lunes, 16 de diciembre de 2019

A Casado no se le entiende / Marcello *

Cuando un político en lugar de ‘dar órdenes’, o un titular contundente para la opinión pública y medios de comunicación, se ve obligado a dar largas y muy complejas explicaciones sobre lo que él hace u otros le imputan, malo. Y si además no se entiende lo que desea decir, como le pasó ayer a Pablo Casado tras su entrevista con Pedro Sánchez, pues mucho peor.

Y un nuevo fracaso político porque Casado aún no ha comprendido -ni tiene nadie en su entorno que se lo explique- que en la sociedad moderna, digital, global y acelerada en la que habitamos todo lo importante debe caber en un titular o, como mucho, en un tuit.

Pues bien, a Pablo Casado le salió muy mal la rueda de prensa (que preparó con tiempo en compañía de Teodoro y Cayetana) porque se hizo un lío, se alargó en exceso en sus enrevesadas explicaciones, mezcló las churras con las merinas y cayó en contradicciones flagrantes. Como cuando dijo que va a votar en contra de la investidura de Sánchez porque pacta con comunistas pero que está dispuesto a ayudar a su Gobierno para darle estabilidad.

Al final no hemos entendido bien el porqué no vota a favor ni se abstiene ante la investidura de Sánchez. Y mucho menos por qué rechaza la oferta razonable de Arrimadas de un acuerdo tripartita constitucional de PSOE, PP y Cs con 221 escaños y sin Podemos ni ERC.

Casado pudo haber haber ofrecido el gran titular del día diciendo lo que en realidad piensa: ‘prefiero terceras elecciones’. Tres palabras que habrían dado la vuelta a España en cuestión de segundos, aunque luego hubiera añadido: ‘antes de que Sánchez entregue el Gobierno de España a los comunistas de Podemos y los separatistas de ERC’.

Bueno, esa podría haber sido una opción. Pero Casado también podía haber pasado al ataque diciendo: ‘le he dicho a Sánchez que está traicionando a España con ERC y destruyendo el PSOE con el PSC’. Y luego todo lo que quiera añadir sobre el tigre, el bambi y demás ocurrencias.

Pero en el PP no hay nadie que sepa de comunicación y Casado, al que se le cayó la sonrisa de la boca el 28 de abril, pone cara de pena con barba de hipster y se enrolla y se enreda del derecho y del revés. Y como decía aquel lepero en Huelva ‘ya no sé si le debo dinero al Banco Coca o si el Banco Coca me lo debe a mí’.

Y al final de la rueda de prensa de Casado no nos hemos enterado qué ha pasado con el tigre, aunque dio la impresión que quería meter a Arrimadas en la jaula. Porque él se reserva para esas terceras elecciones con las que sueña convencido que esa será su gran oportunidad si Arrimadas se rinde y si por arte de magia desaparece Abascal.

Lo dicho, cuando un político se ve obligado a dar explicaciones en lugar de órdenes, es que algo va mal. Y por lo que se vio Casado no sabe dar órdenes (ni titulares) de lo que se deduce que: o no se atreve a decir lo que en verdad piensa y quiere (terceras elecciones); o simplemente no sabe lo que quiere y eso sería para preocupar.


(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés


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