Los monjes budistas de Tailandia
creen que su gato siamés es un ser iluminado, lo utilizan
como guardián de sus templos, y creen que toda alma humana que se
libera del ciclo de reencarnaciones tiene su última vida en forma de
gato. Por eso lo respetan como a un animal sagrado, igual que
en el antiguo Egipto.
En Tailandia hay monasterios que se dedican a cuidar gatos y hasta tigres mansos, porque todos los animales tienen un fondo de bondad y dejan de ser salvajes cuando se les trata con amor y respeto.
En Tailandia hay monasterios que se dedican a cuidar gatos y hasta tigres mansos, porque todos los animales tienen un fondo de bondad y dejan de ser salvajes cuando se les trata con amor y respeto.
Actualmente los animales huyen
del ser humano porque han sufrido todo tipo de vejaciones y
crueldades sin límite. Ya es hora de acabar con este genocidio.
Por eso pido a Dios todos los días la liberación de la
humanidad, de los animales y de la amada Madre Tierra
Gaia, la Pachamama.
En general, los
budistas veneran a los gatos porque los consideran ejemplo de
seres puros y meditativos, más iluminados que los seres
humanos porque no tienen ego, y esto se hallan también en
otras tradiciones espirituales. Pero cada gato tiene su carácter,
igual que cada ser humano.
Otros esoteristas creen justo
lo contrario, que el último eslabón de un alma antes de reencarnar
como ser humano es el gato. Gerardo Amaro dice que nuestros
ángeles de la guarda reencarnan en forma de gatos y perros para
estar más cerca de nosotros y regalarnos su amor incondicional.
Otros dicen que los extraterrestres de raza felina nos trajeron
los gatos como un regalo a la humanidad.
No sé quién lleva razón,
pero de lo que sí estoy seguro es de que considero a estos felinos
como seres mágicos, prodigiosos, maravillosos y benéficos
para el ser humano. No hace falta decir que amo a los gatos, pero
también amo a los perros, a los elefantes, a los
delfines y a las ballenas, entre otros muchos, porque todos ellos
son seres muy evolucionados y aliados de la humanidad y de la
Madre Tierra Gaia.
AMOR INCONDICIONAL
Para mí no son animales, sino
angelitos que irradian amor incondicional constantemente.
Cuando miro a los ojos a un gato me pregunto cómo alguien podría
ser capaz hacer daño a un ser tan lindo. El gato es mucho más que
un animal, es un ser mágico con mucha evolución espiritual,
que protege contra el mal.
El perro es guardián
físico y el gato es guardián espiritual, que protege de seres y
energías negativas del mundo astral. Hay perros que han dado la
vida por sus amos, pero también hay gatos que han hecho lo mismo
al sobrecargarse de energía negativa para proteger a sus amos
enfermos. El perro se sienta siempre en un lugar de energía positiva
del hogar, y el gato en un lugar de energía negativa para
transformarla. Cuando enfermamos, el gato y el perro se colocan
por instinto en la parte del cuerpo que nos duele para acelerar la
curación. Son sanadores prodigiosos. En el antiguo Egipto se
utilizaba el olfato del perro para diagnosticar enfermedades.
Por algo los egipcios adoraban
a los gatos, porque los consideraban guardianes de las puertas del
inframundo y protectores contra los demonios, al tiempo que
atraen bendiciones y buena suerte a cualquier hogar, hasta el
extremo que matar a un gato estaba penado con la muerte. También las
civilizaciones precolombinas tenían dioses felinos y gatunos.
La supuesta extraterrestre
pleyadiana Swaruu de Erra, cuya sabiduría es prodigiosa, dice
que ellos también tienen gatos caseros pero no perros, porque -según
ella- el perro es una creación artificial humana hecha a través
de cruces genéticos del lobo.
COMPAÑÍA DIVINA
Cualquier artista, escritor o
intelectual que se precie suele tener un gato de compañía, y yo no
soy una excepción, porque tengo dos gatitas preciosas a las que
considero mis hijas. Cuentan que Jesús de Nazaret tenía dos
gatos, y que el profeta Mahoma tenía varios, y que
siempre daba sus sermones abrazado a su gata Muesa, que era su
favorita, y hasta el Dalai Lama tiene varios gatos.
Muy pocos saben que la
civilización no habría sobrevivido sin
la presencia de los gatos, ya que protegían los graneros que
guardaban la cosecha, al tiempo que evitaban la proliferación
incontrolada de ratas y ratones. Por eso el gato doméstico siempre
ha sido un gran aliado de la humanidad, igual que el perro.
La falta de este conocimiento
produjo el exterminio de los gatos en la edad media, y lo pagaron muy
caro, ya que una epidemia de ratas trajo consigo la peste negra,
que casi acaba con toda la humanidad. En todas las tradiciones se
considera que matar a un gato trae mal karma, mala suerte y
desgracia para la persona.
Los gatos negros no tienen
nada de malignos, como creen algunos. Precisamente son los que
tienen una energía más poderosa que el resto de sus
congéneres, y por supuesto son encantadores. No dan mala suerte,
sino buena suerte, como me han testificado algunas personas.
¿POR QUÉ ODIAN A LOS
GATOS?
Toda la vida me he preguntado
cómo puede haber personas que sientan una aversión instintiva
hacia un animalito tan inofensivo como el gato doméstico, sin ningún
motivo racional, y creo haber hallado una respuesta:
A nivel cósmico, los
felinos son enemigos naturales de los reptiles, por lo que
las personas con una fuerte genética reptiliana los sienten como
enemigos, e incluso ejercen violencia contra ellos. ¿O será que
tienen genes ratoniles?
Si les molestan que los gatos
se coloquen en un lugar, pulvericen vinagre como repelente, pero
nunca lejía porque les atrae el olor a cloro. La limpieza la pueden
hacer con amoníaco.
Las personas que desprecian
a los gatos, ignoran el valor que tienen estas
criaturas. ¿Se han fijado en la elegancia que tienen al
caminar o al hacerse una rosca, y en la pulcritud que tienen
cuando se lavan con su saliva bactericida y antibiótica?
TENGAN COMPASIÓN POR
FAVOR
Un gato puede ser callejero,
pero es mucho más feliz cuando está integrado en un hogar, porque
son muy caseros. Las actuales comunidades de vecinos no son
conscientes del bien que hacen los mininos al mantener bajo control
la proliferación de ratas y ratones, y muchos gatitos se hallan
famélicos porque nadie les da de comer.
Yo lo hago cada vez que puedo,
y ello me produce una gran satisfacción espiritual, a pesar de que
mis vecinos británicos me llama un “cat-man” u hombre-gato.
Muchos olvidan que el ser humano fue creado para cuidar de los
animales y de la naturaleza y no para dañarlos.
Todos los pueblos y
ciudades están llenos de animales famélicos y abandonados
ante la indiferencia de los vecinos y la única solución que
ofrecen los ayuntamientos es envenenarlos o meterlos en cámaras de
gas. ¿Quién les endureció el corazón hasta tal extremo? En los
países más avanzados se preocupan de buscarles adopción, o de
protegerlos en refugios de animales en lugar de sacrificarlos.
En realidad no son animales
sino personas, mucho mejores personas que la mayoría de la
gente, porque lo dan todo a cambio de nada, pero la mayoría
de los ciudadanos viven indiferentes con el corazón apagado,
pendientes del fútbol o del teléfono móvil.
Si quieren acelerar su
evolución espiritual ayuden a las personas y a los animales, que
también son personas, y les aseguro que se sentirán muy bien
de hacer una buena obra, y además se honrarán a sí mismos,
porque todos somos hijos del mismo Creador y por lo tanto hermanos.
San Francisco de Asís transmitió este mismo mensaje, pero
casi nadie lo entendió.
SATANISMO INFAME
Lo que considero horrible y
satánico es disfrutar con la muerte de un animal,
como en la caza deportiva o en los toros. ¡Qué ser tan hermoso, el
toro, tan lleno de energía! ¡Y qué muerte más infame le dan en
las corridas! Las tribus indígenas cazaban, pero sólo para
alimentar a su familia, y no disfrutaban con ello. Incluso pedían
permiso al alma del animal antes de sacrificarlo.
Soy un ‘animalista’, como
dicen algunos, y trato de no comer carne, porque me duele el
sufrimiento de seres inocentes, igual que la desaparición de
niños. ¿Qué delito han cometido los animales o los
niños secuestrados, para que los condenemos sin juicio a la pena de
muerte? Estoy seguro de que los mataderos desaparecerán en la
nueva era de la humanidad, como corresponde a civilizaciones
avanzadas, y de que aprenderemos a alimentarnos del reino vegetal.
Toda creación divina es
perfecta, y Dios creó al ser humano para cuidar de los animales y
de la naturaleza, no para matar a los animales ni para destruir a
la naturaleza. Por ejemplo, cazar a un elefante es un crimen de
lesa humanidad, y la caza del zorro, tradicional de Inglaterra,
era pura crueldad, como la caza del tigre de Bengala en la India.
¡Qué ser tan hermoso el tigre!
¡Cuiden de los gatos por
favor! No hacen daño a nadie y son seres benéficos y amorosos
que están más conectados que nosotros con los ángeles y con la
Fuente Universal de la Creación Original. Son criaturas de Dios.
(*) Periodista
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