunos diputados del PP deberían ocupar su tiempo en cualquier cosa menos en inflamar los ánimos en las redes sociales. Y el alcalde, dedicar buena parte del suyo, por ejemplo, a visitar Santiago el Mayor, incluso ahora que sufre inaceptables escraches en su domicilio. La oposición tampoco debería olvidar que el AVE es un proyecto estratégico de Región, no del PP, como tampoco fue del PSOE, cuando gobernaba en Madrid. Y que el soterramiento es un proyecto de ciudad que parcialmente es financiado con los impuestos de los yeclanos, que tienen el AVE a tiro de piedra en Villena, o de los cartageneros, que tienen derecho a que se agilice la llegada de la alta velocidad a la principal ciudad turística de la Región. 

Dejar el AVE en Beniel hasta el final del soterramiento es una propuesta insólita a estas alturas si viene de los grupos municipales de Murcia. Tanto cortoplacismo entraña riesgos para quienes, en una defensa sin matices de las protestas, han llegado a respaldar los cortes de tráfico ferroviario y a cuestionar a las fuerzas de seguridad con una ligereza impropia de representantes institucionales. Hoy gobierna Rajoy, pero el año próximo quién sabe. La oposición tiene la obligación de hacer un estricto control al gobierno popular. 

No faltan motivos para la crítica. Pero contribuir a una estigmatización compulsiva y permanente de quien hoy gobierna, o gestiona empresas estatales como Adif, es caer en la impolítica, cuyos efectos son difíciles de revertir y recaerán en los futuros gobernantes electos, sean cuales sean. Tensionada y dividida, la Región de Murcia está evidenciando que tiene muchos y más profundos problemas que la carencia de infraestructuras ferroviarias. Estas semanas está demostrando que es incapaz de tomar, y mantener, una decisión colectiva sustentada en un amplio acuerdo político y social. Solo aquí la llegada del AVE podía derivar en un grave conflicto.



(*) Periodista y director de La Verdad



Las 48 h críticas del soberanismo / Isabel García Pagán *

“Esperamos la decisión de Puigdemont. Estamos en el momento crítico”. El bloque independentista vive sus 48 horas más complejas y definitivas para su futuro después de la votación del 1 de octubre.Y todas las miradas recaen sobre el presidente de la Generalitat. Él escucha y tuerce el gesto pero, de momento, no da respuesta.

En los últimos días no se ha sometido a un brainstorming continuo al uso, sino a un huracán indomable de propuestas y exigencias del círculo político soberanista con planteamientos más que transversales y hasta contradictorios. De la aceleración de la declaración de independencia con nuevas movilizaciones en las calles, a la renuncia al proceso y convocatoria de elecciones.

También es el momento de la movilización empresarial. Ahora sin diplomacia económica que valga. El traslado de sedes de entidades financieras y empresas participadas fue un movimiento coordinado de respuesta preventiva al anuncio de la declaración de independencia la próxima semana en el Parlament, pero las instituciones económicas catalanas ayer seguían presionando al president en una cita privada en Girona.

Puigdemont ganó tiempo el viernes al fijar su comparecencia en el Parlament para el martes por la tarde y limitar su enunciado a evaluar la “situación política”, pero no hay tiempo que valga para encontrar una solución consensuada cuando el Gobierno de Mariano Rajoy se siente fuerte y con herramientas para afrontar cualquier eventualidad que convertirían la suspensión de la autonomía en su simple prólogo, admiten entre los socios del Govern. Tampoco cuando el goteo de salidas de multinacionales catalanas no tiene visos de frenarse si el objetivo es la declaración de independencia el martes. “No nos podemos jugar el país ni la convivencia”, señalaba un conseller.

El president busca ahora una hoja de ruta que permita responder a su compromiso con el independentismo, mantener la cohesión social y calmar a los círculos económicos. El convencimiento que se alimentaba en el Estado Mayor del proceso de que “alguien acabará haciendo algo” tras las movilizaciones multitudinarias pacíficas continuas en el tiempo, la demostración del 1-O y las cargas de la Policía Nacional y la Guardia Civil, no se ha cumplido. 

La mediación internacional es rechazada de plano por el Gobierno central, el Vaticano ha reafirmado su compromiso con la defensa de la unidad de España y sólo sigue viva la iniciativa del Col·legi d’Advocats de Barcelona, que ha mantenido contactos con todos los actores políticos y sigue sumando adhesiones de la sociedad civil. Ayer trascendió una conversación telefónica del viernes entre la canciller Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la que se abordó la crisis catalana, pero el club europeo se mantiene al margen.

“Consciente de la gravedad de la situación”, según fuentes del Govern, Puigdemont ha redoblado los contactos discretos en círculos políticos, intelectuales y económicos. Las dificultades para fijar una estrategia conjunta en el independentismo aumentan mientras se agota el tiempo de reacción. El llamamiento del conseller Santi Vila a un “alto el fuego” entre las partes en conflicto tuvo un recibimiento glaciar en el Govern e incomodó en el partido.

El lunes, en el comité nacional del PDECat, el conseller había abonado la posición general de avanzar hacia una declaración de independencia, aunque enmarcándola en lo que alguno bautizó como la “DUI del seny”. La propuesta de Vila obligó a cerrar filas en su propio partido con los que se aferran a la unilateralidad pura y dura, justo cuando todos los movimientos iban en la línea de poner sobre la mesa un relato “equilibrado y prudente”.

Las fórmulas que barajan en el entorno del president son diversas. Una de las líneas de trabajo pasa por el anunciado de una declaración independentista en el hemiciclo, algo simbólica, de reconocimiento de la movilización; fijar un tiempo para buscar espacios de diálogo; e, irremediablemente elecciones posteriores.

En la estrategia de atemperar la sesión del martes encaja la insistencia del expresident Artur Mas en diferenciar entre la declaración “simbólica” de independencia y la “independencia real”. Igual que el viernes en el Financial Times, ayer en ElDiario.es Mas situaba el debate: “El tema está en qué condiciones un país o un Estado pasa a ser independiente. Y eso no se puede resolver en una declaración”. “Hay que aplicar criterio político, inteligencia, intuir las reacciones del adversario”, recomendaba.

De momento, en ERC se ha impuesto el silencio y deja que el peso de la prueba recaiga sobre el PDECat. La tesis oficial entre los socios del Govern es que no hay agendas personales y de partido que valgan pero en el PDECat son conscientes de que su espacio político natural no pasa por instalarse en la radicalidad y que un escenario electoral pasa por un descalabro en su representación parlamentaria.

Donde no hay margen es en las filas de la CUP y las entidades independentistas. Tanto Jordi Sànchez, de la ANC, como Jordi Cuixart, de Òmnium, reclaman la declaración efectiva de independencia aunque toleren que vaya “perfectamente acompañada de una apuesta por la mediación y el diálogo”. Para Sànchez, los resultados del 1-O “comportan automáticamente la proclamación del Estado catalán en forma de república”, mientras que Cuixart defiende que “sabemos que tarde o temprano, el Estado español tiene que sentarse a negociar”.

Pero en la Moncloa no sólo rechazan cualquier tipo de mediación, sino de simple concesión negociadora mientras no se renuncie a las declaración de independencia y se vuelva al marco constitucional y estatutario. Sólo entonces, se volverían a abrir los foros multilaterales sobre financiación y se abordaría el debate del modelo territorial propuesto por el PSOE. La capacidad de resistencia de Rajoy en el inmovilismo está acreditada, admiten en el PDECat, pero creen “no es imposible”. En una entrevista en El País, Rajoy proclama hoy que “el Gobierno va a impedir que cualquier declaración de independencia se plasme en algo”. Y verá reforzada la línea dura en Barcelona con la manifestación hoy de Sociedad Civil Catalana, PP, socialistas y Ciudadanos por la unidad de España.

La sesión del martes es el enésimo reto del independentismo, pero el más crítico para el president Puigdemont. ANC y Òmnium no dan tregua y llaman a la movilización frente al Parlament.


(*) Periodista 



La España de los pingüinos / Enric Juliana *

La España de los pingüinos salió ayer, por fin, a la calle. En Madrid eran miles, concentrados en la amplia plaza de Cibeles, frente al Ayuntamiento. Eran muchos más de lo que se esperaba de una convocatoria por internet surgida hace apenas una semana. Consiguieron una foto imponente, que pronto fue minimizada por los medios oficiales. 

En Barcelona llenaron la plaza de Sant Jaume. También estuvieron presentes en otras ciudades. ¡Hablemos!, gritaban los pingüinos, ataviados con camisetas blancas y sin banderas. Todo nació de una pancarta colgada en el balcón de una pequeña agencia de publicidad de la Gran Via madrileña con el lema “Parlem!”.

La España de los pingüinos sale por fin a la calle. No sé si es un buen augurio, o la señal de que ya todo está perdido. No lo sé. Escribo estas líneas con una cierta emoción, puesto que hace once años publiqué un libro, mi primer libro, en el que tomaba prestada de la trágica Yugoslavia la metáfora de los pingüinos. La España de los pingüinos. Una visión antibalcánica del porvenir español, se titulaba. En Yugoslavia llamaban pingüinos a los ciudadanos que preferían inscribirse como yugoslavos en su pasaporte, en vez de consignarse como eslovenos, serbios, croatas, bosnios, montenegrinos o macedonios. 

Muchos eran hijos de matrimonios mixtos y no querían escoger entre papá y mamá. Otros, simplemente, se sentían más cómodos en la supranacionalidad. Otros quizás creían que el invento del mariscal Tito, la República Federativa Socialista de Yugoslavia, independiente de Moscú y de Washington, tenía un largo futuro por delante . Eran una minoría, apenas llegaban al diez por ciento. Fueron arrasados cuando todo se encendió.

Aquella compleja Yugoslavia era un accidente geoestratégico que no interesaba a los poderes occidentales después de la implosión de la Unión Soviética. Dejaron que estallara, después se alarmaron por la magnitud del incendio, y después se repartieron las zonas de influencia. Eslovenia es muy austriaca. Croacia, muy católica y bien dispuesta con Alemania. La triturada Bosnia-Herzegovina ha quedado reducida a un montón de cantones, con Turquía muy presente en la islamizada Sarajevo. 

Montenegro es una colonia rusa en el Mediterráneo, después de haber sido cortejada por Italia. Serbia, eslava, ortodoxa, orgullosa y aislada, se recupera lentamente de sus traumas. Los dirigentes serbios fueron malos, pero no los únicos malos. Kosovo, albanesa, se ha convertido en la principal base militar de Estados Unidos en la Europa del Este. La ensalada Macedonia, medio eslava, un cuarto albanesa y otro cuarto muy diversa, aún se pregunta qué milagro evitó que fuera arrasada por la guerra.

También hay pingüinos en España. También en Catalunya. Ayer muchos de ellos salieron a la calle. Son pingüinos distintos de los del mar Adriático, puesto que la enciclopedia ya nos advierte que este grupo de aves marinas cuenta con hasta dieciocho especies diferentes. El pingüino español se declararía nacional-español en su pasaporte, pero se muestra tolerante ante los que preferirían hacer constar otra nacionalidad. No quiere la independencia de Catalunya, tuvo muchas dudas sobre la legitimidad del referéndum del pasado domingo, pero se indignó al ver las imágenes de las cargas policiales en Catalunya. No quiere vivir en un país en el que las grandes controversias se resuelven a palos. Y ahora teme que todo lo que está ocurriendo, acabe con una deriva autoritaria del Estado, con la excusa del artículo 155, o del 116 (estados de alarma, excepción y sitio). Teme ver el ejército desplegado en Catalunya. Duerme mal pensado en esa posibilidad. Está angustiado.

El pingüino de Catalunya seguramente estos días se siente un poco más catalán que español, –un poco más, no mucho más–, quizá fue a votar; participó en el paro del martes y acudió a las manifestaciones de protesta. Está enfadado, pero no quiere saber nada de declaraciones unilaterales de independencia. Está angustiado. También duerme mal. Teme que las cosas acaben muy mal. 

El pingüino catalán bien informado repasa los hechos de los últimos seis años y comienza a sentirse muy irritado con quienes aceleraron el motor independentista en el 2012 con el objetivo principal y casi exclusivo de evitar una mayoría de izquierdas en Catalunya, a consecuencia de los desgarros de la crisis económica. ¡Nunca más un tripartito!, gritaron en la Generalitat cuando vieron que la economía se ponía muy fea.

El primer Artur Mas era un merkeliano de oro dispuesto a superar a Mariano Rajoy en el uso de las tijeras. Cambió de opinión el día que tuvo que entrar en helicóptero en el Parlament para sortear a los manifestantes del 15-M, que asediaban el viejo arsenal militar de la Ciutadella. Los sondeos empezaban a señalar una CiU a la baja. Se decidió entonces un cambio de estrategia: el soberanismo tenía que alcanzar la máxima intensidad para absorber las tensiones sociales. 

 “Cuando Catalunya se divide dramáticamente entre derechas e izquierdas, las cosas van mal”, me comentó en aquel tiempo uno de los hombres de confianza de Mas. Se impulsó a fondo la Assemblea Nacional Catalana. La gran manifestación el Onze de Setembre del 2012 resumió todos los malestares y los sintetizó en el “Volem decidir”. Y después empezó todo. Hasta hoy.

Los pingüinos quizá salen en el momento oportuno. La manifestación de la gente de blanco en Madrid era interesante. Familias. Gente tranquila de Podemos –timbre Íñigo Errejón–, gente del PSOE, gente de Ciudadanos, más de Inés Arrimadas . Era la manifestación que podía haber encabezado Pedro Sánchez, si no estuviera estos días en arresto domiciliario, bajo vigilancia de los poderes fácticos de su partido.

Los pingüinos se han educado en democracia y representan a una España perfectamente posible. Son más mayoritarios de lo que el ruido atronador de estos días nos puede hacer creer.


(*) Periodista y ex director de La Vanguardia



En la tensa espera / Ramón Cotarelo *

El revulsivo catalán está poniéndolo todo patas arriba. Para contrarrestar la deplorable imagen de la brutalidad policial del 1/10, que ha dado al conflicto notoriedad internacional, el Estado sacó al Rey a modo de busto parlante, cosa que no ha sucedido nunca en la España de la III Restauración. Amenazador y con cara de pocos amigos. 
 
La comparecencia de Juan Carlos I la aciaga noche del 23 de febrero de 1981 fue a instancia propia pues el gobierno en pleno estaba cautivo en el Parlamento. Esta es la primera vez que la Corona aparece en circunstancias excepcionales con la misión de ser portavoz de la política del gobierno y su partido.

Días después, rutilante entrevista de Rajoy en El País a incrementar la inseguridad y la incertidumbre so pretexto de hacer todo lo contrario. Es maravilloso que quien huye de los medios como de la peste- haya concedido una entrevista aunque sea al periódico a sus órdenes. Por lo demás, el mensaje es el mismo de siempre e igual de absurdo: ya no se atreve a decir que no habrá DUI, sabedor de que esa es la mayor garantía de que la habrá; pero sí asegura muy enfático que se ocupará de que no tenga consecuencias. Ignoro cómo va a conseguirlo. Si el Parlament proclama la DUI, las consecuencias salen fuera del alcance de Rajoy si, por ejemplo, a algún Estado le diera por reconocer a la República Catalana. El gobierno español tendría que aplicar una especie de doctrina Hallstein y, no siendo esto Alemania, es dudoso que dé frutos.

Asimismo, el presidente tranquiliza a sus conciudadanos afirmando que los contingentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil,  más conocidos como los de Piolín "¡a por ellos!" y destacados en Cataluña, ahí seguirán hasta que vuelva la normalidad. Trátase de una especie de petición de principio porque son las fuerzas de seguridad las que han traído la anormalidad a Cataluña, en donde los ciudadanos normalmente no andan abriéndose la cabeza unos a otros. Aunque desde la derecha se insista en que tal es la situación en las calles de Barcelona.

Y el dichoso diálogo. Toda España está empeñada en dialogar... una vez se ha visto que no hay modo de aniquilar el independentismo por la fuerza bruta. Diálogo pide Sánchez; diálogo Iceta; diálogo las manifestaciones de blanco; diálogo ("sin condiciones previas") Podemos; y, cómo no, diálogo pide y ofrece Rajoy, si bien con una condición previa que equivale a negarlo de raíz porque ha de ser "dentro de la ley". Como están las circunstancias, eso es decir "no" rotundo al diálogo porque, con esta ley, hay cosas sobre las que no se puede dialogar. Y, en vez de cambiar la ley, como aconseja el pacífico sentido común, se niega el diálogo.

Tampoco la petición dialogante es tan universal. Ayer también se manifestaron los jenízaros de la nación española, convocados por Denaes, con asistencia de la tropa franquista habitual, los ultras de Vox y los lunáticos de hazte oír. La prensa hizo un trabajo exquisito presentándola como una manifestación patriótica por la unidad de España, alejándola en lo posible del tufo nacionalcatólico y no consiguiéndolo. Estos rechazan indignados todo diálogo porque "con los golpistas no se dialoga". En el fondo es lo mismo que piensan Rajoy y su gobierno pero, como no pueden decirlo de modo tan elemental, emplean la ley como hoja de parra para ocultar sus vergüenzas.

Los de esta manifa probablemente se reenganchen en la de hoy domingo en Barcelona, convocada por la Societat Civil Catalana, surgida al amparo de C's, en la que hay fuerzas aun más derechistas y a la que se suman los unionistas más combativos, incluido el PSC, para dar visibilidad por fin a la "mayoría silenciosa". Como no están seguros los organizadores de reclutar suficiente mayoría en Cataluña, han fletado autobuses de otros puntos de España para hacer bulto, aunque ello sea un flaco servicio a la causa pues los ciudadanos catalanes aparentemente silenciados siguen sin salir. 
 
El bulto, sin embargo, es necesario  en unas calles que los indepes han pedido se vacíen a efectos de que esta mayoría silenciosa pueda discurrir tranquilamente, cosa muy de desear porque en las manifestaciones nacional-españolas suele haber mucha agresividad. Téngase además en cuenta que las fuerzas de seguridad no están para impedirla sino para combatir el peligroso pacifismo de los catalanes.  

Y todo este monumental desastre organizado para ocultar la incompetencia y la corrrupción del gobierno en todos los niveles. El monopolio mediático de Cataluña no puede ni debe oscurecer la necesaria rendición de cuentas que el gobierno de la Gürtel tiene pendiente con la ciudadanía por la corrupción. Como tampoco debe ocultar la necesidad de cambiar la política económica de un gobierno que lleva al país al suicidio colectivo, pues ha dejado desprotegida a la inmensa mayoría de la población: jóvenes, trabajadores, parados, dependientes, pensionistas. 

Es perfectamente comprensible que Cataluña quiera desvincularse de un Estado fallido y también muy comprensible que este no la deje. Aunque no es igualmente justificable. El argumento principal de los dialogantes es que el independentismo yerra porque confunde el gobierno con el Estado, dando por supuesto que, si el gobierno no es reformable, el Estado sí lo es. Pero eso no es cierto. Todos los gobiernos desde la transición, incluidos los socialistas, se han adaptado a un Estado irreformable. 
 


(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED