WASHINGTON.- En la Era de la Incertidumbre hasta la más mínima brisa se puede
convertir pronto en un enorme Cisne Negro que venga a modificar todo.
Eso es lo que está ocurriendo en China y varios otros países asiáticos con los cerdos. Están siendo atacados por una epidemia global de peste porcina africana, inocua para los humanos, pero fatal para los animales. Se calcula que tendrían que sacrificar entre 150 millones y 200 millones de cerdos.
Y ésta es la carne con mayor consumo por parte de los 1.300 millones de
chinos, según relata www.infobae.com.
El precio internacional del cerdo aumentó un 50% y sigue en
alza. Es la materia prima con mayor aumento en este 2019.
Algo que golpea con fuerza a una economía que ya no crece a las enormes
tasas que lo hacía en la última década. Y si China cae un escalón, el
resto del mundo rueda por la escalera varios pisos. Los cerdos se
convirtieron así en cisnes negros, una crisis difícil de predecir y de
consecuencias inéditas.
La epidemia es global. Ya atacó con mucha fuerza en Vietnam, Camboya y
Mongolia, países que también tienen al cerdo como un ingrediente básico
de su dieta. Y la FAO, la agencia de las Naciones Unidas para los
alimentos y la agricultura, teme que la peste porcina se expanda por
Europa oriental. Bulgaria, Hungría, Rumania y los Balcanes tienen una
población importante de jabalíes entre los que ya se
detectó el virus.
El banco Rabobank, que monitorea el mercado de
alimentos en Asia, cree que la producción de carne porcina va a bajar
este año en al menos un 30%, con el sacrificio de hasta 200 millones de animales (el año pasado la producción china fue de 700 millones de cerdos).
Y el New York Times
dice que nadie confía en que la epidemia vaya a ser atacada con la
rapidez y la fuerza necesaria por las autoridades chinas. Ya se registró
ese comportamiento cuando estalló la crisis del SIDA en los noventa, la
del síndrome respiratorio del 2000 y la contaminación de la leche en
polvo para bebés del 2008.
La economía china está sintiendo los efectos. La inflación de marzo fue la más alta de los últimos meses. El gobierno central chino compró grandes cantidades de cerdo congelado
porque prevé una falta grave de esa carne en el mercado. Aunque los
veterinarios están advirtiendo que el virus puede sobrevivir por mucho
tiempo en la carne congelada y sin cocinar.
Mientras que van apareciendo restos de cerdos contaminados en ríos y lagunas de todo el país,
lo que indica que muchos productores se están deshaciendo de los
animales contaminados sin dar aviso a las autoridades locales,
provocando una mayor expansión de la epidemia.
Aparentemente, el ministerio de Agricultura y Ganadería de Beijing
tenía información sobre lo que estaba sucediendo, aunque no lo hizo
público hasta que Sun Dawu, un productor de la provincia de Hebei,
publicó en las redes sociales una foto impactante de una enorme pila de cerdos sacrificados. Dawu tuvo que matar a los 50.000 cerdos que estaba criando en su granja.
Los primeros informes sobre la fiebre africana se conocieron en agosto
del año pasado con casos en tres provincias muy alejadas una de las
otras. Algo que indica que la peste no se propagó desde un único foco
infeccioso, sino que estalló en diversos lugares.
Dos semanas atrás, un
reportero de la televisión estatal de Shandong mostró unas fotos de
pilas de cerdos muertos por la epidemia, tirados al costado de una
carretera. A su lado tenía a un alto funcionario local a quien le tuvo
que preguntar ocho veces sobre lo que estaba sucediendo hasta que el
hombre admitió que se debía a la peste y que tirar los cadáveres a las
zanjas era ilegal y muy peligroso.
La epidemia tiene repercusión en todo el mundo. La cotización a futuro
del cerdo magro en la bolsa de materias primas de Chicago (CME) pasó de
algo menos de 1,20 dólares el kilo a principios de año a más de 1,90
este mes.
Los productores estadounidenses y latinoamericanos que siguen
los vaivenes de esta bolsa, entienden que podrían tener una gran
oportunidad de entrar con sus productos al enorme mercado chino, esto si
la epidemia no se expande hasta sus costas.
China es el mayor productor de carne de cerdo del planeta.
Son 54 millones de toneladas al año que representan un 47% del total
global.
"Cualquier demanda china es muy sustancial para un país
productor. China abastece el 97% de su demanda, pero ese 3% restante es
una cantidad muy importante para cualquiera que quiera entrar en ese
mercado extraordinario", dice un especialista español citado por el
diario El País de Madrid.
El cerdo se convirtió en un signo de status
en la ascendente clase media china. Cada persona consumo algo más de 30
kilogramos por año, muy cerca de la Unión Europea donde el promedio es
de 32 kilos anuales. Y es el producto cárnico animal que más consumen
los chinos con mucha diferencia: casi tres veces más que la carne de ave
y más de 10 veces que el bovino.
Una escasez de cerdo sería una
hecatombe para muchos consumidores y es por eso que el gobierno del
premier Xi Jinping insiste en que la situación está bajo control y que
la epidemia está en retirada. Algo que desmiente la realidad: el 7 de
abril se conoció que había un foco de la enfermedad en el Tibet, el
extremo más occidental del país, con lo que se completa el mapa de todas
las provincias chinas afectadas salvo los territorios autónomos de Hong
Kong, Macao y la isla de Hainan.
Y hay un elemento económico adicional. Si se declara la emergencia por
la epidemia, el gobierno chino tendría que pagar a los productores hasta 180 dólares por cabeza perdida. Las autoridades locales no quieren ser vistas como las culpables de provocar semejante gasto y tratan de ocultar de cualquier manera los focos que aparecen en sus provincias.
En Europa, la preocupación es extrema por esta epidemia.
Ya hay antecedentes que provocaron crisis económicas graves. En 1957 un
avión procedente de las colonias portuguesas en África aterrizó en
Lisboa con restos de comida, entre ellos carne de cerdo, que fueron
arrojados a un arroyo.
A partir de este hecho comenzó en la península
Ibérica un brote de peste porcina africana que se extendió por los
países del sur europeo y llevó décadas erradicarlo. Esto provocó un duro
golpe para la economía española, ya que implicó el bloqueo a la
exportación de carne y derivados del cerdo durante muchos años,
especialmente en el mercado estadounidense.
En ese momento, la epidemia fue propagada por los jabalíes salvajes –de
la familia de los cerdos- que comieron la carne infectada. Y se teme
que este brote se expanda de la misma manera a través de los animales
que habitan en muchos bosques del Este europeo.
Ya se registraron casos
en Polonia, Alemania y los países bálticos. En Dinamarca, el primer
productor porcino europeo junto con España, por el momento no se
contabilizan casos, pero el gobierno ya está en alerta máxima.
En
Alemania los productores están pidiendo eliminar a unos 170.000 jabalíes
que pululan por los bosques de ese país.
Si este brote se convierte en
pandemia mundial, podría mermar la producción de carne de cerdo a escala
planetaria durante años, creando una crisis económica y alimentaria de
grandes dimensiones, asegura la Unión Europea en un informe.
Cerdos, jabalíes y cisnes negros. Una tríada zoológica que amenaza con
provocar una crisis económica global en esta Era de la Incertidumbre.
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