MURCIA.- El tronco de ciertas verduras como el brócoli suelen acabar en el
cubo de la basura, lo cual no deja de ser un enorme desperdicio. Ya sea
por costumbre o por desconocimiento, o ambos, pues muchas veces van
ligados, las recetas que preparamos a base de brócoli excluyen una parte
del alimento cargada de propiedades nutricionales. Convendría
incorporar en el recetario privado una indicación subrayada que recuerde
entre exclamativos: "¡El tronco no se tira!". Veamos el porqué.
Para empezar, los troncos o tallos conservan muchos de los nutrientes
que le han valido al brócoli el calificativo de 'superalimento'. Este
vegetal es rico en carbohidratos y proteínas, tiene mucha fibra y pocas
grasas y también es rico en vitaminas B1, B2, B6 C, K, A, calcio y
hierro.
Además de lo mencionado, el tronco del brócoli refuerza el sistema
inmunológico y puede ayudar a los diabéticos a eliminar los daños
causados en los vasos sanguíneos; unido a que además en el tronco se
encuentra una sustancia llamada sulforafano, un antioxidante fitoquímico
que tiene propiedades antiinflamatorias.
"Básicamente, el tallo del brócoli tiene las mismas propiedades que
puede tener la cabeza, aunque en menor intensidad", resume Cristina
García-Viguera investigadora principal del Laboratorio de Fitoquímica
del Departamento de Ciencia y Tecnología de Alimentos de CEBAS-CSIC, que
colabora de forma activa con la Asociación sin ánimo de lucro +Brócoli.
Subraya que al desperdiciar esta parte del alimento estamos malgastando
una importante fuente de nutrientes.
Junto a la motivación nutricional, cabe añadir en el listado de
razones un argumento medioambiental: según Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se
desperdician en el mundo 1.300 millones de toneladas de comida, un
tercio de la producción total. Este desperdicio tiene relación directa
con la vulneración del derecho a la alimentación de muchas personas.
Con
estas cifras en la mano, tirar a la basura el tronco del brócoli o
dicho de otro modo, desechar parte importante del alimento, es un acto
de cierta irresponsabilidad.
Éste no es el único motivo medioambiental para no tirar comida a la
basura. Hay cuatro puntos más.
Primero: el agua es indispensable para el
cultivo de alimentos, de modo que al desperdiciar vegetales o partes de
ellos también estamos derrochando agua. Segundo: los alimentos que no
consumimos generan metano durante su descomposición, y el metano
favorece el cambio climático. Tercero: la tierra que produce alimentos
desechados podría ser utilizada para cultivos más aprovechables. Y
cuarto: la producción de alimentos muchas veces acaba en deforestación
terrestre o en el agotamiento de la población marina. Se arrasan estos
ecosistemas para producir alimentos que terminan en el cubo de la
basura.
"Sobre todo hay que tener en mente dos cosas: el alimento orgánico no
se debe desperdiciar porque siempre puede tener una segunda vida en
forma de compost, y segundo y más importante, antes de derrochar de esa
manera siempre conviene hacer una compra más comedida", razona
García-Viguera.
"Normalmente compramos en exceso, y ese es el verdadero
problema, pues deberíamos comprar solo lo que realmente nos vamos a
comer".
La Asociación sin ánimo de lucro +Brócoli tiene como objetivo el
incremento del consumo de brócoli y de la concienciación con respecto a
sus efectos beneficiosos para la salud. Reúne a agricultores,
comercializadores, investigadores, nutricionistas, restauradores y a
todas aquellas entidades afines y personas interesadas en difundir las
bondades de esta crucífera catalogada como 'súper verdura' por el
CEBAS-CSIC.
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