Cuando un político en lugar de ‘dar órdenes’, o un titular
contundente para la opinión pública y medios de comunicación, se ve
obligado a dar largas y muy complejas explicaciones sobre lo que él hace
u otros le imputan, malo. Y si además no se entiende lo que desea
decir, como le pasó ayer a Pablo Casado tras su entrevista con Pedro
Sánchez, pues mucho peor.
Y un nuevo fracaso político porque Casado aún no ha comprendido -ni
tiene nadie en su entorno que se lo explique- que en la sociedad
moderna, digital, global y acelerada en la que habitamos todo lo
importante debe caber en un titular o, como mucho, en un tuit.
Pues bien, a Pablo Casado le salió muy mal la rueda de prensa (que
preparó con tiempo en compañía de Teodoro y Cayetana) porque se hizo un
lío, se alargó en exceso en sus enrevesadas explicaciones, mezcló las
churras con las merinas y cayó en contradicciones flagrantes. Como
cuando dijo que va a votar en contra de la investidura de Sánchez porque
pacta con comunistas pero que está dispuesto a ayudar a su Gobierno
para darle estabilidad.
Al final no hemos entendido bien el porqué no vota a favor ni se
abstiene ante la investidura de Sánchez. Y mucho menos por qué rechaza
la oferta razonable de Arrimadas de un acuerdo tripartita constitucional
de PSOE, PP y Cs con 221 escaños y sin Podemos ni ERC.
Casado pudo haber haber ofrecido el gran titular del día diciendo lo
que en realidad piensa: ‘prefiero terceras elecciones’. Tres palabras
que habrían dado la vuelta a España en cuestión de segundos, aunque
luego hubiera añadido: ‘antes de que Sánchez entregue el Gobierno de
España a los comunistas de Podemos y los separatistas de ERC’.
Bueno, esa podría haber sido una opción. Pero Casado también podía
haber pasado al ataque diciendo: ‘le he dicho a Sánchez que está
traicionando a España con ERC y destruyendo el PSOE con el PSC’. Y luego
todo lo que quiera añadir sobre el tigre, el bambi y demás ocurrencias.
Pero en el PP no hay nadie que sepa de comunicación y Casado, al que
se le cayó la sonrisa de la boca el 28 de abril, pone cara de pena con
barba de hipster y se enrolla y se enreda del derecho y del revés. Y
como decía aquel lepero en Huelva ‘ya no sé si le debo dinero al Banco
Coca o si el Banco Coca me lo debe a mí’.
Y al final de la rueda de prensa de Casado no nos hemos enterado qué
ha pasado con el tigre, aunque dio la impresión que quería meter a
Arrimadas en la jaula. Porque él se reserva para esas terceras
elecciones con las que sueña convencido que esa será su gran oportunidad
si Arrimadas se rinde y si por arte de magia desaparece Abascal.
Lo dicho, cuando un político se ve obligado a dar explicaciones en
lugar de órdenes, es que algo va mal. Y por lo que se vio Casado no
sabe dar órdenes (ni titulares) de lo que se deduce que: o no se atreve
a decir lo que en verdad piensa y quiere (terceras elecciones); o
simplemente no sabe lo que quiere y eso sería para preocupar.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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