Esta tarde se reúne el Consejo Ciudadano
Estatal de Podemos, al que sigue perteneciendo Errejón, para decidir si
Podemos pacta con Errejón. Parece que Errejón ha decidido no asistir,
cosa muy razonable, porque en caso contrario podría haber tenido que
firmar una resolución que establecería las condiciones en que tendría
que pactar consigo mismo o incluso que no procede que el partido de
Errejón pacte con Errejón.
Errejón
se desmarca electoralmente de Podemos porque entiende que hay que abrir
y ampliar, pero el primer gesto para abrir y ampliar consiste en
reenmarcarse en Podemos. Tal vez nos querrán vender a la postre un
acuerdo cuando en realidad lo que se ha producido es una ruptura. Y tal
acuerdo, en el supuesto de que se produzca, consistirá en que las cosas
vuelvan adonde estaban: es decir, Errejón con Podemos, aunque ahora
enfurruñados. ¿Es eso abrir y ampliar? ¿No es lo mismo, pero averiado?
El
siguiente paso sería sumar a IU, que ya estaba en el cesto en según y
qué demarcaciones. Por tanto, si IU se subiera a una plataforma
integrada por el grupo de Podemos sin Errejón más el Podemos de Errejón
seguiríamos sin abrir y ampliar, pues esto es lo que ya había.
Falta
Equo. Equo es un partido que saca sus buenos votos (insuficientes, no
obstante, para obtener representación) si se presenta en solitario, pero
al que sus potenciales votantes repudian si presta su denominación a
una coalición con los rojos.
Equo es el partido de descarte de la gente
pija: «Yo no entiendo de política» 0 «Todos los partidos son iguales»,
pero... «Como hay que votar, votaré a los verdes, que al menos protegen a
las tortugas y a los pajaritos». Pero si los verdes van con los rojos,
los pijos no los votan. O sea, Equo es una cáscara vacía, la patera de
López de Urralde a la que se suben, en provincias, algunos desubicados
de las siglas referenciales de la izquierda.
Unir,
a estas alturas, ya es reparar. Y no es posible reparar si la
'transversalidad' predicada por Errejón, que es lo que ha llevado a éste
a ir por libre respecto a Podemos, empieza por cerrarse en la ortodoxia
de ese partido y en la esencialidad de IU. ¿Cómo ampliar desde ahí?
¿Distanciarse para volver al lugar de partida?
En
realidad, tanto Podemos como IU tendrían que observar mejor a la
derecha. Los primeros no se han dado cuenta de que tras su Vistalegre II
vino un Vistalegre III, pero esta vez protagonizado por Vox, en la
misma plaza de toros y con similar parafernalia.
La unión de las siglas
de la izquierda, ya está comprobado, no suma en las urnas (generales y
andaluzas). Tal vez deberían aprender de la derecha, que, fraccionada
electoralmente, suma después en los Parlamentos. Que es, se supone, de
lo que se trata.
(*) Columnista
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