MURCIA.- El presidente de Coag Murcia, Miguel Padilla, destacó este jueves que el campo murciano ha sufrido este año una falta de mano de obra, especialmente en los meses de verano, donde faltaron unas 20.000 personas, que marcharon a su país, «lo que puso en peligro ciertas explotaciones» porque coincidió con la cogida de fruta.
Una
situación que no había pasado antes y que ya se ha regularizado «aunque
falta mano de obra casi constante».
En este sentido, al ser preguntado
por esta cuestión, hizo hincapié en que el 90 por ciento de los
trabajadores, sobre todo en el campo, son extranjeros.
Así lo señaló el
responsable de la organización agraria en la Región durante el balance
anual sobre la situación vivida por el sector agrario en 2018.
El
responsable de la organización agraria en la Región advirtió del recorte
de explotaciones de pequeños y medianos agricultores frente a grandes
productores, vista a diez años, con lo que «cada vez serán más inviables
y deficitarias» debido, entre otros factores, al incremento de costos
de producción, a la falta de agua o a la subida de combustible, como ha
ocurrido en 2018.
De tal forma, que «los grandes productores
aumentarán de forma agigantado el volumen de sus explotaciones mientras
el pequeño y mediano agricultor cada vez verá las suyas más recortadas y
tendrá mayores dificultades financieras, abocado a una situación no
deseada».
Así lo denunció Padilla, quien exigió a la Comunidad
Autónoma una política «que ayude y ampare a los pequeños y medianos
productores de la Región», con un «revulsivo» importante al
cooperativismo.
«No es posible que tengamos 500 o 600 reinos de taifas
de cooperativas pequeñas y estemos 500.000 vendiendo y dos comprando; es
una situación ilógica», resaltó.
En el balance anual sobre la
situación vivida por el sector agrario, Padilla aseguró que ha sido un
año de «incertidumbre» por muchos motivos pero especialmente ante la
falta de agua del trasvase del Tajo-Segura durante once meses, «que ha
imposibilitado planificar campañas con suficiente antelación».
Por
sectores, en algunas variedades de cítricos el año fue «desastroso»,
sin precio y con la cosecha sin recolectar, de hecho, el cierre de
campaña del limón fino se ha retrasado, «por estas fechas deberíamos
llevar más del 90 por ciento de la recolección y solo llevamos el 20% de
la producción por la falta de tamaño», siendo un año también desastroso
para las mandarinas Royaltis.
Además, ha sido un año malo con
precios bajos y grandes fluctuaciones para el sector del tomate. Se suma
la entrada de tomate del norte de África, «que está hundiendo los
precios, que no cubren los costes de producción». Un año de pérdidas
para la lechuga, que se ha vendido a 10 céntimos de media, por debajo de
costes, y con altibajos para la alcachofa.
Sobre el pimiento bola
pimentón, se ha incrementado la demanda bajo contrato pero la escasez
hídrica de la comarca del Guadalentín ha aumentado el gasto de agua
desalada disparando los costes de producción entre 35 y 62 céntimos de
media, «lo que hace inviable el futuro para el sector».
A lo que se suma
las importaciones procedentes de Chica/Sudáfica, «hundiendo los precios
y la viabilidad de nuestras producciones».
También fue un año
malo para frutales, habiendo determinadas mermas en producción, que en
el caso de la nectarina va del 40 al 50 por ciento de bajada de
rendimiento debido al pedrisco. Ahora mismo Coag alerta que existe una
gran incertidumbre respecto al futuro del sector.
En viñedo, ha
sido un año récord de precios a la baja y en el olivo, «vivimos un
hundimiento de los precios, motivado por la actuación de los grandes
operadores, que introducen aceites de terceros países».
Como datos
positivos, que la siembra del cereal «se está haciendo en muy buenas
condiciones gracias a las últimas lluvias», que el sector ganadero se ha
mantenido estable, que la cabaña ganadera española «tiene un magnífico
estado sanitario siendo España puntera en los controles sanitarios de
sus producciones», o una primera campaña de la cebolla buena, a pesar de
que la segunda en primavera-verano ha sido mala, con precios por debajo
de costes.
Otro punto
destacable del año, la fuerte siniestralidad, «2017 y 2018 serán años
récord en este sentido, lo que no es bueno». Además de ser un año con
una subida «espectacular» de los costos de la producción, de entre un 20
y 30 por ciento de los productos fitosanitarios y fertilizantes o la
subida de combustible, «lo que ha perjudicado seriamente a la economía
de las explotaciones».
En resumen, si la situación sigue tal cual,
en diez años «tenemos una reconversión total» de la agricultura y
ganadería, el PIB será igual o mayor que el de hoy, «pero quedarán pocos
agricultores pequeños y medianos, que pasarán a ser comisionistas,
integrados o tutelados», sin ser propietarios de su explotación o cabaña
ganadera.
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