MADRID.- "Creo que, claramente, el mundo se está polarizando más entre espacios de privilegio cada vez más pequeñitos y zonas de sacrificio donde la tierra, los animales, las plantas, el aire y las personas son cada vez más sacrificadas, donde la gente es convertida básicamente en población sobrante.
Digamos que el extractivismo acompaña el proceso colonizador, tiene más de 500 años de historia. En los últimos años, había que plantear todas estas cosas con lenguajes políticamente correctos. La promesa siempre ha sido el desarrollo, la generación de puestos de trabajo.
Y vemos muchas zonas en muchos países convertidas en verdaderos
territorios devastados, donde la vida humana es precaria, es dura, es
miserable o simplemente no es posible. Ya ha generado importantes
expulsiones y esto nos empieza a llegar también a otros territorios.
Territorios cada vez más cercanos...
Sí,
por ejemplo, Murcia, toda la Región de Murcia, me parece la zona de
sacrificio más fuerte que tenemos dentro de la península. Por un lado
ves el Mar Menor completamente envenenado y podrido, pero es un lugar
donde también hay importantes restos de contaminación de dinámicas
extractivista anteriores.
Es un lugar en donde la agricultura industrial
está esquilmando el agua subterránea y genera importantísimas cuotas de
contaminación. Y a la vez es uno de los lugares donde la renta per
cápita es más baja, donde hay unas altísimas tasas de incidencia de
enfermedad y de cáncer, donde la pérdida de fertilidad, de calidad del
semen tiene las tasas más altas —por lo que las posibilidades de
reproducción humana voluntaria son más precarias—, donde suelen estar en
los niveles más altos de tasas de violencia y maltrato. Es decir, es un
lugar en donde la vida humana se precariza a pasos agigantados, junto
al territorio que la sostiene."
(entrevista completa en:
https://www.elsaltodiario.com/
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