Dicen las crónicas que los anarquistas
fueron a votar en 1936 para sacar de la cárcel a los presos del bienio
negro. Ahora hay que sacar a los del 1-O. Máxime cuando algunos son
candidatos. Cada voto a los candidatos independentistas acerca los
presos/as políticas a la libertad.
Lo
que se juega en Catalunya condiciona sobremanera lo que se juega en
España. Pero lo condiciona de forma distinta según sea el resultado
concreto. Por eso, han de considerarse las variantes.
Según
los últimos vaticinios en sondeos, la única incógnita grave es si el
trifachito alcanza mayoría para gobernar, aunque sea por un voto. Si
puede, lo hará, como lo ha hecho en Andalucía. Hay tan escasas
diferencias entre los discursos de los tres hispánicos mozos que ni
ellos los distinguen.
Pero
han conseguido despertar un miedo pánico en la izquierda, que ya se ve
de nuevo corriendo delante de los grises, con los guerrilleros de Cristo
Rey ladrando por las esquinas y los pistoleros de alguna cloaca
ajustando cuentas. Se oye todo tipo de llamamientos desesperados para
votar a "la izquierda" como dique frente a las hordas con olvido de las
habituales reticencias sobre el izquierdismo del PSOE. En realidad son
llamamientos al "voto útil".
Este
supuesto disgusta sobremanera en Podemos a quien algunos sondeos sitúan
por detrás de C's. Los morados madrugaron en exceso, querían sustituir
al PSOE, vendieron la piel del oso antes de matarlo y se ven ahora
reducidos a justificar su existencia como consejeros aúlicos de un PSOE
que puede no necesitarlos. Ya no piden el voto para gobernar, sino para
apoyar el gobierno de otro.
Por
los movimientos de los partidos se concluye que, para bien o para mal,
C's se configura como centro por cuanto puede formar la coalición
trifachita o aliarse con el PSOE, según salgan los números.
En estas
elecciones, todos veneran el centro y el espíritu de Suárez, sobrevuela
la iconografía: los retratos de Sánchez en b/n recuerdan al Suárez de
1977. El PP se ha servido de Suárez hijo solo para probar que no tiene
nada que ver con el padre. C's se deja querer por los extremos de la
izquierda y la derecha, como buen centrista y Vox trae ya preparado el
decreto para ilegalizar el centro.
No digamos la izquierda. No digamos el independentismo.
En
Catalunya es fácil que el resultado no refleje la actual organización
de la Generalitat, especialmente con la irrupción del Front Republicà.
Interesa recordar que esta tercera opción no se limitará a un nuevo
reparto de apoyos electorales indepes, sino que implicará también un
incremento en términos absolutos al atraer votos de los Comuns.
El
resultado de estas elecciones no tiene, en principio, por qué alterar
el gobierno de la Generalitat pero sin duda ejercerá influencia sobre
las elecciones municipales del 26 de mayo, en donde el bloque
independentista tiene fundadas expectativas.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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