Decía este sábado Pepe Oneto, un veterano periodista de Madrid y
cronista en medios españoles y catalanes relevantes durante la
Transición, que si para que el gobierno de España celebre un Consejo de Ministros en Barcelona tiene que movilizar a 9.000 policías entre mossos, guardias civiles y policías, significa que el Estado ha perdido la partida.
Oneto está en el extremo opuesto al independentismo pero es una voz
escuchada por algunos sectores políticos y atesora una enorme
experiencia.
No es la única persona en Madrid que se lleva las manos a la cabeza
tanto por el empecinamiento de Sánchez por celebrar el Consejo de
Ministros en un espacio como la Llotja de Mar, que es
una auténtica ratonera para una actuación policial, como por el enorme
dispendio económico que supondrá el operativo policial. Todo ello unido a
la incomodidad que supondrá para la vida ciudadana un acto innecesario a
caballo entre el final del curso escolar y el inicio de las vacaciones
de Navidad.
Unos 9.000 policías, que es lo que el Ministerio del
Interior señala que serán necesarios para evitar incidentes, son
muchísimos policías. Para hacernos una idea, en la jornada de mayores
movilizaciones en París de los chalecos amarillos hace ahora
una semana, las autoridades blindaron la capital francesa con unos 8.000
policías.
En Madrid, para la Copa Libertadores de fútbol, un
acontecimiento de alto riesgo después de la violencia de las dos
aficiones en Buenos Aires, el número de efectivos de todo tipo ―la gran
mayoría, policías y vigilantes privados de seguridad― ascendió a 4.000.
En Barcelona, más del doble para intentar impedir las concentraciones
que ya han sido convocadas para protestar contra las actuaciones del
gobierno español.
El Estado trata de mantener una apariencia de normalidad con el
Consejo de Ministros en Barcelona mientras a ojos de todo el mundo la
obra de cartón piedra que trata de representar salta en mil pedazos. La
Zarzuela canceló a mediados de septiembre cualquier visita de Felipe VI a
Barcelona después de que ningún miembro del Govern le acompañara en la
inauguración de un salón en el recinto ferial.
Aquello fue el 17 de
septiembre. Pedro Sánchez visita Barcelona por primera vez desde que es
presidente del Gobierno y necesita 9.000 policías. El 80% de los
catalanes, en un porcentaje inamovible, siguen reclamando desde hace
varios años un referéndum pactado al gobierno español. Y
los principales partidos españoles, con el Rey a la cabeza, siguen
escondiendo la cabeza debajo del ala.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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