domingo, 9 de enero de 2022

Denuncia de un voluntario de la vacuna Moderna: "Es un ejercicio despiadado de búsqueda de beneficios"


BOSTON.- "Dejar que una compañía que nunca había llevado una vacuna al mercado usara mi cuerpo daba miedo". Pero Jeremy Menchik, lo hizo porque quería participar en la búsqueda de una solución a la pandemia. Por eso, en julio de 2020, este profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston se presentó voluntario para los ensayos de la vacuna de Moderna contra la covid-19.

"Participar en el ensayo suponía siete visitas al hospital, 24 llamadas de teléfono, escribir decenas de entradas en un diario, someterme a reiteradas baterías de preguntas sobre mi vida privada, cinco extracciones de sangre y numerosos test nasofaríngeos", explica en un artículo que ha escrito en el medio especializado STAT.

A día de hoy, se considera decepcionado: "Si hubiera sabido entonces lo que ahora sé sobre la búsqueda de beneficios por parte de la compañía, no habría hecho esto".

"Un ejercicio despiadado de búsqueda de beneficios"

Quería participar en la búsqueda de una solución a la pandemia. No buscaba ningún beneficio personal. Ni siquiera sabía si le inyectarían la vacuna o un placebo y seis meses después le dijeron que su caso era este último: le habían administrado una solución salina. 

"Cuando supe que la vacuna era un éxito me puse eufórico". Menchik se mostró convencido de lo que había hecho durante meses. Incluso se presentó voluntario de nuevo cuando ante la aparición de delta, Moderna empezó a probar una tercera dosis específica contra esta variante.

Ahora su opinión ha cambiado, al entender que lo que entendía como un noble proyecto de la ciencia contra una pandemia mortal era, "antes que nada, un ejercicio despiadado de búsqueda de beneficios". 

Prolongar la pandemia

"En vez de ir a por todas para acabar con la pandemia lo antes posible, Moderna está ayudando a prolongarla al no hacer accesible su tecnología de ARN mensajero al Gobierno de Estados Unidos y a otros fabricantes para que la producción global pueda incrementarse rápidamente", afirma.

Las vacunas han cambiado la pandemia. Han salvado cientos de miles de vidas. Pero este antiguo voluntario pide más y cree que hay margen para que los fabricantes ganen menos.

Jeremy Menchik cita previsiones de la compañía que apuntan a unos beneficios entre los 15.000 y los 18.000 millones de dólares sólo en 2021. No cree que la actitud de Pfizer y BioNTech sea distinta. 

"Según algunos cálculos, estos fabricantes de vacunas están ganando 65.000 dólares al minuto", apunta al tiempo que recuerda que Moderna recibió 2.500 millones de dólares del Gobierno estadounidense para desarrollar el medicamento.

Las perspectivas en este momento no permiten ver el final de la pandemia. Puede que los síntomas vayan siendo menos graves, incluso que la enfermedad que cause el virus ya no deba ser llamada covid-19 al ser algo mucho más leve; pero la erradicación del virus, con la continua sucesión de variantes, parece imposible.

 "Esta situación no le interesa a nadie, excepto a las compañías que se benefician cuando aparecen nuevas variantes", afirma con amargura quien un día creyó participar en una noble causa. 

Menchick pide a otros voluntarios de Moderna que hagan como él y renuncien a seguir participando en ensayos de la compañía. 

En su opinión, presionar a la compañía para que comparta su tecnología ayudará a salvar vidas, a controlar la pandemia y cita cálculos de la OMS que apuntan a que también podría generar entre 153.000 y 466.000 millones de dólares en beneficios globales.

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